
Secuestrar el progreso de la humanidad ha sido siempre una especialidad de las todopoderosas compañías privadas.
Secuestrar el progreso de la humanidad ha sido siempre una especialidad de las todopoderosas compañías privadas.
El escenario poselectoral de los Estados Unidos de América muestra un espectáculo indecente. Se confirma, una vez más, la discrepancia entre el discurso que propaga valores democráticos y la práctica política en aquel país.
Durante la primera ola de la pandemia (marzo-julio 2020) seguí a rajatabla las instrucciones de Sanidad para mayores de 70 años. Confinamiento total, caminatas dentro de mi propia vivienda, recepción de alimentos frente a la puerta cerrada de mi departamento, etc.
Trump, más allá de su discurso repugnante, quizás se pueda retirar con un récord absoluto: En por lo menos los ocho o diez últimos gobiernos, fue el único presidente en no iniciar una guerra.
Conozco la cofradía de los valientes / Los que en el fragor avanzan siempre hacia el frente, / Los que esconden sus hazañas tras la modestia,/ A otros que se apuntaron más de la cuenta […]
«Veterano (Angola)» -Frank Delgado.
El día de las elecciones innumerables comentaristas progresistas y liberales de todos los medios de comunicación fueron lo suficientemente necios como para admitir que la batalla en juego no era realmente sobre Trump o Biden, sino sobre el estilo estadounidense, el futuro, por así decirlo, del discurso público y la vida pública en Estados Unidos.