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Los socios del primer ministro amenazan con hacer caer el Gobierno si pierde su principal bastión

Berlusconi se juega su futuro político a una sola carta: Milán

Fuentes: Público

Cualquiera podría pensar que algo falla, cuando 13 millones de personas están llamadas a las urnas y a las 19.30 horas de la tarde de ayer la noticia que abría la mayor parte de las páginas web de los principales medios italianos era la presunta agresión sexual del presidente del Fondo Monetario Internacional a una […]

Cualquiera podría pensar que algo falla, cuando 13 millones de personas están llamadas a las urnas y a las 19.30 horas de la tarde de ayer la noticia que abría la mayor parte de las páginas web de los principales medios italianos era la presunta agresión sexual del presidente del Fondo Monetario Internacional a una camarera de un hotel en Nueva York. De hecho, por la mañana, los números eran desmoralizadores. En conjunto, un 1% menos de participación que en las anteriores elecciones. Y en ciudades como Bolonia, una diferencia del 15%.

Aunque todo cambió a última hora, cuando las cifras del Ministerio de Interior apuntaban a una participación un 2% más alta. Los colegios electorales de 1.310 ayuntamientos y nueve provincias de Italia decidirán hasta las tres de la tarde hoy, lunes, quiénes son sus nuevos gobernantes .

Pero no se trata sólo de un veredicto a nivel local. Ha sido el propio primer ministro, Silvio Berlusconi, el que se ha encargado de darle a estas elecciones la importancia de unas generales, presentándose en las municipales de Milán como cabeza de lista con la coalición entre el Pueblo de la Libertad y la Liga Norte, sin optar a ningún puesto.

Il Cavaliere necesita votos para contrarrestar la fuerza de los cuatro juicios que tiene abiertos y, en especial, para eliminar el efecto de indignación que el último de ellos, el caso Ruby, en el que está imputado por prostitución de menores y abuso de poder, ha tenido en la sociedad. Y en la capital lombarda está la clave de todo, porque es el templo del berlusconismo por excelencia y cederla a la izquierda sería una derrota a nivel nacional. «Es impensable que Milán no esté gobernada por nosotros» , dijo ayer el primer ministro a mediodía, cuando depositó su papeleta en el colegio Dante Allighieri. A esa hora había votado sólo el 15%, pero a las siete de la tarde lo había hecho ya el 43%, dos puntos por encima de las elecciones anteriores.

La tendencia se repitió en casi todas las principales localidades llamadas al voto. En Turín, había votado el 36,16%, cinco puntos por encima con respecto a los anteriores comicios.

Y hasta en Nápoles, donde las encuestas hablaban de un 40% de abstención por la frustración de la ciudadanía provocada por la enésima crisis de la basura, había votado un 32,14% con respecto al 30% anterior. Sólo Bolonia, con una caída del voto de un 15%, dio la campanada.

El mejor ejemplo de lo que está en juego en estas elecciones es el nombre de la escuela milanesa en la que votó Berlusconi. Es la paradoja de lo que es Italia hoy. Un país que se debate entre el mayor patrimonio cultural de Europa o las velines y la corrupción como emblema. Un país en el que el primer ministro está citado en los juzgados cada lunes y no pasa nada. De hecho, si la candidata de Berlusconi a la alcaldía, Letizia Moratti, ganara , mucho de esto no cambiaría y se podría alargar sine díe.

El primer objetivo de Il Cavaliere es esa alcaldía, como voto moral ante la oposición de izquierdas, que una vez más no habría sido capaz de convencer a la gente de la necesidad de un cambio de rumbo. También sería interpretada como una victoria ante la magistratura, a la que Berlusconi acusa de perseguirle con el único fin de «subvertir la voluntad popular».

Pero ante el resto de Italia, el voto tendría aún más importancia, ya que el primer ministro renovaría la credibilidad ante su socio de Gobierno, la Liga Norte, que ya se ha dicho dispuesto a reclamar su cabeza si la oposición ganara en Milán. Por último, subyace una de las sombras que siempre han perseguido a Berlusconi: la presidencia de la República como refugio ante sus problemas con la Justicia.

Objetivo en 2013

Las cuentas de Il Cavaliere giran en torno a la idea de que ganando estas elecciones podrá terminar los dos años de legislatura que le quedan. En 2013, Giorgio Napolitano, actual presidente de la República, dejará su cargo, y Berlusconi podría verse tentado a optar al puesto, con el que se aseguraría total impunidad ante la Justicia durante cinco años más. Para entonces, todos sus juicios habrán prescrito y estará a salvo .

¿Lo permitirán los italianos? Mañana se sabrá. Desde que estallara el caso Ruby ha quedado claro que Italia quiere cambiar. Uno de los mejores ejemplos son el millón de mujeres que se lanzaron a las calles de todo el país clamando por la dimisión del primer ministro.

El problema es que el país aún no sabe siquiera en qué quiere convertirse. «Somos una democracia muy joven, somos menores de edad, sólo tenemos 150 años», bromeaba hace unos meses el actor Roberto Benigni, cuando interpretó el himno nacional en el Festival de San Remo, durante la jornada dedicada a la unificación. Dante Allighieri o Silvio Berlusconi, esa es la cuestión.

Fuente: http://www.publico.es/internacional/376465/berlusconi-se-juega-su-futuro-politico-a-una-sola-carta-milan