Roma se ha lanzado a una operación de acoso y derribo contra las prostitutas callejeras y sus clientes. Con la excusa de que «suponen un grave riesgo la seguridad vial» (sic) en la capital italiana entró por la tarde en vigor una ordenanza municipal que cuenta con la bendición absoluta del primer edil de Roma, […]
Roma se ha lanzado a una operación de acoso y derribo contra las prostitutas callejeras y sus clientes. Con la excusa de que «suponen un grave riesgo la seguridad vial» (sic) en la capital italiana entró por la tarde en vigor una ordenanza municipal que cuenta con la bendición absoluta del primer edil de Roma, el neofascista Gianni Alemanno, y que prohíbe rigurosamente ofrecer o contratar prestaciones sexuales en la calle, bajo multa de 200 euros. Aunque el alcalde ya ha anunciado su intención de que en 15 días las sanciones aumenten a 500 euros.
Los agentes municipales no se han demorado y han comenzado inmediatamente a perseguir a los infractores. Más de un centenar de personas (de las cuales un 70% son prostitutas, mientras que el 30% restante lo constituyen sus clientes) ya han sido sancionadas en base a la nueva legislación.
La primera multa le cayó a una rumana de 22 años llamada Mariana, que se encontraba en una calle del extrarradio de Roma «vestida con ropa sucinta y manifestando de manera clara e incontrovertible su intención de captar clientes para ejercitar la actividad de meretriz», según consta en la denuncia que le entregaron los agentes y que la joven casi les tiró a la cara. «Yo no tengo 200 euros, así que no los pienso pagar». Ninguna de las otras meretrices amonestadas aceptó pagar la multa y ninguna quiso tampoco ser trasladada a una casa de acogida, como contempla la ordenanza.
Por su parte, y en los que al apartado clientes se refiere, el primer sancionado fue Franco, un mecánico de 23 años que fue pillado ‘in fraganti’ mientras contrataba los servicios de un transexual brasileño en la via Prenestina y que reaccionó bastante mal a la multa: «Yo estoy trabajando desde las seis de la mañana y no tenía ni idea de esta nueva ordenanza. Pero lo que está claro es que a Alemanno no volveré a votar».
Y que nadie piense que pisando el acelerador del coche se salvará de la multa. Al revés: los agentes tomarán buena nota de la matrícula de los coches que salgan huyendo, recurriendo si es necesario a las imágenes de las telecámaras, y enviarán la sanción al domicilio del infractor, con el agravante de que éste le puede caer una importante bronca en casa.
Más allá del debate ético y moral que está acompañando a la nueva legislación, la implementación de la ordenanza está generando graves controversias. «Se prohíbe a los clientes contactar con sujetos dedicados a la prostitución para concordar con ellos prestaciones sexuales», se lee en una de las tres páginas que ocupa la norma. «Se prohíbe adoptar maneras o comportamientos o vestir ropas que manifiesten irrevocablemente la intención de seducir o ejercitar la prostitución», se señala en otro pasaje.
«¿Y cómo debe ser de ser de corta una minifalda para que para que quien la lleve manifieste la intención de prostituirse?», se preguntan desde el SULPM, un sindicato de la Policía municipal. «Es todo absolutamente ridículo. Ahora el alcalde va a tener que escribir un decálogo para los agentes municipales sobre la forma de vestir correcta para las mujeres», se queja Livia Turco, ex ministra de Sanidad y de Políticas Sociales con Romano Prodi. Y las asociaciones de prostitutas, por su parte, ya han anunciado su intención de recurrir la ordenanza ante los tribunales.
La ordenanza está en principio previsto que se aplique sólo hasta el 30 de enero. Se supone que para entonces ya habrá entrado en vigor el proyecto de ley que la semana pasada aprobó el Consejo de Ministros que preside Silvio Berlusconi y que, además de sancionar con multas a prostitutas y clientes, también prevé para ellos penas de cárcel.