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Blair, váyase a casa

Fuentes: Haaretz

Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.

Los modales británicos y nuestra propia hospitalidad nos exigen que demos la bienvenida educadamente al nuevo enviado especial del Cuarteto para Oriente Próximo. El hecho de que él sea una persona impresionante, encantadora y carismática lo hace más fácil.

La imagen de Tony Blair sentado a la mesa de hierro del jardín de estilo American Colony, bebiendo a sorbos el té de la tarde con Cherie y sus cuatro niños es una estampa fascinante.

A estas ventajas debemos añadir nuestro profundo reconocimiento al hombre que llevó la paz a Irlanda del Norte y ahora, al retirarse de Dowing Street 10, en lugar de entrar en los negocios privados ha decidido ayudarnos a nosotros y a nuestros vecinos. Esta experta figura está viniendo hacia Jerusalén. ¿Qué podemos decir nosotros? ¡Saludos!

Pero cuando se apague el entusiasmo inicial, al ilustre visitante de altos vuelos también habrá que decirle: Váyase a casa, usted no es el hombre adecuado en el lugar correcto en el momento oportuno. No pierda su valioso tiempo ni despilfarre sus esperanzas, puesto que están destinadas a ser defraudadas. El esfuerzo por bajar las expectativas diciendo que Blair sólo trataría de la «construcción de instituciones» en la Autoridad Palestina y en materias económicas no cambia nada. Su misión está condenada al fracaso.

Primero la historia: Durante los últimos 60 años los sucesivos enviados han estado visitando estos lugares. Ninguno de ellos ha traído la paz. Todos volvieron a casa amargados y frustrados y uno fue asesinado. Desde el primero, el conde Folke Bernadotte, hasta el último, James Wolfensohn, pasando por Gunnar Jarring y otros, todos llegaron con buenas intenciones y se fueron con las manos vacías. No hay ninguna razón para pensar que Blair podría ser diferente.

Los antecedentes de Blair no trabajan a su favor. Su histórico triunfo en Irlanda del Norte no ayudará al «caniche de Bush». Tanto si es un caniche como si es un dóberman, Blair está estigmatizado como el lacayo de Estados Unidos en Europa por enviar las tropas británicas a luchar junto a los soldados estadounidenses en Afganistán e Iraq.

Los fracasos internacionales de George Bush también son los de Blair. La seductora sonrisa de Blair no puede mitigar su responsabilidad por el estado del mundo y por el inútil derramamiento de sangre desplegado por el dúo fatal Bush-Blair. Del mismo modo que nadie soñaría con que Bush, que está impidiendo obstinadamente cualquier progreso con Siria, actuara por la paz en Oriente Próximo, nadie esperaría que su aliado más fiel lo hiciera. ¿Se le ocurriría a alguien nombrar a Bush, a su jubilación, como enviado del Cuarteto? Por supuesto que no. Lo mismo sirve para su socio.

Blair no puede ser un mediador honrado. El Israel oficial puede estar satisfecho de su nombramiento, pero eso no es suficiente. El hombre que fue socio activo en la política de boicoteo al gobierno palestino de unidad establecido después de las elecciones democráticas -boicot que contribuyó al golpe militar en Gaza- no está empezando su misión con las manos limpias. Un hombre que no piensa tener ningún contacto con Hamás no puede hacer la paz.

Ni siquiera se puede lograr la meta más modesta de su misión -construir instituciones en la Autoridad Palestina- al tiempo que se boicotea a la mitad de la nación palestina. La paz se hace, señor Primer Ministro, con enemigos amargos, como el Ejército Republicano Irlandés de Irlanda del Norte y con Hamás, no sólo con personas amables que hablan inglés fluido como Abu Mazen y Ehud Olmert. Boicotear a los otros de antemano elimina cualquier oportunidad para la paz antes de que usted siquiera haya empezado.

Pero Blair está de camino y nosotros debemos abrir una ventana a la esperanza: Quizá venir aquí cambie su mente. Quizá descubrirá durante el tiempo que pase entre nosotros que la ocupación israelí es más brutal de lo que él creía, que la única llave para la paz está en acabar con la ocupación, que una autoridad bajo ocupación no puede tener ninguna institución auténtica y que él debe hablar con todos, incluido Hamás.

Quizá entonces Blair usará su estatus internacional y las conexiones con Washington para establecer una paz verdaderamente justa. Si esto pasa, nosotros nos disculparemos gustosamente por el maleducado titular de este artículo.

Original en inglés: http://www.haaretz.com/hasen/spages/878459.html

Gideon Levy es periodista del diario de izquierda israelí Haaretz. Fuerte crítico de la ocupación israelí, escribe en dicho diario con el título de «Twilight Zone», una crónica semanal sobre las violaciones cometidas contra los palestinos.

Carlos Sanchis y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, el traductor y la fuente.