La frondosa agenda electoral de la región podría derivar en alteraciones de la actual ecuación ideológica. Aunque hay buenas perspectivas económicas generales, en países como Paraguay el golpe en Honduras acecha como un fantasma. Mientras los economistas anuncian un ciclo de crecimiento para América Latina -sobre todo Sudamérica- y Lula pronostica un «año extraordinario» para […]
La frondosa agenda electoral de la región podría derivar en alteraciones de la actual ecuación ideológica. Aunque hay buenas perspectivas económicas generales, en países como Paraguay el golpe en Honduras acecha como un fantasma.
Mientras los economistas anuncian un ciclo de crecimiento para América Latina -sobre todo Sudamérica- y Lula pronostica un «año extraordinario» para Brasil, la política deja abiertos varios signos de interrogación para 2010. Como placas tectónicas en movimiento, los bloques político-ideológicos continentales podrían desplazarse hacia la derecha si Sebastián Piñera logra hacerse con la presidencia de Chile el 17 de enero y Lula no logra posicionar a su candidata-sucesora, la ex guerrillera Dilma Roussef. Y como trasfondo regional, los dardos venenosos siguen cruzando a diario, ida y vuelta, entre Colombia y Venezuela.
«Bogotá y Caracas están inmersos en un dilema de seguridad que cada vez más los empuja en dirección a un incidente mayor, de consecuencias imprevistas. En ese punto, una clave es lo que hace y vaya a hacer EE.UU., que viene siendo (tanto con Bush como con Obama) un promotor de desorden más que un generador de estabilidad en esta región», explicó a Clarín el profesor de la Universidad de San Andrés, Juan Gabriel Tokatlian. Y el «tanto Bush como Obama» sintetiza la desilusión continental con el primer presidente negro de EE.UU.
Hugo Chávez no sólo se enfrenta a los aviones espías que -según él- le envía Álvaro Uribe desde Colombia, sino a una creciente inquietud en sus bases. «Algo está pasando», tituló recientemente el ex vicepresidente José Vicente Rangel una columna fuertemente autocrítica. El embajador venezolano ante la OEA Roy Chaderton fue más allá hace escasos días, en el marco de las tres R promovidas por Chávez (revisión, rectificación y reimpulso) y se preguntó qué pasaría si el chavismo pierde las parlamentarias de 2010, preludio de las presidenciales de 2012. Ineficiencia estatal, inseguridad fuera de control y corrupción aparecen en todos los llamados de atención. «El proyecto bolivariano ha perdido su rumbo al pasar de una democracia participativa y protagónica a un socialismo del siglo XXI que, en lo fundamental, es un estatismo burocrático y autoritario que se nutre de los ingresos fiscales petroleros», dice la historiadora Margarita López Maya.
El ex ministro ecuatoriano de Petróleo y ex presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, le dijo a Clarín que los actuales procesos de cambio deben ganar en coherencia. «Hay algunas mejoras por el lado de una participación más amplia en la renta minera/petrolera, pero en esencia se mantiene la misma modalidad de acumulación, sumisa al mercado mundial: se puede hablar ya de un extractivismo del siglo XXI», apuntó.
Pero después del fracaso en Honduras, la defensa de la institucionalidad continental se jugará los próximos meses en Paraguay. La oposición no abandona el sueño de sacar a Fernando Lugo del sillón presidencial imitando, aunque más prolijamente, la asonada hondureña. Así, no habría expulsión a punta de fusil sino juicio político. «El tema sigue en el tapete, pero la indecisión se explica porque en la derecha no están seguros del escenario posterior», dijo a Clarín el sociólogo paraguayo Hugo Richer.
También el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, denunció hace dos días que está en marcha una conspiración presuntamente organizada por militares afines al ex presidente y coronel retirado Lucio Gutiérrez, derrocado por una pueblada en 2005.
Por estos días, las miradas se centran en Chile: «Una eventual victoria de Piñera haría evidente un alineamiento ideológico en el arco del Pacífico, que operaría como contrapeso al arco del Atlántico. México, Panamá, Colombia, Perú y Chile -todos con acuerdos de libre comercio con EE.UU.- tendrían gobiernos conservadores en contraposición a gobiernos revolucionarios o reformistas de izquierda en el lado opuesto del continente», señala Tokatlian.
Una posible reelección del colombiano Uribe, que aún debe sortear un referéndum reeleccionista y el aval de la Corte Constitucional, fortalecería a su vez esta posible tendencia. Un hito en el devenir político continental serán las elecciones brasileñas de octubre: la virtual candidata lulista, la economista y actual ministra Dilma Rousseff deberá remontar las encuestas, que la mantienen marcadamente detrás de José Serra, actual gobernador de San Pablo y el candidato de centroderecha que buscará desbancar al PT del gobierno. Hasta ahora, la enorme popularidad de Lula parece insuficiente para dar el salto. Pese a las diferencias políticas y de estilo, Lula jugó fuerte para apoyar a Chávez y Evo en varias ocasiones críticas.
Con todo, el crecimiento estará, al parecer, más allá de los bandos ideológicos. Para Moody’s Economy la recuperación será encabezada por Brasil, Bolivia, Perú, Chile y, en cierta medida, también Colombia.
Una curiosidad: Bolivia, en otros tiempos símbolo de convulsión, parece hoy uno de los países más estables política y económicamente de la región. Y una duda: ¿cambiará el uruguayo José «Pepe» Mujica el estilo de izquierda tranquila y perfil bajo de Tabaré Vázquez o se volverá parte del club de los «presidentes/personajes» de la región?
Fuente: http://www.clarin.com/diario/2010/01/03/elmundo/i-02112232.htm