El mismo día en que se cumple medio siglo desde que Chipre pusiera fin a casi un siglo de dominación británica, los turco-chipriotas celebran que hace justo 36 años, el Ejército turco conquistaba el puerto de Famagusta, lo que supuso el inicio de la partición oficial de la isla. Esa coincidencia explica, junto al calor […]
El mismo día en que se cumple medio siglo desde que Chipre pusiera fin a casi un siglo de dominación británica, los turco-chipriotas celebran que hace justo 36 años, el Ejército turco conquistaba el puerto de Famagusta, lo que supuso el inicio de la partición oficial de la isla. Esa coincidencia explica, junto al calor estival, la apatía con la que los greco-chipriotas acogen su histórico y aún incompleto aniversario.
El calor abrasante que asola a la isla mediterránea en agosto no es el más propicio para congregar a la gente en conmemoraciones de este tipo, pero oficialmente, Chipre declaró el 15 de agosto a medianoche su independencia tras 82 años de dominación colonial británica.
El Gobierno chipriota (greco-chipriota) decidió hace años retrasar las conmemoraciones hasta el 1 de octubre, con el fresco y la gente de vuelta de las vacaciones. Y la modificación de la fecha ha sido ya interiorizada por muchos chipriotas. «Yo ni sabía que el aniversario era hoy (por ayer)», señala el propietario de un kiosco de periódicos, uno de los pocos comercios abiertos en la desierta capital de Nicosia. «Se celebra en octubre, porque ahora todo el mundo está en la playa», concluye.
Pero hay un motivo que va más allá del calendario estival que explica la apatía. Y es que, coincidencias de la caprichosa historia, el domingo también se cumplían 36 años desde que Chipre perdió a manos del Ejército turco el puerto de Famagusta, lo que supuso el inicio de la partición de la isla.
Choque de trenes militares
Aquel 15 de agosto de 1974 dio comienzo a la invasión por Turquía del norte de la isla tras un golpe de Estado promovido por nacionalistas greco-chipriotas apoyados por la Junta de los Coroneles en el poder entonces en Atenas y que tenía como objetivo anexionar la isla a Grecia.
Así pues, medio siglo después de la retirada de los británicos, el presidente chipriota, Demetris Christofias, y el dirigente de la República Turca de Chipre del Norte (RTCN, autoproclamada y sólo reconocida oficialmente por Ankara), Dervis Eroglu, negocian en aras a una reunificación de la isla, pero las discusiones siguen siendo difíciles.
Responsabilidad británica
La experta Tabitha Morgan, autora de «Sweet and Bitter Island: A History of the British in Cyprus», la mayor parte de las turbulencias que ha sufrido la isla desde su independencia tienen su origen en la forma en que la metrópoli británica impuso su ley en Chipre.
«Durante los primeros tiempos de la ocupación británica, la isla se convirtió en una de las más depauperadas posesiones del Imperio británico», señala.
Es por ello que Chipre estaba dotada de infraestructuras muy poco desarrolladas y no contó, hasta bien entrada la Segunda Guerra Mundial, con administraciones mínimamente competentes. «En consecuencia, durante decenios, Chipre era conocida en Londres con el apelativo despectivo de `la colonia de Cendrillon'», recuerda.
El incendio de la residencia del gobernador británico en Nicosia en octubre de 1931, provocado por los greco-chipriotas, que protestaban contra un alza de los impuestos, supuso una vuelta de tuerca en la marginación de los chipriotas y en su lucha por la autodeterminación.
Una independencia que no dice nada a los turco-chipriotas, que siguen considerando terrorista a la organización militar independentista EOKA que luchó contra la dominación británica. «Nosotros celebramos nuestra propia independencia respecto a los greco-chipriotas, celebramos la defensa de Famagusta por el Ejército turco», señala el profesor de relaciones internacionales Erol Kaymak.
Dos años de negociaciones lastradas por las posiciones de parte y relevos en el liderazgo
La victoria el 24 de febrero de 2008 del comunista Demetris Christofias en las elecciones a la presidencia de Chipre supuso un verdadero espaldarazo a las negociaciones entre greco y turco-chipriotas para acabar con la división de la isla, un caso paradigmático y sangrante en un país que accedió a la Unión Europea cuatro años antes.
Fueron precisamente los greco-chipriotas los que, el mismo año del acceso de Chipre a la UE, rechazaron en referéndum el Plan Annan, elaborado por el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan.
Christofias hizo de la reunificación de la isla bandera electoral. «Me he presentado para la magistratura suprema animado por la visión de toda una vida: alcanzar una solución justa para la cuestión de Chipre».
Dicho y hecho. El presidente y líder comunista lideró e impulsó el retorno a la mesa negociadora con un gesto simbólico pero de calado: la apertura el 21 de marzo de aquel año, mano a mano con el entonces líder turco-chipriota Mehmet Ali Talat, de un nuevo paso sobre la calle Ledra, zona peatonal que simboliza la división en plena capital, Nicosia.
Los primeros contactos se produjeron inmediatamente pero se vieron lastrados por la desconfianza mutua y por la intromisión de la antigua metrópolí, Gran Bretaña, con la firma de un memorando que atizó los ánimos entre los turco-chipriotas.
Pese a la reanudación de las negociaciones en otoño de 2008, la inminencia de la campaña electoral y la derrota de Talat en los comicios de abril de este año a manos del derechista Dervis Eroglu supusieron un nuevo parón.
La Unión Nacional de Eroglu apuesta por una confederación de dos estados separados.