
Fiambalá fue epicentro de un nuevo intercambio de semillas, alimentos y saberes. Allí se dio cita la diversidad conviviente de los territorios cultivados por familias campesinas y pueblos indígenas. Se reafirmó, una vez más, cuál es el modo de vida y proyecto de futuro que priorizan los pueblos arraigados. El cuidado del agua, la defensa de las culturas y el trabajo comunitario.