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Carta del presidente bosnio a los mandatarios internacionales

Bosnia denuncia la política de EEUU y la UE

Fuentes: El Periódico

Silajdzic se queja de la «legitimación del proyecto de Karadzic»

El presidente de Bosnia-Herzegovina, Haris Silajdzic, envió ayer una carta a los jefes de Estado o de Gobierno de los países más implicados en el país desde el fin de la guerra (1992-1995) –entre ellos EEUU y varios miembros de la Unión Europea (UE)– en la que alerta de la grave situación en Bosnia y del riesgo de desestabilización. La carta acusa a los representantes internacionales en Sarajevo de «dar legitimidad plena» al proyecto del fallecido expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic y del exdirigente serbobosnio Radovan Karadzic (a la espera de juicio en el tribunal de La Haya), que «en el mejor de los casos, es de apartheid«.

Aunque mantiene las formas diplomáticas, la misiva, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, es de una dureza inusitada y denuncia los intentos de transformar Bosnia en una «unión débil de las dos entidades» en que quedó dividida en los acuerdos de paz de Dayton –la Republica Srpska (RS) o entidad serbia, y la federación croatomusulmana. Dayton preserva la integridad del país, pero la RS ha tendido a actuar como un estado dentro del Estado.

Silajdzic, que ayer recibió en Girona el premio Liber Press Catalunya, es el miembro musulmán de la presidencia tripartita (integrada también por un serbio y un croata), y ahora encabeza la institución (por rotación). Entre los receptores de la carta están los presidentes actual y electo de EEUU (George Bush y Barack Obama) y los máximos dirigentes de Francia, Alemania y el Reino Unido, así como el jefe de la política exterior de la UE, Javier Solana.

La pretendida división entre las entidades de la propiedad del Estado y el censo de población sobre una base étnica son los últimos elementos de disputa. Silajdzic se queja de que «mientras en otros países, la negación del genocidio es punible por ley», en Bosnia el producto del genocidio «ha adquirido un grado de santidad» y advierte de que «si la comunidad internacional no revalúa su táctica, el país entrará en la fase más precaria desde el fin de la guerra».