Acostumbra a decir que está deseando presentarse delante de los jueces y sin embargo parece todo lo contrario. De hecho, ya no se molesta ni en disimularlo. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, estaba citado a las nueve de la mañana de ayer por la sección primera del Tribunal de Milán para la reapertura del […]
Acostumbra a decir que está deseando presentarse delante de los jueces y sin embargo parece todo lo contrario. De hecho, ya no se molesta ni en disimularlo. El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, estaba citado a las nueve de la mañana de ayer por la sección primera del Tribunal de Milán para la reapertura del juicio por el caso Mediaset, el primero de los cuatro procesos que le esperan este mes y principios del que viene. Pero no apareció.
La diferencia es que esta vez sus abogados ni siquiera justificaron su ausencia aduciendo un hipotético problema de agenda. «Yo quería ir pero me han aconsejado no hacerlo», dijo Il Cavaliere precisamente en Milán, durante un encuentro con los militantes de su partido, el Pueblo de la Libertad. El primer ministro fue declarado en «contumacia» por la sala, es decir, en rebeldía. Pero eso es sólo un pequeño pecado a añadir en su hoja de servicio.
Lo más probable es que sus abogados, Piero Longo y Niccolò Ghedini, le pidieran no acudir por una cuestión de imagen. Periodistas, cámaras y fotógrafos se agolpaban a primera hora de la mañana en las puertas del tribunal y después del caso Ruby, en el que está imputado por abuso de poder y prostitución de menores, a Berlusconi lo que menos falta le hacen son más portadas embarazosas en los periódicos de medio mundo.
El juicio por el caso Mediaset comenzó en 2006. El mandatario está imputado por apropiación indebida, fraude fiscal y falsificación de cuentas tras la compra de los derechos televisivos y cinematográficos de un paquete de películas estadounidenses para el periodo 1994-1999. Según la acusación, Fininvest, una de las filiales del grupo mediático del primer ministro, adquirió esos derechos a un precio desorbitado con el propósitode engañar al fisco italiano.
Según la Fiscalía, el procedimiento fue el siguiente: antes de que Fininvest se convirtiera en la propietaria definitiva de los derechos, varias empresas en el extranjero, cuya propiedad es atribuida al propio Berlusconi, fueron protagonistas de una cadena de compraventa ficticia en la que el precio por el traspaso del paquete televisivo era cada vez más alto. La diferencia entre el precio inicial de las películas y el que finalmente abonó Fininvest es de 470 millones de euros, que, según los fiscales, no fueron declarados y acabaron en cuentas bancarias en paraísos fiscales.
No obstante, en estos más de cuatro años, el juicio ha sido interrumpido en dos ocasiones gracias a las artes jurídicas de Il Cavaliere. La primera vez fue en 2008, tras la aprobación del llamado Lodo Alfano, una ley diseñada por el ministro de Justicia Angelino Alfano que impedía juzgar a los cuatro cargos más importantes del Estado italiano. La medida fue declarada inconstitucional en octubre del mismo año por el Tribunal Constitucional, y entonces se reanudó el proceso.
Legítimo impedimento
En 2010, el ministro Alfano ideó la ley del Legítimo Impedimento, una norma por la que el primer ministro se podía ausentar de los juicios por problemas de compatibilidad con su agenda institucional, lo cual provocó de nuevo la interrupción del proceso por el caso Mediaset. El Constitucional también anuló esta medida de blindaje a principios de enero, aunque fue de manera parcial, ya que ahora queda en manos de los jueces la decisión sobre si el primer ministro está realmente demasiado ocupado como para no asistir al juicio.
Ghedini y Longo repasaron ayer con los magistrados el que será el calendario del proceso. En principio, la próxima vista está programada para el 11 de abril y la defensa está obligada a presentar la relación de testigos que piensan llamar a declarar y las preguntas que propondrán antes de finales de este mes.
A la salida de la sala, Ghedini dijo que «es probable que Berlusconi acuda ese día», pero se quejó de que los cuatro juicios sean casi correlativos. El próximo sábado, el mandatario está citado para la audiencia preliminar del caso Mediatrade, una ramificación de la trama Mediaset, también relacionado con derechos televisivos. Para el 11 de marzo, se retoma el caso Mills, en el que Berlusconi está imputado por sobornar al abogado británico, David Mills, para que testificara a su favor en otros dos procesos. Por último, el 6 de abril comienza el caso Ruby.
Los abogados de Il Cavaliere se ven capaces de «ganar los cuatro» juicios ya que como el propio Ghedini recordó, «son ya 13 años que asistimos a Berlusconi y nunca ha sido condenado».