Tras 123 años, Bélgica cierra su embajada en La Habana y lo justifica como una ‘reorientación’ en tiempos turbulentos. Quien ve más allá de la niebla diplomática observa una ruptura con la política anterior y una sumisión ante Washington.
Fue como un rayo caído del cielo. El viernes 14 de noviembre por la mañana se anunció en las noticias que la embajada belga en La Habana iba a cerrar. Maxime Prévot, ministro de Asuntos Exteriores, formula la decisión de la siguiente manera: “Las guerras comerciales y arancelarias nos obligan a revisar nuestra red de socios y a diversificar nuestro alcance e influencia. (…) Los conflictos armados están aumentando, llegan a las fronteras de Europa y provocan una reorientación profunda de varios sectores económicos estratégicos. A nivel mundial, la cooperación al desarrollo se enfrenta a recortes, lo que nos obliga, además de a factores geopolíticos, a revisar nuestra forma de trabajar”.
Las relaciones se enfrían
Bélgica tiene una embajada en Cuba desde 1902. Cuba es un destino turístico popular entre los belgas. En el ámbito político, las relaciones entre Bélgica y Cuba siempre han sido abiertas y respetuosas. Esto contrasta con otros países europeos que tradicionalmente siguen la línea de Estados Unidos.
Bélgica lleva muchos años desempeñando un papel positivo en el mantenimiento y la mejora de las relaciones diplomáticas entre la Unión Europea y Cuba. Así, nuestro país mantuvo sus buenas relaciones con La Habana, incluso cuando la UE adoptó en 1996 una posición común con respecto a Cuba que vinculaba la cooperación a la ‘democracia y los derechos humanos’, según criterios occidentales por supuesto. En realidad se trataba de una maniobra de la derecha para, además del bloqueo estadounidense, ejercer presión también en Europa sobre las relaciones con Cuba.
Esta posición común fue retirada formalmente en diciembre de 2016 y sustituida por el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre la UE y Cuba (EU-Cuba Political Dialogue and Cooperation Agreement o PDCA). El PDCA sigue hablando de derechos humanos y democracia, pero garantiza una cooperación más estrecha en ámbitos como el comercio y el desarrollo. Bélgica fue un gran promotor del PDCA, lo que le valió una colaboración privilegiada con La Habana.

La buena cooperación entre Bruselas y La Habana se tradujo, entre otras cosas, en el apoyo a ONG, organizaciones culturales y universidades que desarrollan proyectos conjuntos. Por ejemplo, existe una cooperación universitaria duradera y floreciente entre las universidades cubanas y el VLIR (Consejo Interuniversitario Flamenco).
Otro buen ejemplo es la ‘Semana Belga’ cultural que se celebra anualmente en La Habana, cuya vigésima edición tuvo lugar del 5 al 14 de noviembre de 2025. Es evidente que todo esto se verá afectado por el cierre de la embajada belga en ese país.
La desaparición de la embajada dificulta cualquier trámite administrativo que deban realizar los belgas que residen en Cuba y los cubanos que viven en Bélgica. Además, la embajada belga en La Habana también se encarga de las relaciones con Haití y la República Dominicana, así como de las relaciones entre Luxemburgo y Cuba.
Tras los pasos de Estados Unidos
No puede ser una coincidencia que el mismo día en que el ministro de Relaciones Exteriores Prévot anunciara la reorganización del panorama diplomático belga, apareciera también una publicación en X en la que alababa la amistad belga-estadounidense.
Cito textualmente: “La amistad entre Bélgica y Estados Unidos es profunda, sincera y duradera. Está arraigada en una historia caracterizada por el coraje y la solidaridad. Esa historia sigue inspirando nuestra asociación hoy en día, ahora que afrontamos juntos los retos de un mundo en constante cambio”.
Probablemente exista una relación entre el bloqueo económico, financiero y comercial cada vez más estricto de Cuba por parte de Estados Unidos y la retirada de nuestro embajador en La Habana. Hoy en día es prácticamente imposible comerciar con Cuba de forma normal. Los pagos internacionales son casi imposibles desde que Estados Unidos incluyó a Cuba en su lista de países que apoyan el terrorismo.
Nuestros bancos se limitan a cumplir las sanciones de Estados Unidos y rechazan cualquier transferencia que sospechen que va destinada a Cuba o está relacionada con este país. Lo hacen a pesar de que con ello infringen tanto la normativa europea como la legislación belga.
Por su parte, el Gobierno no tiene intención de hacer nada al respecto. Así se desprende de la respuesta del ministro competente, Jambon, a las preguntas parlamentarias de Els Van Hoof (Partido Demócrata Cristiano) y Meyrem Almachi (Partido Verde). El resultado es que, desde el punto de vista comercial, los empresarios belgas «no tienen mucho que ganar» de esta manera.
Esa «amistad» con los Estados Unidos también se refleja en la reanudación de las relaciones diplomáticas con Siria, tras una interrupción de trece años, justo después de la visita del antiguo yihadista y actual presidente sirio Ahmad al-Sharaa a la Casa Blanca. Bélgica anuncia que volverá a enviar un embajador a Siria, a pesar de que la situación de los derechos humanos del nuevo régimen sirio es, por decirlo de manera suave, controvertida.
Se cierra la embajada en Cuba y se abre la de Siria. Eso dice mucho. Además, el cierre de la embajada belga en La Habana se produce en un momento en que Estados Unidos está iniciando una verdadera escalada militar en el mar Caribe, frente a las costas de Venezuela. El secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció el 13 de noviembre una gran operación militar denominada ‘Operación Southern Spear’.
Con esta ‘Operación Lanza del Sur’, Estados Unidos quiere “defender la patria y eliminar a los narcoterroristas”. En el marco de esa ‘guerra contra las drogas’, se encuentra ahora allí el buque de guerra más grande del mundo, el USS Gerald R. Ford. Tiene un tamaño aproximado de tres campos de fútbol y tiene capacidad para 4500 tripulantes y 75 aviones de combate y helicópteros.
Este portaaviones se une a la flota de siete buques de guerra y un submarino nuclear que ya se encuentran allí desde agosto. Desde septiembre, Estados Unidos ha llevado a cabo al menos veinte ataques contra embarcaciones en el mar Caribe. Al menos 80 personas han perdido la vida en estos ataques.
Según Estados Unidos, se trataría de narcotraficantes, pero aún no han aportado ninguna prueba al respecto. Según Colombia y Venezuela, se trata de barcos pesqueros civiles.
Señal equivocada
El 9 de noviembre de 2025 la UE y los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) firmaron una declaración final en la que ambos bloques confirman a América Latina y el Caribe como ‘zona de paz’. Esto significa que los conflictos se resuelven mediante la mediación y sobre la base del derecho internacional. La declaración final hace referencia explícita a la situación en el mar Caribe.
Evidentemente, el cierre de la embajada en La Habana es una señal equivocada en un momento en el que deberíamos reforzar nuestras relaciones internacionales en el marco de la protección de la paz en la región.
Al alinearse más con los Estados Unidos, se nota cómo el partido N-VA (Nueva Alianza Flamenca), imprime su sello derechista en este gobierno.
Katrien Demuynck es miembro del capítulo belga de la Red de Intelectuales y Artistas en defensa de la humanidad.
Texto original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2025/11/17/belgische-knieval-voor-washington-ambassade-in-cuba-dicht-na-123-jaar
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


