Los rumanos elegirán hoy a su presidente para los próximos cinco años con la esperanza de salir de la crisis política que paraliza desde hace dos meses a un país que se enfrenta a una de las peores recesiones de la UE.
A tres semanas de una Navidad en la que el 50% de los ciudadanos dejarán de poner árbol para ahorrar, según una encuesta del instituto Mednet, la Presidencia está en juego entre un antiguo capitán de Marina derechista, el saliente Traian Basescu, y un antiguo diplomático socialdemócrata, Mircea Geoana.
Aunque llegaron igualados a la primera vuelta -Basescu logró el 32,44% de los votos frente al 31,15% de su rival- Geoana parte como favorito tras haberse atraído a los liberales, tercera fuerza política del país, y al partido de la minoría húngara (UDMR).
Un sondeo publicado esta semana por el instituto Insomar le otorgaba el 54% de los votos.
«Resulta cuando menos difícil decir que la suerte está echada», señala el analista político Cristian Pârvulescu.
Una cosa es segura: la labor del próximo jefe de Estado será compleja. Embriagada por un crecimiento del 5% al 8% a mediados de la década de 2000, Rumanía se ha despertado con resaca y con una economía con un retroceso del 7,4% en los primeros nueve meses de 2009.
El paso ha crecido hasta el 7,1%, a pesar de que el bálsamo de la emigración, 2.500.000 rumanos viven en el extranjero, sigue funcionando.
Bucarest ha evitado la bancarrota gracias a un préstamo de 20.000 millones de euros que ha recibido del Fondo Monetario Internacional (FMI), la UE y el Banco Mundial.
Pero este salvavidas corre riesgo de hundirse también, ya que el FMI y la UE suspendieron en noviembre la tercera entrega de fondos hasta la espera de la formación de un nuevo Gobierno.
Desde la ruptura el 1 de octubre de la coalición formado entre el Partido Socialdemócrata (PSD) de Geoana y el Partido Liberal (PDL) de Basescu, Rumanía está dirigida por un Gobierno provisional.
Si resulta elegido, Geoana ha prometido un nuevo Gobierno para Navidad, dirigido por un miembro de la minoría germanófona, Klaus Iohannis, y con apoyo parlamentario gracias al PSD, liberales y formaciones menores.
Basescu ha señalado que logrará encontrar socios de Gobierno, acabará con los privilegios de la clase política y disminuirá el gasto público gracias a los liberales.