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Batalla unionista por la bandera británica en Belfast

Fuentes: Gara

Las banderas siempre han tenido un significado especial en el norte de Irlanda. Los colores de los bordillos de las aceras identificaban la barriada como unionista -azul, blanco y rojo, por la bandera británica- o nacionalista -naranja, blanco y verde por la bandera irlandesa-. Si en la republicana Falls Road ondeaban banderas palestinas, en las lealistas Shankill o The Markets se izaban las israelíes. Y la última batalla en el norte de Irlanda se centra, precisamente, en las banderas.

Todo se inició en la noche del lunes, cuando los concejales del Ayuntamiento de Belfast votaron por una mayoría de 29 a 21 el que la bandera británica, la Union Jack, dejara de ondear los 365 días del año en los edificios municipales. La reacción de la comunidad lealista y protestante ha sido virulenta, y el foco de su enfado es el Partido de la Alianza, ya que los votos de sus concejales se unieron a los de Sinn Fein y el SDLP que fueron los promotores de la moción.

Los concejales del Partido de la Alianza son claves en la toma de decisión en el ayuntamiento de Belfast, y su oposición a la moción era clave para la derrota de esta. Sin embargo, los concejales negociaron con los partidos nacionalistas la posibilidad de que la bandera británica ondeara en fechas importantes del calendario británico, lo cual es evidentemente insatisfactorio para lealistas y unionistas.

Ya en el pasado, el apoyo de este mismo partido, el único que se ha abstenido a definirse en las demarcaciones identitarias de una comunidad u otra, le valió a Sinn Fein la obtención de la alcaldía de Belfast al republicano Alex Maskey, el primer alcalde de Sinn Fein en la historia de la ciudad.

En la noche del lunes, su apoyo a la retirada de la bandera de los edificios públicos en fechas que no sean señalada, le ha costado ataques contra una oficina en Carrickfergus, en el condado de Antrim, en la noche del miércoles, que fue incendiada por un grupo de lealistas, al tiempo que las viviendas de dos de sus concejales en Bangor fueron atacadas. Así mismo, la oficina de Stephen Farry, ministro del Partido de la Alianza en el ejecutivo de Belfast, estuvo a punto de ser incendiada.

Desde la noche del lunes, 19 policías han resultado heridos en incidentes asociados con las manifestaciones, y siete personas han sido detenidas. Las acciones de los lealistas han sido criticadas desde la mayoría de las instituciones y partidos políticos norirlandeses. El jefe de la policía norirlandesa, Matt Baggott, criticó la violencia que una vez más ha caracterizado las protestas lealistas, y ya ha advertido de que examinaran en detalle si los grupos paramilitares lealistas han orquestado las acciones de los manifestantes.

«Claramente hay paramilitares involucrados, algunos de manera individual, otros con sus comunidades, pero vamos a examinar cuidadosamente para ver si existe una conspiración o cierto nivel de orquestación», advirtió el jefe de la policía.

«El lealismo o la adhesión a una bandera no puede ser excusa para eludir el compromiso con la democracia», afirmó Baggott, quien denunció «el uso de la violencia y el gamberrismo para afirmar la voluntad de la gente vulnerando la legalidad. Les pido que reflexionen, hay demasiado en juego para el futuro y para el aquí y ahora».

Reacciones políticas

De forma similar se manifestó el líder del Partido de la Alianza, David Ford, que detenta el cargo de ministro de Justicia en el gobierno norirlandés, y que describió los ataques como un «asalto contra la democracia». «Hay algunas personas que han usado las redes sociales para publicar mensajes que representan la incitación al odio, la incitación a cometer delitos como incendios, y todo ello se está investigando», dijo el ministro, que ha requerido una reunión de la Asamblea de Belfast para discutir los ataques. Esta petición ha sido apoyada por el diputado del SDLP Pat Ramsey y dos representantes del Partido Unionista del Ulster, Basil McCrea y John McCallister.

El viceprimer ministro irlandés, el republicano Martin McGuinness, ha denunciado las protestas como un ataque contra la decisión democrática del ayuntamiento de Belfast, y exigió a los políticos unionistas que pidieran el fin de las protestas.

Sin embargo, la reacción del partido unionista mayoritario, el DUP, ha sido un tanto contradictoria. Si el líder del partido y primer ministro norirlandés, Peter Robinson, se hacía eco de la petición de McGuinness y pedía el fin de las protestas, el diputado Sammy Wilson acusó al partido de la Alianza, Sinn Fein y SDLP de lo ocurrido.

«Sinn Fein y el SDLP han azuzado el fuego sectario en los últimos meses (…) y el Partido de la Alianza debería haber sabido que ayudarles iba a crear un problema», afirmó Wilson.

Y claramente, las acciones de los lealistas les han valido un aprobado en el seno del DUP, ya que el ministro de sanidad norirlandés, el unionista Edwin Poots, ya ha anunciado la intención de su partido de revisar la presencia de la bandera británica en Stormont, para así contrarrestar su ausencia en el ayuntamiento de Belfast.

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