De los centros del poder económico, político y mediático no escuchamos la palabra cooperativismo. Es explicable, esa palabra no está en el archivo de su discurso. El pensamiento neoliberal, que arropa nuestra cotidianidad como país, tiene una perspectiva de inmediatez y de empresarismo mágico. Estamos en plena crisis socioeconómica, pero todo el abordaje ideológico, que […]
De los centros del poder económico, político y mediático no escuchamos la palabra cooperativismo. Es explicable, esa palabra no está en el archivo de su discurso. El pensamiento neoliberal, que arropa nuestra cotidianidad como país, tiene una perspectiva de inmediatez y de empresarismo mágico. Estamos en plena crisis socioeconómica, pero todo el abordaje ideológico, que se plantea, es en la plataforma empresarial. Hay que tener cuidado con la empresa privada. Son demasiados los ejemplos de corrupción, robo y despilfarro. Juegan a una dialéctica perversa, y se ocultan en el ropaje de un patriotismo práctico y desinteresado. La corrupción evoluciona y se transforma como el capitalismo.
Por qué nadie sugiere la creación de cooperativas, ni el fomento de esa estrategia de desarrollo. El cooperativismo puertorriqueño tiene que ser más atrevido en su proyección y en su agenda de trabajo. No basta con celebrar la semana del cooperativismo. En el país Vasco (España) se encuentra uno de los movimientos más amplios y sólidos de cooperativismo (Corporación Mondragón.) Cubre todas las áreas de la economía vasca, además de fortalecer el sentido de solidaridad e identidad. Puerto Rico debe mirar ese ejemplo. La Cooperativa de Productores de Leche ha sido exitosa en nuestra agroindustria. Nada hay que impida un proyecto de desarrollo económico con este modelo. Rescatemos el pensamiento de Antulio Parrilla Bonilla, que fue líder y teórico de este movimiento. Pero sabemos que el maridaje del empresariado, corrupto y politiquero, con políticas gubernamentales de desnacionalización puede descarrilar este empeño.
El desastre causado por el huracán María, le abrió una puerta al neoliberalismo del expolio. La devastación que provocó, este evento natural, ha sido fértil para la creación de empresas surrealistas. No existen, pero participan de la subasta que hace el gobierno. La simbiosis de empresarismo y gobierno ha creado una andamiaje seudolegal que corroe los cimientos de la democracia. Además del debilitamiento ético de los diferentes ámbitos del Estado; la actitud de los legisladores es de estercolero. La mentira ha sido la carta de presentación del gobierno del Sr. Ricardo Rosselló Nevares. La colonia está a oscuras en su estructura ideológica y en su funcionalidad colonial. La Junta de Control Fiscal mantiene un constante pulseo con la administración del Partido Nuevo Progresista. Algunos de sus miembros han sido cuestionados éticamente. Tomemos el ejemplo de la presidenta de ese cuerpo, la Sra. Natalie Yaresko. Dicha funcionaria devenga un sueldo astronómico y unos beneficios de jeque petrolero. Recientemente estuvo en Munich (Alemania), en la Conferencia de Seguridad 2018. Allí se reunieron 40 ministros de Defensa y los jefes de los servicios secretos occidentales. No olvidemos que este personaje fue o es empleada del Dept. de Estado norteamericano. Viaja con dinero del pueblo puertorriqueño y quiere llevar a la isla a la precariedad y el desalojo.
Hoy más que nunca necesitamos un desafío cooperativista. El actual gobierno y el grupo de funcionarios híbridos, porque tienen el carnet de ser servidores públicos y mercaderes de nuestro patrimonio, quieren vender el país. Esa es su tarea en los próximos 3 años. Tenemos que detener ese saqueo. La empresa puertorriqueña, que se identifique con nuestro pueblo, y el movimiento cooperativista, tienen que estar del lado incondicional de nuestra patria.
Claudio Raúl Cruz Núñez, escritor puertorriqueño.
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