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Un banco, una caterva de ministros y unos cuantos tratados sin valor

Breve fábula desde la Eurozona

Fuentes: Information Clearing House

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Supongamos que Vd. quisiera fundar un nuevo país, pero no supiera nada de instituciones civiles, burocracia o historia. Todo lo que debería preocuparle sería crear un ambiente favorable para los negocios, donde la disciplina presupuestaria y los acuerdos comerciales fueran la ley del lugar.

Así pues, Vd. va y se gasta un buen fajo de dinero para promocionar a bombo y platillo su sueño estatal ante los políticos y la gente proclamando que su nueva creación será la vía más rápida para la paz y la prosperidad. Sorprendentemente, a todo el mundo le gusta tanto la idea que pasan por alto el defecto estructural existente en el núcleo mismo del proyecto: que la amplia confederación de estados carece de un gobierno central. Lo único que mantiene juntos a tales países es una moneda compartida y una serie de restricciones al presupuesto. Así es. Pero los peces gordos de las corporaciones y los potentados de los bancos niegan la importancia del problema porque, bueno, porque los gobiernos al fin y al cabo no hacen realmente nada, ¿no es cierto? Solo servir de estorbo a las grandes empresas.

Por eso es por lo que Vd. ha creado un modelo totalmente diferente, un modelo que coloca a un Banco Central en el centro del universo, rodeado por una dispersión de burócratas (ministros de finanzas) que ponen en práctica sus dictados y cantan sus alabanzas.

Entonces, un día, estalla un fuego en el perímetro y empieza a sentir pánico. Corre alrededor en círculos agitando las manos y suplicando ayuda. Pero los otros dirigentes ignoran su petición porque aún dependen de sus electores y corren el riesgo de perder las elecciones si muestran que están dispuestos a pagar por un fuego que no empezaron. Después de todo, fueron esos «vagos de los griegos» los que iniciaron el fuego. Que paguen ellos.

Así pues, ahora tienes un gran problema. La Eurotopia se está quedando reducida a escombros y no hay nadie que pueda ponerse de acuerdo en una solución. Y mientras tanto, Vd. sigue pensando para sí mismo: «Si hubiera conseguido que los ministros de finanzas apoyaran un fondo de emergencia mayor y lo hubiera apalancado a tope, entonces podría sofocar pronto esas llamas y volver a ganar dinero otra vez». Nunca se le ocurre que tu Franken-estado Corporativo no tiene precedentes históricos y está construido sobre cimientos de pura arena. Nunca se paró a pensar: «Quizá necesitemos un ejecutivo, un congreso, un sistema judicial, un mercado de bonos y funcionarios públicos para llevar a cabo nuestros planes».

Ni hablar. Eso no puede ser, porque los gobiernos son malos. Los bancos son los buenos, los gobiernos son los malos, ¿verdad?

Y mientras Vd. saborea ese bocado de sabiduría, su Euro El Dorado se quema hasta los cimientos.

La Eurozona de 17 miembros vive una espiral irreversible. Los bancos están acumulando capital, la financiación en dólares se hace más difícil, los márgenes de los seguros de impago de la deuda se ensanchan, el programa de préstamos de emergencia se dispara y los indicadores de estrés de los mercados parpadean en rojo. Todo eso son signos de un cataclismo crediticio importante.

Pero todos esos problemas podrían resolverse si hubiera un gobierno dispuesto a apagar el fuego. Pero no lo hay. Todo lo que hay es un banco, una caterva de ministros de finanzas y unos cuantos tratados sin valor. Y por esa razón la Eurozona está condenada.

¿Y la moraleja es…?

El gobierno es lo que importa.

Fuente:

http://www.informationclearinghouse.info/article29161.htm