En los primeros años del 2000 las alarmas se encendieron en el norte de Noruega cuando Equinor anunció que perforaría el segundo pozo exploratorio. La petrolera emblema del país estaba decidida a avanzar sobre las aguas de Lofoten, Vesterålen y Senja (LoVeSe) en áreas tradicionales de pesca. Algunas organizaciones ambientales pusieron como prioridad detener el proyecto, en simultáneo, las organizaciones de pescadores empezaron a tomar posición. Esa lucha contra la ampliación de la frontera petrolera en el mar es referencia a nivel mundial porque logró frenar el proyecto. Ese triunfo también inspira la oposición a Wisting, otro proyecto de Equinor en territorio noruego.