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Cinco lecciones de las elecciones en Portugal

Fuentes: Sin Permiso

Los resultados de las elecciones parecen claros: una caída del Partido Socialista (PS), que pierde el 9 por ciento y la mayoría absoluta, un colapso del principal partido de la derecha con un ascenso de la extrema izquierda parlamentaria, un refuerzo extraordinario del Bloque de Izquierda, y también, en menor escala, de la CDU (1). […]

Los resultados de las elecciones parecen claros: una caída del Partido Socialista (PS), que pierde el 9 por ciento y la mayoría absoluta, un colapso del principal partido de la derecha con un ascenso de la extrema izquierda parlamentaria, un refuerzo extraordinario del Bloque de Izquierda, y también, en menor escala, de la CDU (1). Pero estos resultados exigen una lectura más detallada.

1.- El PS disputa a la derecha el favor de los grandes intereses económicos.

En primer lugar, las elecciones están marcadas por la penalización del PS y por su dificultad para responder a ese castigo. La primera respuesta de (José) Sócrates a las elecciones europeas, en las que obtuvo el segundo peor resultado de la historia del PS, fue que todo continuaba igual y que el gobierno no cambiaba nada de su política. Ahora, cuando acaba de cosechar el peor resultado de los últimos veinte años, el primer ministro ha sido más prudente y todavía no dice nada sobre lo que pretende hacer. Aunque siempre rechaza cualquier alteración de la política económica, que es el punto fundamental de la disputa social. En el programa del PS, el capítulo secreto de las privatizaciones sigue siendo determinante.

Mi primera conclusión de las lecciones de las elecciones es que el gobierno se inclinó siempre a la derecha y así continúa, por lo que la danza de las coaliciones es una farsa sin sentido. Ya fue la derecha con la que el gobierno hizo acuerdos para el Código de Trabajo y para la reforma que atacó la seguridad social, y así quiere continuar. Para Sócrates, la fuerza del PS está en la derecha de los intereses económicos (el «felizmente tenemos a Sócrates», de Van Zeller), que condicionan a la derecha política y le dan hegemonía al centro.

2.- El mapa político portugués está en transformación, y es la política liberal de derecha la fuerza determinante.

Pero hay una segunda consecuencia de las elecciones, que es la derrota del PSD (2). Incluso con el cavaquismo (3) instalado en los puestos de mando, el PSD no superó el 29 por ciento de Santana Lopes, lo que muestra que el problema no era que el gobierno Santana-Portas fuese atolondrado, sino la incapacidad estructural del PSD para formar un polo social a la derecha cuando el PS ocupa su terreno. Esa es una razón más para que el primer ministro socialista busque continuar su gobierno de derecha, porque vacía al PSD, atrayéndose el apoyo de los principales sectores empresariales. El cavaquismo está moribundo; queda Sócrates.

Así, la segunda lección de las elecciones, desde mi punto de vista, es que el PS termina protagonizando los intereses económicos que absorbió: una burguesía que, sombrero en mano, espera recibir prebendas del Estado, mendiga el arriendo de los servicios públicos privatizados, espera dádivas y subsidios, y aun nacionalizaciones, antes de que la especulación o la criminalidad económicas la lleven a la quiebra: una clase de negocios que depende de las concesiones de obras públicas y de la proximidad del gobierno.

Es, pues, la política liberal la que posibilita la transferencia de apoyos sociales del PSD al PS.

También por eso resulta tan contradictoria la extrema derecha parlamentaria: se refuerza electoralmente con el discurso contra los inmigrantes y los pobres, prometiendo un intervencionismo autoritario del Estado, pero su único y desesperado objetivo es llegar al poder para reconstruir sus pactos con los grandes intereses económicos, como ya ocurriera con los del BES (Banco Espirito Santo) en el caso Portugale o con los de Stanley Ho en el Casino de Lisboa. El poder musculado que el CDS (4) pregona se reduce a los recuerdos de los favores que espera volver a recibir. De ahí su tentación de aproximarse al gobierno.

(Y de ahí también su protección: cuando los candidatos del CDS fueron presos en flagrante delito por estar robando a los agricultores, la noticia fue ocultada. ¿Alguien duda de que, si el caso involucrase a algún candidato de un partido de izquierda, la noticia habría abierto telediarios y se exigirían explicaciones a los dirigentes del partido afectado?)

Entre el autoritarismo y el liberalismo, la derecha elige siempre el liberalismo autoritario; por eso termina gravitando siempre en torno a José Sócrates y a su gobierno.

3.- La victoria del Bloque de Izquierda crea la mayor fuerza de la izquierda socialista desde siempre.

Los 560 mil votos del Bloque de la Izquierda, con el 9 por ciento y la duplicación del número de diputadas y diputados, cambian el mapa de la izquierda. El Bloque se refuerza donde ya había sido electo (Lisboa, Oporto, Setúbal), consigue representación en Braga y Santarém, pero también son electos sus candidatos en los distritos donde, fuera del PS y la derecha, la izquierda no lograba representantes desde hacía décadas (Coimbra, Faro, Aveiro; hasta en Leiria, uno de los distritos más conservadores del país).

Para percatarse de hasta qué punto este resultado incomoda a la derecha, basta leer el editorial de hoy (29-09-2009) de[l diario portugués] Público, firmado por uno de los líderes del pensamiento neoconservador, José Manuel Fernandes. Fernandes arremete contra el Bloque, decretando «prever que, en las actuales condiciones, hay un límite para su crecimiento electoral». El mismo Fernandes ya había escrito que el Bloque había alcanzado su límite cuando, hace cuatro años, alcanzamos el 6,5 por ciento y obtuvimos 8 diputadas y diputados. Yo espero que cuando el Bloque vuelva a duplicar su representación, Fernandes vuelva a escribir que ese límite es insuperable.

Pero la candidez profética no es lo único que destaca en el editorial de Fernandes. El editorialista fantasea una teoría sociológica sobre el electorado del Bloque, de acuerdo con la cual, aunque éste tendría que acabar inevitablemente absorbido por el PS, paradójicamente el PS no lo absorbe, de lo que resultaría el mayor peligro para el gobierno del PS: Fernandes dixit. La superficialidad de este análisis resulta hasta conmovedora. Si este electorado se reclutara entre una «clase media alta» tan voluble como ignorante del programa del Bloque (el horripilante «regreso al PREC»), como sugiere Fernandes, ¿cómo se explicaría tamaño aumento electoral a pesar de la cortina de fuego artillado con que le obsequió el PS durante toda la campaña? Porque no quedan dudas: nadie oyó a Sócrates, Vieira da Silva o Texeira dos Santos atacar en los comicios el programa del CDS o del PCP; pero nadie dejó de oírles, durante toda la campaña electoral, atacando al Bloque.

Parroquia a parroquia, donde más creció el Bloque fue en el electorado popular, incluidos los jubilados más pobres o los trabajadores. Dice Fernandes que la «base de apoyo es todo menos popular». No es ignorancia; es prejuicio: ¡casi el 20 por ciento en Marina Grande! ¡Más del 20 por ciento en las zonas ferroviarias! 15 por ciento en Rabo de Peixe, ¡el distrito más pobre del país! ¡10 por ciento en las ciudades más pobres del interior profundo de Portugal! Nunca el Bloque creció tanto entre el electorado popular.

Y crecimos porque hablamos claro. El programa del Bloque era el más claro, fue el más leído, el más discutido, y por eso aumentó el sufragio del Bloque. Los electores conocían este programa y más de medio millón le dio su aprobación. Un poco más de respeto por las personas y por sus decisiones podría llevar a los hombres de la derecha que, como Fernandes, desconfían de la democracia a aceptar que quien votó al Bloque lo hizo a conciencia.

La fuerza de ese programa fue la movilización que convocó a dar respuestas concretas a la crisis. Y vale la pena, por eso mismo, meditar sobre lo que esta crisis nos enseñó y sobre lo que nos enseña para el futuro. Es que el capitalismo tóxico no fue un mero exceso especulativo, provocado por las subprime norteamericanas: también en Portugal hubo pagos y comisiones criminosas, premios injustificados y paracaídas abusivos de centenas de millones de euros, negocios sucios en off shore y hasta bancos clandestinos. Lo que la crisis demostró fue que la ganancia es un sistema y un modo de vida.

Por esa razón resulta tan decisiva la formación del mayor movimiento de la izquierda socialista para el futuro de la confrontación entre alternativas políticas.

4.- La elite dominante usó todos los medios contra el Bloque, y no va a parar.

Más allá del editorial de un editorial que puede interpretarse como barómetro de una elite dominante movilizada por las elecciones, lo que hace Fernandes es un llamado a la continuación de la guerra contra el Bloque. El Bloque es socialista, es su peor acusación. Es necesaria una fronda contra el Bloque, porque la fuerza de esta izquierda socialista «es mucho más peligrosa para el PS que cualquiera de las salidas gongóricas de Manuel Alegre», proclama.

Es que «el objetivo (del Bloque) es reconfigurar la izquierda, marginando a un PS moderado», protesta Fernandes.

El Bloque habla claro. Sí, es preciso reconfigurar la izquierda y crear una nueva fuerza para disputar la mayoría. Solo habrá un gobierno de izquierda cuando en el país se forme una gran fuerza social de combate por la justicia económica.

Por eso incomoda tanto el Bloque: ser socialista y luchar por la justicia en la economía exige en primer lugar revelar toda la dimensión de esta crisis como un crimen contra la población y contra los trabajadores y jubilados. De ahí que las alternativas sean siempre: volver atrás o crear reglas de justicia fiscal y social.

Ya se sabe que, cuando el Bloque apunta a la nacionalización de las partes mayoritarias de la GALP [sucesora, en buena parte privatizada, de la empresa pública portuguesa de gas y petróleo, Petrogal] y EDP [Energías de Portugal], recuperando para el Estado lo que era del Estado, contrariamos intereses económicos poderosísimos: por eso se ha desencadenado contra la izquierda una tempestad ideológica. Pero solo crearemos una cultura de justicia venciendo esa tempestad ideológica. Y así lo haremos.

Lo notable no es que el Bloque haya subido, ni que haya cumplido con su función de combatir a la elite dominante que representa el atraso del país. Lo notable es que haya triunfado del más consistente ataque de odio de que se tenga memoria en el Portugal de los últimos años. Porque hay que decir que esa elite se ha defendido con todas las armas: Amorim anunció un proceso judicial; Balmiro de Azevedo apeló al voto contra el Bloque, el Jornal de Angola se sumó al coro en defensa de los negocios de José Eduardo dos Santos; Van Zeller apoyó al gobierno del PS contra la izquierda; Fernando Gomes, de la GALP, y Balsemâo salieron a condenar la devolución de la mayoría de la empresa al Estado; una colección de ministros se dedicó a maltratar al Bloque; toda la galería de los comentaristas televisivos que componen un Olimpo de los pensadores de la derecha y del PS en donde se diría que no existe la izquierda, atacó al Bloque; la primera página del Expresso dio, asimismo, tanta importancia a la insidia, que resolvió ignorar el «caso de las escuchas» que sacudió a la Presidencia de la República; el PS y el [ultraderechista] CDS se unieron en el ataque al Bloque; el [conservador] PSD afinó por el mismo diapasón. Y, por terminar en algún sitio, directores de diarios hicieron llamados desesperados contra el Bloque, del Sol al I. Todo vale.

5.- Las grandes opciones de la izquierda están frente a nosotros.

La crisis económica no es una perturbación pasajera. Y si Sócrates perdió con ella la mayoría absoluta, fue precisamente porque muchos electores socialistas descubrieron la responsabilidad del gobierno en la facilitación de negocios, en la degradación de la seguridad social, en la desastrosa nacionalización millonaria del Banco Portugués de Negocios y, en general, en la devastación económica. Esta crisis demostró que la política del PS es parte del pantano y no de la salida del mismo.

La necesidad de una reconfiguración de la izquierda nace de esta constatación. Durante los próximos años la política va a acelerarse por esta constatación. La crisis continúa agravándose, con un desempleo estructural a un nivel insoportable, con su derivación hacia una nueva crisis presupuestaria que impondrá decisiones dificilísimas: o la degradación de los servicios públicos y el aumento de los impuestos o la justicia fiscal y la redistribución contra la desigualdad. Solo un gobierno de izquierda y una mayoría para la justicia económica puede conseguir superarse esta crisis, y para esa política es preciso vencer a la alternativa Sócrates.

Sí, en este punto Fernandes tiene razón: la lucha del Bloque es por un gobierno responsable, riguroso y de justicia económica. Cuando a cada día que pase la mayoría del país resulte más y más sacrificada en el altar de esta nueva crisis presupuestaria, más y más exigente y más y más clara tendrá que ser la alternativa de izquierda. En el curso de estos próximos años, la disputa será entre el gobierno del desastre económico y la justicia en la economía. La fuerza del Bloque será su coherencia.

NOTAS T: (1) CDU: coalición de comunistas y verdes. (2) PSD: el conservador Partido Social Demócrata. (3) Cavaquismo: de Aníbal Cavaco Silva presidente del Estado portugués y dirigente del PDS. (4) CDS: el ultraderechista Centro Democrático Social.

Francisco Louça es diputado del Bloque da Esquerda portugués, y su principal dirigente. Economista marxista de merecida reputación científica internacional, es actualmente profesor de la Universidad de Lisboa, en donde dirige la Unidad de estudios sobre la complejidad en la economía.

Traducción para www.sinpermiso.info : Carlos Abel Suárez

http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2805