La vuelta de la gestión de los servicios de agua a la municipalidad de París en 2010 está en sintonía con la tendencia global de poner fin a las privatizaciones, en franco contraste con lo sucedido en los años 90.
El alcalde socialista Bertrand Delanoë anunció a principios de este mes que la gestión del agua volverá a manos de la municipalidad, lo que pondrá fin al monopolio privado vigente desde hace más de 100 años.
Los contratos de las dos compañías privadas de gestión de agua del mundo, Suez y Veolia, terminarán el 31 de diciembre de 2009.
«Queremos ofrecer mejor servicio a mejor precio», señaló Delanoë. «También prometemos que los precios se mantendrán estables».
Delanoë también señaló que impulsará a otras municipalidades de la región Ile de France, los alrededores de París, a poner fin a la privatización de los servicios de agua.
«Que Francia, conocida como el corazón de la privatización de agua, se haga cargo de la gestión del servicio es un signo fuerte de la nueva tendencia», dijo a IPS Olivier Hoedeman, del Water Remunicipalisation Tracker.
La organización, dependencia del Corporate Europe Observatory, con sede en Amsterdam y del Transnational Institute, se dedica a llevar registro de la disminución de privatizaciones de la gestión del recurso hídrico.
La lista de lugares donde la gestión del agua volvió al sector público es larga e incluye numerosos y diversos países desde Malí, en África occidental, hasta Uruguay, en América del Sur, donde volvió a ser exclusividad del Estado nacional.
También las ciudades argentinas de Buenos Aires y Santa Fe, la boliviana Cochabamba, y la canadiense Hamilton, además de otras varias localidades francesas.
Más de 40 municipalidades y comunidades urbanas francesas se reapropiaron de la gestión de ese recursos vital en los últimos 10 años y mejoraron y bajaron los costos del servicio.
En la década del 90, muchos países privatizaron el agua y el saneamiento, en especial en África, Asia y América Latina, bajo fuertes presiones de gobiernos de corte neoliberal, en especial de la Unión Europea (UE), y de organismos multilaterales del crédito como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) para «abrir» sus servicios nacionales.
Los mayores beneficiarios fueron las empresas Suez y Veolia, antes conocidas como Compagnie Lyonnaise des Eaux y Compagnie Générale des Eaux respectivamente, que controlaban los servicios en Francia desde fines del siglo XIX.
Ambas compañías participaron en casi todas las privatizaciones de agua, desde Argentina, Bolivia y Colombia, pasando por numerosos países de Europa oriental y hasta Filipinas.
En Europa oriental, Suez y Veolia obtuvieron varios contratos para gestionar el servicio de agua con ayuda del estatal Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, creado en 1990 a instancias del entonces presidente de Francia, François Miterrand (1916-1996), y dirigido por un burócrata de ese mismo país.
La UE también desempeñó un papel decisivo en materia de privatizaciones en todo el mundo mediante la OMC.
En la reunión ministerial de la OMC, realizada en noviembre de 2001 en Doha, el entonces comisario de Comercio de la UE, el francés Pascal Lamy, introdujo un artículo en el texto final de la declaración que llama a «la reducción, o mejor, la eliminación de las barreras arancelarias y no arancelarias de los servicios y bienes ambientales». Eso incluyó la gestión del agua.
Lamy es hoy director general de la OMC.
La UE trabajó en estrecha colaboración con las compañías privadas de agua en el diseño de políticas comerciales.
La Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, invitó a las empresas, mediante una misiva del 17 de mayo de 2002, a una reunión informativa acerca de «la posición y los intereses de la industria europea, sus principales mercados, obstáculos, si los hay, para acceder a nuevos mercados, así como otros asuntos que consideraren relevantes en este contexto».
Suez y Veolia se comportaron como «conquistadores» en el extranjero, explicó Bernard Maris, profesor de economía de la Universidad de París VIII. «Al mismo tiempo, se beneficiaron de un siglo de proteccionismo», puntualizó.
Muchas de las operaciones gestionadas por privados, en Francia y en el extranjero, no cumplieron con los objetivos de ampliar y mejorar las redes de cañerías, pusieron precios altos y tasas de conexión con valores fuera del alcance de la población.
«La gestión no fue transparente ni responsable», explicó Hoedeman. «Por esa razón se terminaron muchos contratos, a menudo a raíz de protestas populares», añadió.
La privatización de los servicios de agua en la ciudad alpina de Grenoble en 1987 fue promovida por varios ministros del entonces gobierno de Jacques Chirac. La gestión de Suez se caracterizó por actos de corrupción, prácticas contables fraudulentas y altos precios en las tarifas.
En 1999, tribunales franceses condenaron a ex ministros de Estado y a ejecutivos de Suez a prisión por su participación en casos de corrupción y ordenaron a la compañía rembolsar los cargos suplementarios impuestos entre 1990 y 1998.
Tras la cancelación del contrato de Grenoble y la vuelta de la gestión de los servicios de agua a la municipalidad, los precios cayeron de inmediato.
A fines de 2002, el precio del servicio en esa ciudad era el más bajo de todo el país. Mejoras similares se registraron en varias localidades del mundo y se terminaron las privatizaciones vinculadas al agua.