
A través de la destrucción de infraestructuras, la negación de permisos y la confiscación de recursos hídricos, Israel convierte el agua en un arma de guerra que profundiza la crisis humanitaria en Palestina.
A través de la destrucción de infraestructuras, la negación de permisos y la confiscación de recursos hídricos, Israel convierte el agua en un arma de guerra que profundiza la crisis humanitaria en Palestina.
Israel reanudó sus ataques aéreos contra la Franja el martes de madrugada y el miércoles volvió a irrumpir por tierra. En las últimas 48 horas, han muerto 506 personas y 909 han resultado heridas, según las autoridades locales.
El debate sobre el colonialismo de asentamientos no debe reducirse a las discusiones académicas, ya que dicha forma de colonialismo es una realidad política, evidenciada claramente por el comportamiento cotidiano de Israel.