El cambio climático es el principal peligro identificado por los expertos que participan en la 26 conferencia europea de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), reunida en la occidental ciudad austriaca de Innsbruck.
Los participantes en la Conferencia Regional de Europa, este jueves y el viernes, consideran mecanismos para adaptar las prácticas agrícolas ante las cambiantes condiciones del clima.
El director general de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, advirtió el miércoles que el cambio climático es el mayor y más costoso desafío que deberán afrontar los agricultores.
La conferencia se celebra luego de la finalización, el martes, de la 35 reunión sobre agricultura de la Comisión Europea, rama ejecutiva de la Unión Europea (UE).
Representantes de 44 naciones de Europa y Asia central, junto con expertos de agencias internacionales y organizaciones no gubernamentales, estudiarán el factor climático, que afecta al sector en medio del florecimiento de la agricultura en algunos lugares de la región.
En países de Europa y Asia central con economías en transición se registró un crecimiento sustancial en el decenio pasado, que, de hecho, se concentró en algunos de los estados más pobres de la región.
El crecimiento de la agricultura redujo la pobreza y la inseguridad alimentaria en muchos países de la región del Cáucaso, incluidas áreas rurales de Asia central.
Pero los expertos creen que las buenas noticias pueden ser efímeras.
Las consecuencias del cambio climático y de la significativa alza de precios de productos agrícolas básicos ya tuvieron un impacto negativo, en especial en los sectores sociales más vulnerables de muchos países.
El desarrollo agrícola, forestal, pesquero y rural de Europa tendrá que afrontar muchos otros retos en los próximos años, incluida la competencia internacional, la mayor liberalización de políticas comerciales y la disminución de la población rural.
El cambio climático se suma a las presiones que padece la actividad agrícola, como el rendimiento de los cultivos, el manejo de los animales de cría, los ingresos inciertos y el abandono de tierras en áreas rurales.
Muchos países del sudeste de Europa y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que agrupa a las ex repúblicas soviéticas, siguen siendo muy pobres. La agricultura suele ser la única fuente de ingresos y el sector que emplea a un alto porcentaje de la población económicamente activa.
En numerosas partes de Europa, la agricultura es la principal actividad económica que ha alimentado a numerosas comunidades por varias generaciones y contribuyó a preservar el paisaje y las tradiciones.
La actividad ancestral coincide con la creciente demanda de productos agrícolas tradicionales de la región.
La diversificación de ingresos de la población rural es uno de los puntos más importantes de la agenda de la conferencia en Innsbruck.
Se discutirá el desarrollo agrícola en la región con sus consecuencias sobre la seguridad alimentaria y el alcance de las metas de la Cumbre Mundial de la Alimentación, de 1996, y de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio.
Los objetivos incluyen reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre, así como lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la mortalidad materna en tres cuartos.
También combatir la expansión de VIH/sida, la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur. La fecha límite para su cumplimiento es 2015.
Una de las tareas de la FAO ha sido ayudar a los gobiernos a impulsar el crecimiento de la agricultura. Ahora la agencia se propone facilitar una aproximación integral al cambio climático junto con agricultores, científicos y políticos.
El objetivo de la asistencia técnica de la FAO es favorecer la protección de plantas y animales contra enfermedades. También brindar ayuda para cumplir con los requisitos legales y técnicos que permiten acceder o integrarse a los mercados de la UE.
Sus expertos, además, ayudan a las comunidades a administrar mejor la tierra, el agua, los bosques y otros recursos naturales, así como la gestión de la seguridad alimentaria y estándares de calidad.
La FAO también brinda asistencia jurídica para adecuar la legislación y promueve buenas prácticas agrícolas.
La agencia amplió sus actividades en la región a partir de 1996 en respuesta a los cambios ocurridos en Europa y al surgimiento de las economías de transición.