El gobierno del presidente conservador francés, Jacques Chirac, adoptó hoy un proyecto de ley para prolongar por tres meses el estado de emergencia, a pesar de que la violencia que afecta al país desde el 27 de octubre ha disminuido notablemente. La noche de este lunes, por primera vez desde que empezaron los disturbios, el […]
El gobierno del presidente conservador francés, Jacques Chirac, adoptó hoy un proyecto de ley para prolongar por tres meses el estado de emergencia, a pesar de que la violencia que afecta al país desde el 27 de octubre ha disminuido notablemente.
La noche de este lunes, por primera vez desde que empezaron los disturbios, el presidente Chirac se dirigió a los franceses en un mensaje difundido por la radio y la televisión, en el que se comprometió a combatir la discriminación y anunció, entre otras medidas, la creación de un servicio civil voluntario que en 2007 facilitará el acceso de 50 mil jóvenes a oportunidades laborales en sectores como la defensa, la policía, el medio ambiente, la salud, la cultura y las asociaciones.
El proyecto de ley que prorroga el estado de excepción, adoptado por el Consejo de Ministros en una reunión con Chirac, será examinado y votado la tarde de este martes por los diputados. De ser aprobado por el Parlamento, entraría en vigencia el 21 de noviembre, cuando termina el decreto de emergencia actualmente en vigor en 40 localidades de siete provincias.
La llamada ley 55-385 del 3 de abril de 1955 -que data de la época de la guerra de independencia de Argelia- permite a los gobernadores civiles (prefectos) la imposición de toques de queda, restricciones de tránsito y registros domiciliarios sin autorización del Poder Judicial, así como el cierre de cines y bares y la suspensión del derecho de asamblea.
El ministro del Interior o los prefectos pueden, además, ordenar arrestos domiciliarios en una circunscripción territorial o una zona determinada.
También autoriza el control de la prensa, pero su aplicación en este campo fue descartada hoy por el primer ministro Dominique de Villepin.
La prórroga es una «medida estrictamente temporal que sólo se aplicará donde es estrictamente necesario y con el total acuerdo de los ediles», aseguró Jacques Chirac, citado al terminar el Consejo de Ministros por el vocero del gobierno, Jean-François Copé, quien aclaró que podrá ser suspendida en cualquier momento antes de expirar el periodo de tres meses.
En su mensaje dirigido a la nación, Chirac definió la violencia en los suburbios más pobres de 300 municipalidades francesas como una «crisis de sentido, de referencias, de identidad».
También informó sobre la aplicación de medidas de refuerzo contra la inmigración ilegal y el inicio de consultas múltiples para buscar soluciones a la situación actual, para lo cual se reunirá con los diversos interlocutores sociales y los responsables de los medios de comunicación.
El presidente reiteró que es imperativo el respeto a la ley, pero también «el éxito de nuestra política de integración». Responderemos con firmeza, justicia y fe en los valores de Francia», aseguró.
Chirac aceptó que hay barrios con problemas como el desempleo, la deserción escolar y la violencia, los cuales, reconoció, «evidentemente» son el origen de los incidentes.
Al referirse a los jóvenes inmigrantes que protagonizaron los disturbios, aseguró que los «niños de los barrios difíciles», sea cual sea su origen, son todos «hijas e hijos de la República». «No construiremos nada durable si no combatimos el veneno de la discriminación», dijo.
Por otro lado, la advertencia del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, de iniciar las expulsiones de extranjeros implicados en la violencia, incluso si son residentes legales, fue rechazada nuevamente por la izquierda francesa.
«Una vez más la única respuesta a la violencia es la fuerza y el ataque a las libertades», denunció el Partido Comunista Francés (PCF), mientras el vocero del Partido Socialista (PS), Julien Dray, estimó que «el estado de emergencia no es el instrumento mayor para un retorno a la calma».
La ultraderecha se manifiesta
Por el contrario, el líder de la extrema derecha francesa Jean-Marie Le Pen declaró a una radiodifusora que la instauración del estado de emergencia es «una cosa buena y soy partidario de perpetuarlo».
Su ultraderechista Frente Nacional congregó esta noche a un millar de personas en el centro de la capital para denunciar «la criminal inmigración masiva del tercer mundo».
En cuanto a los disturbios, el vocero del gobierno, Jean-François Copé, comentó que la situación se ha calmado pero «sigue siendo preocupante».
En ninguno de los 120 distritos afectados por la violencia la noche del domingo se incendiaron más de cinco automóviles, dijo la policía, al subrayar que han disminuido los incidentes.
El saldo dominical es de cinco policías heridos, 115 detenidos, y en total fueron incendiados 284 vehículos. Los disturbios fueron particularmente violentos en Toulouse (suroeste) y Lyon (centro-este).
Al cierre de esta edición no había reportes sobre la situación la noche de este lunes.
Debido al eco que esta crisis ha tenido en el exterior, el gobierno francés inició hoy una campaña para demostrar que el país «no está en llamas» y lo que está viviendo puede ocurrir en cualquier otra nación. Para ello, los embajadores franceses fueron llamados a hablar con la prensa extranjera para corregir la mala imagen que la violencia urbana ha dado a Francia, declaró el canciller, Philippe Douste-Blazy.