Categoría: Ecología social

En muchos países de África subsahariana y Asia central y meridional, las mujeres son las responsables de recolectar el líquido para sus hogares y hacen parte de los centenares de millones de personas sin acceso al agua potable ni a servicios de saneamiento e higiene.

En solo diez años, la Antártida ha perdido en invierno el mismo hielo marino que el Ártico en los últimos 46. Un nuevo estudio científico apunta a varios “cambios abruptos” que amenazan con llevar al continente más allá del punto de no retorno.
En un intento desesperado por acabar con la poca sensatez que quedaba en el mundo, los medios de comunicación lanzan bombas de información envenenada sobre una población ávida de respuestas. La gente ya no se fía del sentido común, quiere soluciones rápidas y eficaces, pero sobre todo contundentes. Y dentro de esa contundencia es donde debemos enmarcar la palabra «ecolojetas» para definir a los ecologistas cada vez que sucede una tragedia que afecta tanto a humanos como al medio natural.

Mientras la crisis climática empeora, los mayores contaminadores globales aumentan las emisiones de gases que la provocan y al mismo tiempo, se justifican y lucran con falsas “soluciones” para el clima, como mercados de carbono y tecnologías de geoingeniería. Un caso típico es el de las megaempresas tecnológicas. Es el sector industrial que más ha aumentado el porcentaje de emisiones, principalmente por el auge de la inteligencia artificial (IA) que devora energía, agua y otros recursos y producen basura tóxica.

Coordinadora de la organización FIAN Colombia, Paola Romero Niño es activista feminista por el derecho a la alimentación. Reflexiona sobre el acceso al alimento, el rol de las mujeres y las propuestas comunitarias frente al modelo corporativo de producción de comestibles. «Es posible hacer un cambio transformador en términos de poder popular alimentario», asegura.

El hegemónico modelo intensivo de producción de carne en grandes naves o establos, que ha vaciado muchos territorios de animales, pastores y habitantes, contribuye de forma indirecta a la voracidad de los incendios forestales, según expertos y ganaderos: “Los rebaños han dejado de comerse todo lo que arde”.

[AUTLÁN, CIUDAD DE MÉXICO, SciDev.Net] Muchas mujeres de las zonas agrícolas del Valle de Autlán, en Jalisco, México, han visto a sus hijos volver del campo con irritaciones, dolor de cabeza, náuseas y vómitos por el uso de plaguicidas, una “costumbre” que ocurre en toda América Latina sin que haya medidas para evitarlo.