Desde el 23 de diciembre varios cientos de, refugiados reconocidos por la O.N.U. solicitantes de asilo y inmigrantes, subsaharianos con permanencia en Marruecos desde hace bastante tiempo han sido detenidos en Rabat por la fuerzas de seguridad y llevados a la frontera argelina en la región de Oujda (frontera terrestre oficialmente cerrada entre Argelia y […]
Desde el 23 de diciembre varios cientos de, refugiados reconocidos por la O.N.U. solicitantes de asilo y inmigrantes, subsaharianos con permanencia en Marruecos desde hace bastante tiempo han sido detenidos en Rabat por la fuerzas de seguridad y llevados a la frontera argelina en la región de Oujda (frontera terrestre oficialmente cerrada entre Argelia y Marruecos). Cerca de 400 personas, incluidas mujeres y niños. Los documentos de estas personas fueron frecuentemente confiscados o destruidos por las fuerzas del orden. Estas operaciones se acompañaron de maltratos policiales, en particular, aporreamientos, heridas y humillaciones. También fueron victimas de las redadas mujeres embarazadas y mujeres con niños de corta edad. El número de víctimas podía considerarse entre 380 o 400.
La Asociación Elin al tener noticias, por los mismos afectados de estos acontecimientos, el día 26, un grupo nos dirigimos a Rabat para conocer lo que estaba pasando y ofrecerles nuestra ayuda. En Rabat nos pusimos en contacto con algunos de ellos, y ante la desesperada situación que estaban viviendo los que se encontraban en Oujda, decidimos partir hacia allí. Nos acompaña un refugiado de Costa de Marfil presidente de los refugiados costa marfileños en Rabat que conoce muy de cerca la situación ya que el también en veces anteriores ha sido deportado al desierto.
En el campus universitario de Oujda, nos encontramos con un grupo numeroso, su aspecto y sus rostros manifestaban todo el sufrimiento físico y psicológico vivido, la mayoría congoleses y costa marfileños, también nigerianos y malián, algunos ya los conocíamos de otras deportaciones y nos cuentan como fue la deportación., además de pedirnos con insistencia que hagamos llegar ante los organismos competentes como están siendo violados sus derechos y pisada su dignidad.
Estas son sus palabras:
«Nos detuvieron en nuestras casas de madrugada, nos llevaron a la comisaría y después fuimos transportados en autobuses a través de todo Marruecos, a lo largo de 12 horas. Nos introdujeron en el desierto en territorio argelino y fuimos abandonados, por grupos de algunas decenas en distintos puntos, separados de varios kilómetros, a lo largo de la frontera marroquí-argelina no lejos de la ciudad de Oujda.
Bajo la amenaza de tiroteos de fusiles en el aire, nos fueron obligando las fuerzas marroquíes a avanzar hacia Argelia y luego fuimos también rechazados por las fuerzas argelinas también con tiroteos de fusiles en el aire. Después de diez horas de calvario entre los dos ejércitos, la mayoría de nosotros pudimos volver a las afueras de Oujda cerca del campo de la universidad y de un bosque vecino.
Muchos de nosotros llegamos en un estado lamentable, heridos por caminar de noche sin ropas adecuadas, sin nada para protegerse, asustados por los tiros en el aire del ejército marroquí para obligarnos a penetrar aún más en territorio argelino y hostigamiento de las fuerzas de seguridad Argelinas para impedir que entráramos en territorio argelino. En estos momentos de confusión, algunos se perdieron y esto dio lugar a que varias mujeres fueran violadas, dos embarazadas.
Desde que llegamos dormimos fuera (las noches son frías en Oujda), solo algunos los mas vulnerables como enfermos mujeres y niños pudieron ocultarse bajo techo y albergarse y protegerse del control policial y del frio.
Llevamos aquí cinco días y la policía se niega a dejarnos volver a Rabat donde tenemos algunos amigos que nos pueden ayudar, ya que nos hemos quedado sin nada. Mientras tanto, entre nosotros aumenta el desanimo, la impotencia y se multiplican las enfermedades, debido al sufrimiento la inseguridad y la falta de medios ya que todos estamos muy debilitados y abatidos.»
Nos cuentan que tres mujeres fueron violadas entre ellas una joven congoleña, embarazada de cinco meses, acababa de perder su bebé. Hospitalizada urgentemente, se negaba a hablar, su estado general es bastante preocupante por el estado de choc en que se encuentra.
Esto demuestra, una vez más, que son las mujeres las que sufren de manera más dura la represión y la discriminación.
Médicos sin Fronteras y algunas organizaciones humanitarias les suministran algunos medicamentos, plásticos, mantas y comida pero es insuficiente. Sin embargo lo mas dramático de todo es la inseguridad que viven, puesto que en cualquier momento, la situación de la deportación al desierto puede volver a repetirse.
Nos encontramos también con el grupo de mujeres con niños acogidas en una iglesia de Oujda, que fueron deportadas al desierto con sus hijos de apenas un año. Los niños y sus madres son testimonios fuertes de la crueldad y la injusticia de esta sociedad en la que vivimos que es capaz de torturar y matar indiscriminadamente, con tal de mantener su bienestar y consumismo.
La Asociación Elin Invita a todas las organizaciones, asociaciones, grupos y personas a firmar y difundir este documento a los organismos competentes.