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¿La Shoah como religión del Estado?

Blasfemia en la Francia secular

Fuentes: Counterpunch

Traducido para Rebelión por J. M.

París.- La campaña del Gobierno francés, los medios de comunicación y organizaciones influyentes para silenciar al humorista franco-camerunés Dieudonné M’Bala M’Bala continúa exponiendo una división radical en la percepción de la población francesa. La «movilización» oficial contra el comediante, primero convocada por el ministro del Interior Manuel Valls dirigiendo una reunión del Partido Socialista el verano pasado, retrata al artista como un agitador antisemita peligroso, cuyo gesto quenelle* se interpreta como un «saludo nazi a la inversa».

Para sus fans y seguidores, esas acusaciones son falsas y absurdas.

El resultado más significativo del alboroto Dieudonné hasta ahora es probablemente la creciente comprensión, entre más y más gente, que la «Shoah», o el Holocausto, funciona como religión semioficial Estado de Francia.

En RTL televisión, el pasado 10 de enero, el conocido comentarista disidente Eric Zemmour (que resulta que es judío) observó que se era «grotesco y ridículo» asociar a Dieudonné con el Tercer Reich. Zemmour describe a Dieudonné como un producto de la multiculturalidad de la izquierda francesa. «Es la izquierda la que nos ha enseñado desde el mayo del 68 que está prohibido prohibir, que debemos escandalizar a la burguesía. Es la izquierda la que ha convertido a la Shoah en la religión suprema de la República… »

Zemmour sugirió que Dieudonné estaba provocando a «la respetable burguesía de izquierdas» y que «reprocha a los judíos que quieran conservar el monopolio y robar la primacía del sufrimiento de los descendientes de la esclavitud».

No hay más que eso en juego. Los recordatorios de la Shoah sirven indirectamente para justificar la política exterior cada vez más pro israelí de Francia en el Medio Oriente. Dieudonné se opuso a la guerra contra Libia lo suficiente como para ir allí para mostrar su solidaridad con el país  bombardeado por la OTAN.

Dieudonné comenzó su carrera como antirracista militante. En vez de disculparse por su obra presentada en el año 2003 en la que se burlaba de un «colono sionista extremo», Dieudonné respondió extendiendo gradualmente su esfera de humor para cubrir la Shoah. La campaña contra él se puede ver como un esfuerzo para restaurar el carácter sagrado de la Shoah y para reprimir la expresión de una forma contemporánea de blasfemia.

Para confirmar esta impresión, el 9 de enero se alcanzó un acuerdo «histórico» entre la Fiscalía de París y el Memorial de la Shoah en Francia acerca de que cualquier adolescente declarado culpable de antisemitismo puede ser condenado a seguir un curso de «sensibilidad al exterminio de los judíos». Se supone que con la enseñanza sobre el genocidio adquirirán los «valores republicanos de la tolerancia y el respeto por los demás».

Tal vez, esto es lo que no necesitan. La Fiscalía considera que es la falta de educación de los jóvenes pero puede que no sea consciente de que tienen demasiada educación de la Shoah.

Un artículo atípico de Le Monde del 8 de enero citó opiniones que cualquiera puede oír fácilmente entre la juventud francesa, pero que por lo general se ignoran. Después de entrevistar a diez espectadores cercanos a la izquierda, de clase media, que negaban cualquier antisemitismo, Soren Seelow citó a Nico, de 22años, estudiante de derecho en la Sorbona y votante de la izquierda, adora a Dieudonné porque la risa es «liberadora» dentro de lo que considera una sociedad conformista taponada de «buenos pensamientos». En cuanto a la Shoah, Nico se quejó de que «ellos» nos han estado hablando de eso desde la escuela primaria. Cuando tenía 12 años vi una película de bulldozers empujando cuerpos dentro de fosas. Estamos siendo sometidos a una moral inductora de culpa desde la más temprana edad».

Además de los cursos de historia, los maestros organizan conmemoraciones de la Shoah y viajes a Auschwitz. Los medios de comunicación recuerdan la Shoah casi a diario. Única en la historia de Francia, la llamada ley Gayssot prevé que toda declaración que niegue o minimice la Shoah puede conducir a un juicio e incluso a la cárcel.

Decenas de mensajes recibidos de los ciudadanos franceses en respuesta a mi artículo anterior (CounterPunch, 1 de enero de 2014), así como las conversaciones privadas, me dejan claro que los recordatorios de la Shoah son ampliamente vividos por las personas que nacieron décadas después de la derrota del nazismo, como invitaciones a sentirse culpables, o al menos incómodos, por los crímenes que no cometieron. Al igual que muchas demandas de solemnidad, la Shoah se puede sentir como un hecho que impone un silencio incómodo. La risa se sintió, entonces, como una liberación.

Pero para otros, la risa sólo puede ser una abominación.

Dieudonné ha sido multado con 8.000 euros por su canción Shoananas y otras condenas parecidas están a la vista. Tales demandas, presentadas principalmente por LICRA (Liga internationale contre le Racisme et l’antisémitisme ), también tienen como objetivo acabar con él económicamente.

«El odio»

Una fila del coro contra Dieudonné dice que «ya no es un comediante», sino que convirtió sus shows en «reuniones políticas antisemitas» que siembran «el odio». Incluso la distante revista New Yorker acusó al humorista de hacer una carrera ambulante de «odio». Esto plantea imágenes de que suceden cosas terribles que están totalmente alejadas de un espectáculo de Dieudonné o de sus consecuencias.

No había ambiente de odio entre los miles de fans que se quedaron con sus entradas cuando fue prohibido el concierto de Dieudonné el 9 de enero en Nantes, a última hora, por la máxima autoridad administrativa de Francia, el Conseil d’Etat . Nadie se quejó de que le privasen de un «mitin nazi». Nadie pensó en dañar a nadie. Todos dijeron que habían venido a disfrutar del espectáculo. Representaban a un sector medio de la juventud francesa, en gran parte de la clase media bien educada. El espectáculo fue prohibido por motivos de «perturbación inmaterial del orden público». La multitud decepcionada se dispersó pacíficamente. Ningún espectáculo de Dieudonné ha dado lugar a desorden público.

Pero no hay ninguna duda del odio virulento contra Dieudonné.

Philippe Tesson, un prominente editor, anunció en una reciente entrevista de radio que se «alegraría profundamente» si viese a Dieudonné ejecutado por un pelotón de fusilamiento. «¡Es una bestia inmunda, como para deshacerse de él!», Exclamó.

En una lección de teología, el rabino Rav Haim Dynovisz, que imparte cursos por internet, explicó que la teoría de la evolución de Darwin, la cual rechaza, había demostrado a través de Dieudonné que «ciertas» personas deben de haber descendido de los gorilas».

Dos jóvenes de 17 años han sido expulsados ​​permanentemente de su escuela secundaria por haber hecho el gesto quenelle, acusados de «crímenes contra la humanidad». La revista franco israelí en internet JSSNews está investigando diligentemente las identidades de las personas que hacen el signo quenelle con el fin de conseguir que los despidan de sus puestos de trabajo, jactándose de que «los añadirá al desempleo en Francia».

Los dueños de la pequeña sala de París «La Main d’Or», alquilada por Dieudonné en un contrato de arrendamiento vigente hasta el año 2019, recientemente se apresuraron a regresar de Israel para expresar su intención de utilizar un tecnicismo para poner fin a su contrato de arrendamiento y echarlo de su local.

Lo peor que Dieudonné ha dicho alguna vez durante sus actuaciones, por lo que yo sé, era un insulto personal al locutor de radio Patrick Cohen, quien ha urgido con insistencia a que a las personas que llama «cerebros enfermos», como Dieudonné o Tariq Ramadan, se les deben prohibir sus apariciones en televisión. A finales de diciembre la televisión francesa (que por otra parte mantuvo a Dieudonné fuera del aire), grabó a Dieudonné diciendo que «cuando oigo hablar a Patrick Cohen, pienso para mí, ya sabes, las cámaras de gas… Es una pena…»

Con la campaña anti-Dieudonné ya en marcha, este comentario ofensivo se aprovechó como si fuera típico de los espectáculos de Dieudonné. Fue una reacción excesivamente cruda de Dieudonné a los ataques personales y virulentos.

La irreverencia es un alimento básico de los actores del stand up, nos guste o no. Y las referencias de Dieudonné al Holocausto o Shoah, entran todas en la categoría de irreverencia.

En cuestiones distintas de la Shoah no faltan irreverencias en Francia.

Las religiones tradicionales, así como destacadas personalidades, están caricaturizados regularmente de una manera tan escatológica como para hacer que la quenelle tenga aspecto mojigato. En octubre de 2011, la policía de París intervino contra los católicos tradicionales que buscaban interrumpir una jugada que incluyó (el aparente) vertido de excrementos sobre el rostro de Jesús. La dirigencia mediática-política defendió vigorosamente la obra, sin preocuparse de que la acción fue percibida por algunas personas como «ofensiva».

Recientemente Francia dio una gran bienvenida al grupo ucraniano «Femen». Mujeres jóvenes que parecen haber estudiado las doctrinas de provocación de Gene Sharp y hacen uso de sus pechos desnudos como (ambiguas) declaraciones. A esas mujeres les concedieron rápidamente documentos de residencia (tan difíciles de conseguir por los trabajadores inmigrantes) y les permitieron abrir una tienda en el medio de la zona del barrio musulmán de París, en el que inmediatamente intentaron (sin éxito) provocar a los incrédulos vecinos. La rubia líder de Femen incluso fue elegida para representar el símbolo de la República, Marianne, en el sello de correo francés actual, aunque no habla francés.

El pasado 20 de Ddciembre, estas «nuevas feministas» invadieron la iglesia de la Madeleine, cerca del Palacio del Elíseo en París, representaron «el aborto de Jesús» y luego orinaron en el altar mayor. No hubo gritos de indignación del Gobierno francés. La Iglesia Católica protestó, pero esas denuncias tienen un débil eco en la Francia de hoy.

¿Por qué la Shoah debe ser sagrada?

Cuando Dieudonné canta a la ligera sobre la Shoah, algunos interpretan que el cantante niega el Holocausto y llama a repetirlo (una proposición contradictoria, previa reflexión). El carácter sagrado de la Shoah es defendida por el argumento de que mantener viva la memoria del Holocausto es esencial para evitar que «vuelva a ocurrir». Por lo que sugiere la posibilidad de repetición para mantener vivo el miedo.

Este argumento se acepta generalmente como una especie de ley de la naturaleza. Debemos seguir conmemorando el genocidio para evitar que vuelva a suceder. Pero ¿hay realmente alguna prueba que apoye este argumento?

Nada prueba que los recordatorios repetidos de un inmenso acontecimiento histórico que sucedió en el pasado prevengan que vuelva a suceder. La historia no funciona de esa manera. En cuanto a la Shoah, llas cámaras de gas y todo lo demás, en primer lugar es bastante descabellado imaginar que podría suceder de nuevo teniendo en cuenta todos los factores que lo hicieron posible. Hitler tenía un proyecto para confirmar el papel de los alemanes como prototipos «arios» en Europa y odiaba a los judíos porque los consideraba una elite rival peligrosa. ¿Quién tiene ahora un proyecto de este tipo? ¡Ciertamente no un humorista franco-africano! Hitler no va a volver, ni Napoleón Bonaparte, ni el huno Atila.

Recordando constantemente la Shoah en artículos, películas, noticias, así como en la escuela, lejos de impedir cualquier cosa, puede crear una fascinación mórbida con «identidades». Fomenta «competencia entre víctimas». Esta fascinación puede conducir a resultados inesperados. Unas 330 escuelas de París llevan placas conmemorativas de los niños judíos que fueron deportados a campos de concentración nazis. ¿De qué manera los pequeños niños judíos reaccionan hoy a eso? ¿Acaso les resulta tranquilizador?

Esto puede ser útil para el Estado de Israel, que está llevando a cabo un programa de tres años para fomentar que más de 600.000 judíos de Francia abandonen el país y se trasladen a Israel. En 2013, el número de inmigrantes de Francia a Israel se elevó a más de 3.000, una tendencia atribuida por la prensa judía de Europa a la «mentalidad cada vez más sionista de la comunidad judía francesa, en particular entre los jóvenes judíos franceses, y una manifestación de los esfuerzos de la Agencia Judía, del Gobierno de Israel, y otras organizaciones no lucrativas que se ocupan de cultivar la identidad judía en Francia».

«Si vemos que este año la emigración de Francia creció de menos de 2.000 a más de 3.000, miro hacia adelante y veo crecer ese número hasta 6.000 y más en el futuro cercano, a medida que conectamos a personas cada vez más jóvenes a la vida judía y a Israel», declaró Natan Sharansky, presidente del ejecutivo de la Agencia Judía para Israel. Sin duda, una manera de alentar la emigración es asustar a los judíos con la amenaza del antisemitismo y afirmar que numerosos fans de Dieudonné son nazis disfrazados. Es una buena manera de llegar a ese resultado.

Pero en cuanto a los judios que quieren vivir en Francia, ¿es realmente saludable seguir recordando a los niños judíos que si no son cuidadosos algún día sus conciudadanos podrían subirlos en trenes de carga y enviarlos todos a Auschwitz? He escuchado a personas que dicen en privado que este recordatorio permanente está cerca de abuso infantil.

Alguien que piensa de esa manera es Jonathan Moadab, periodista independiente de 25 años entrevistado por Soren Seelow. Moadab es tanto antisionista como judio practicante. Cuando era niño le llevaron a recorrer Auschwitz. Dijo al entrevistador que convivir con ese «adoctrinamiento de víctima» había generado una especie de «síndrome de estrés pretraumático».

«Los chistes de Dieudonné acerca de la Shoah, como su canción Shoananas, no están dirigidos a la propia Shoah», dice, «sino a la explotación del Holocausto descrita por el escritor político estadounidense Norman Finkelstein».

El 22 de enero, en su sitio web Agence Info Libre, Jonathan Moadab pidió abiertamente «separar al Estado de la religión del Holocausto». Moadab cita al profesor Yeshayahu Leibowitz como el primero en señalar las muchas maneras en que el Holocausto se ha convertido en la nueva religión judía. Si esto es así, todo el mundo tiene el derecho a practicar la religión de la Shoah. Pero, ¿debería ser la religión oficial de Francia?

Los políticos franceses no dejan de celebrar la «laicidad», la secularidad de la República Francesa. El ministro del Interior Manuel Valls, que proclama su devoción por Israel, porque su esposa es judía, llamó recientemente a la Shoah «el santuario que no se puede profanar». Moadab concluye que si la Shoah es un santuario, el Holocausto es una religión y la República no es laica.

Se están produciendo cambios en la actitud de los jóvenes de Francia. Este cambio no se debe a Dieudonné. Se debe al paso del tiempo. El Holocausto se convirtió en la religión de Occidente en un momento en que la generación posterior a la Segunda Guerra Mundial estaba en el ánimo de culpar a sus padres. Ahora estamos con los nietos o bisnietos, de los que vivieron ese período, y que queremos mirar hacia adelante. Ninguna ley puede detener esto.

* Como describí en mi artículo anterior, el quenelle es un gesto vulgar que significa aproximadamente «todo tuyo», con una mano colocada en la parte superior del otro brazo estirado hacia abajo para significar «hasta dónde ha llegado» así será. Usando el nombre de una bola de masa francesa, Dieudonné comenzó a usar este gesto en un contexto totalmente diferentes años atrás, como una expresión de desafío, incredulidad o indiferencia.

Se puede contactar con la autora en [email protected] 

Fuente: http://www.counterpunch.org/2014/01/24/blasphemy-in-secular-france/

rCR