En noviembre empieza el primer juicio en el que ‘Il Cavaliere’ no podrá invocar privilegios de jefe del Gobierno. Entre los acusados, el presidente de Mediaset y el marido de la ministra británica de Cultura
Silvio Berlusconi volverá a sentarse en el banquillo de los acusados. Y esta vez no podrá invocar su cargo como jefe del Gobierno italiano para tratar de eludir a la Justicia. El juez de Milán Fabio Paparella decidió ayer que existen indicios suficientes para que Il Cavaliere sea procesado por un supuesto delito de fraude fiscal, falsedad contable y apropiación indebida. El nuevo proceso contra el hombre que hasta el pasado mes de abril era primer ministro de Italia ya tiene fecha: arrancará el próximo 21 de noviembre.
Pero Berlusconi no estará solo. Junto a él serán juzgadas otras 13 personas, incluido el presidente de Mediaset, Fedele Confalonieri, y el abogado británico David Mills, el todavía marido (aunque en proceso de divorcio) de Tessa Jowell, la ministra británica de Cultura.
Los delitos que la Fiscalía de Milán le imputa a Berlusconi y compañía se habrían cometido a la sombra de Mediaset, la próspera compañía de medios de comunicación a través de la cual Il Cavaliere controla tres canales de la televisión italiana, una agencia de publicidad y la cadena de televisión española Telecinco. Después de cuatro años revisando las cuentas de la compañía relativas al periodo 1994-1999, los fiscales milaneses han llegado a la conclusión de que Mediaset habría engordado artificialmente, a través de empresas interpuestas, el precio que pagaba a las compañías estadounidenses por los derechos cinematográficos y televisivos de sus películas. Gracias a esa estratagema, la firma de Berlusconi habría conseguido pagar menos impuestos, dado que oficialmente sus ingresos habrían sido menores a los obtenidos realmente al incrementarse la partida de gastos. Y, por otro lado, ese ardid habría permitido a Mediaset la creación de un fondo de dinero negro dedicado a usos ilícitos.
De hecho, los fiscales que han investigado las presuntas irregularidades cometidas en la compraventa de derechos televisivos por parte de Mediaset consideran que parte del dinero de ese fondo negro fue a parar a David Mills. El abogado británico habría recibido 600.000 dólares de las arcas de la empresa de Berlusconi como pago a cambio de prestar falso testimonio en dos procesos en los que estaba involucrado el primer ministro italiano. El propio Mills, en una declaración en julio de 2004 ante la Justicia italiana, reconoció haber mentido vilmente en esos dos procesos, convencido al parecer de que ese delito ya había prescrito. Y así era. Pero con lo que posiblemente no contaba el abogado inglés era con que podía ser acusado de otro delito: el de corrupción en acto judicial, del que tendrá que rendir cuentas a partir del 21 de noviembre.
Siete procesos
Está no es la primera vez que Berlusconi se sienta ante un tribunal para responder sobre acciones presuntamente constitutivas de delito. El ya ex primer ministro italiano ha sido procesado en siete ocasiones, pero siempre ha conseguido mantener inmaculado su expediente judicial. Y eso que en cuatro oportunidades la Justicia le ha declarado culpable, pero esas sentencias o bien fueron recurridas y revocadas por una instancia superior o bien le fueron aplicadas las limitaciones judiciales derivadas del cargo de primer ministro, y que ahora no podrá alegar. Los delitos que se le achacan ahora a Il Cavaliere conllevan penas que van desde los cuatro a los 12 años de cárcel.
Nada más conocerse la decisión de la magistratura de procesar a Berlusconi, Forza Italia (el partido fundado por Il Cavaliere y del que es presidente) estallaba en un coro de críticas, acusando a los rojos magistrados de la Fiscalía de Milán de ser parte de un complot de la izquierda para tratar de destruir políticamente a su líder. «Asistimos a un guión ya visto», denunciaba por ejemplo Sandro Bondi, coordinador de Forza Italia. «Como ya sucedió en 1996, hay quien no se contenta con conquistar el poder sino que tiene como objetivo destruir judicialmente al líder de la oposición y descomponer la coalición de centro-derecha que lidera. Una vez más, el pueblo de la libertad se ve obligado a resistir y a defender el principio de la democracia. Esperamos no estar solos en la batalla y que se nos unan voces independientes de la magistratura».