Un acuerdo preelectoral fue desconocido por una parte de la bancada parlamentaria electa del Partido Libre, generando una crisis política de proporciones en el seno del partido ampliamente ganador de las presidenciales del pasado 28 de noviembre.
Breve cronología de los hechos
El pasado 21 de enero, los diputados electos el 28 de noviembre de 2021, debían nombrar una Comisión Directiva provisional del Congreso Nacional, la que presidiría la sesión de este domingo 23, en la cual debería votarse por una Junta definitiva.
Por un acuerdo preelectoral entre el partido Libertad y Refundación (Libre) y los partidos Salvador de Honduras (PSH) y Unidad e Innovación Social Demócrata (PINU-SD), integrantes de una alianza electoral de hecho, Salvador Nasralla, el ex presidenciable en 2017 de la Alianza de Oposición a la Dictadura, ganador de las elecciones de ese año, que el oficialismo frustró mediante un alevoso fraude, su partido nombraría al presidente del Congreso Nacional.
A cambio, Salvador Nasralla renunciaba a su propia candidatura a la presidencia y se sumaba a la fórmula de Libre como primer designado presidencial (vicepresidente).
Libre resultó amplio ganador de las presidenciales, por lo cual, de común acuerdo con Nasralla, el partido propuso, previamente a la sesión del 21, al diputado Luis Redondo, del Partido Salvador de Honduras (PSH) como presidente del Legislativo.
Un grupo de 20 de sus 50 diputados electos, se rebeló contra el mandato partidario y votó, con el muy sospechoso aporte de los 44 diputados del todavía oficialista Partido Nacional (PN) y de casi todos los legisladores del alicaído Partido Liberal (PL), por el diputado de Libre Jorge Cálix.
De allí en más, tronaron las protestas, las acusaciones y los descalificativos desde uno y otro lado, pero con mucho mayor énfasis desde la conducción y las bases de Libre.
Los diputados rebeldes fueron expulsados del partido ese mismo día, por decisión del coordinador general de ese instituto político y ex presidente de la república Manuel Zelaya Rosales, esposo de la electa Xiomara Castro.
Fue una medida no reglamentaria, pues los estatutos de Libre establecen que debe ser el Tribunal de Honor quien proceda a las expulsiones, pero a nadie le importó el detalle. A sus partidarios, porque estallaban de furia, y a los díscolos, porque ya se esperaban la medida.
El domingo 23 se pretendió realizar la elección definitiva, pero la vigilia mantenida por la militancia de Libre en los bajos del Congreso Nacional desde la noche anterior, para evitar la consumación de lo que llaman traición, obligó a los disidentes de ese partido y a sus apoyos de otros sectores, a elegir el club recreativo Bosques de Zambrano, a pocos kilómetros al norte de la capital, como lugar de sesión.
El diputado Cálix llegó al cónclave en helicóptero, temeroso de sufrir agresiones en el trayecto si lo hacía en automóvil. Regresó a la capital por el mismo medio, tras estar brevemente en el evento, tan sólo para recibir los votos y asumir la presidencia del Poder Legislativo.
En tanto, en el edificio del Congreso, 32 diputados de Libre (dos rebeldes desertaron de su posición anterior), junto a los del PSH y el PINU-SD y unos pocos liberales, sesionaron con la presencia de varios diputados suplentes, votando su propia Junta Directiva, con Luis Redondo a la cabeza.
Apoyos y silencios
Tras los primeros sucesos, la jefatura del Estado Mayor Conjunto (EMC) de las Fuerzas Armadas, emitió un comunicado de apoyo a la constitucionalidad y por lo tanto, garantizando la asunción del mando el próximo 27, de la “Excelentísima Señora Presidenta Xiomara Castro Sarmiento de Zelaya” (sic).
El poderoso Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) emitió un primer comunicado instando al diálogo, y posteriormente a los hechos del domingo 23, otro lamentando la ausencia del mismo.
La Embajada de los Estados Unidos también llamó al diálogo, y ahí se quedó, sin nuevas declaraciones.
Desde el Partido Nacional hubo un silencio casi absoluto, como suele ser su costumbre cuando están detrás de alguna maniobra poco clara, como los acusan en esta oportunidad desde varios sectores.
Yani Rosenthal, el ex candidato liberal, ex convicto por lavado de dinero del narcotráfico, aprobó y aplaudió la decisión de la mayoría de la bancada de su partido, quizás todavía con rencor en su alma por no haber logrado un acuerdo con Libre debido a sus desmedidas exigencias.
Lo concreto es que son pocos los sectores que apoyan decididamente a Cálix y su grupo, pues desde la gran mayoría de los estamentos de la sociedad, se manifiestan por el diálogo y en apoyo a Xiomara Castro como presidenta.
¿Y ahora qué?
De acuerdo con la mayoría de los analistas locales, quien gana tras todo este escandalete, es Xiomara Castro. ¿Por qué? Pues, porque si bien desde el punto de vista legal, la comisión presidida por Cálix sería la legalmente constituida, algo en lo que no todos están de acuerdo, el eje, de ahora en más, pasa por lo político. Y en eso, coinciden los analistas, gana Xiomara. Veamos por qué:
- Tiene el apoyo explícito de las FFAA. Ese apoyo puede cambiar, claro, pero nadie lo cree en estas circunstancias. Eso y el control de la Policía Nacional, le permitirán “proteger” el edificio del Congreso, tal como lo han hecho varias veces en estos doce años los gobiernos cachurecos, mote con el que se conoce a los miembros del Partido Nacional, controlando o impidiendo el ingreso de los opositores.
- Aunque no se llegue a eso, quien recibiría las “llaves” del Congreso y presidiría las sesiones, sería la comisión conducida por Luis Redondo, pues sería quien podría ingresar al hemiciclo legislativo y contaría con toda su infraestructura.
- En estos días, para que la Junta Directiva presidida por el díscolo Jorge Cálix obtenga estatus de legalidad plena, su nombramiento debe ser publicado en la Gaceta oficial, pero las instalaciones de ésta, están ocupadas por sindicalistas afines a Xiomara Castro, impidiendo que el actual régimen complete su maniobra de condicionamiento del nuevo gobierno.
- Incluso aunque el actual oficialismo lograra esa publicación, sería cuestión de horas para que el nuevo gobierno disponga su anulación y la proclama de la comisión adepta.
- Además de la seguridad, Xiomara dispondrá de los fondos destinados al funcionamiento del Congreso Nacional, a través de la Secretaría de Finanzas. Obviamente, los hará entregar a la Comisión presidida por Luis Redondo.
- Constitucionalmente, quien debería decidir en esta dualidad, es la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), dominada por el presidente saliente, Juan Orlando Hernández, conocido como JOH, a quien se acusa de estar detrás de toda esta maniobra, con el objetivo de evitar medidas anticorrupción que involucren a su gente y a él mismo.
- La cuestión pasa por saber hasta dónde se animarán ahora esos jueces. Han sido fieles servidores del poder que se va, pero ¿lo seguirán siendo? Tal vez prefieran curarse preventivamente en salud y fallar de forma tal que no se avale el accionar de los insurrectos de Libre.
- Tanto la CSJ como el Ministerio Público, ambos desembozadamente favorecedores de la impunidad juanorlandista, avizoran el final de su poder. Un nuevo Congreso afín a Xiomara Castro puede deslegitimarlos y elegir nuevas autoridades para el Poder Judicial.
- Hay que ver si estos magistrados se animan a seguir protegiendo a corruptos y narcos o si, en un vuelco tipo panqueque, se allanan a la nueva situación político-institucional, en un esfuerzo por sobrevivir o, por lo menos, para no ser objeto de juicio político antes de una eventual pero esperada destitución.
El futuro inmediato
Jorge Cálix ya hizo lo suyo. Ya traicionó, dicen conocedores de la situación, “de la mano de sus hasta ahora enemigos juanorlandistas y de los liberales conducidos por el exconvicto Yani Rosenthal”.
En tal sentido, un par de preguntas flotan en el aire, por ahora sin repuesta. Cálix llegó a la reunión en Bosques de Zambrano a bordo de un helicóptero y se fue en el mismo. ¿Quién se lo brindó? ¿Quién pagó ese traslado? Cálix ya fue usado. Ahora es descartable, dicen varios analistas.
Ahora el tema, coinciden varios reconocidos politólogos, es ver hasta dónde llegará la decisión de Xiomara y de sus principales colaboradores. Deben estar dispuestos a seguir hasta el final respecto de estas rebeldías y sepultarlas de inmediato, pues de no hacerlo, se generarán nuevos desplantes que minarán el camino del nuevo gobierno, que tiene muchos puntos que atender prioritariamente para que el país salga de la profunda crisis en la que se encuentra.
Sin embargo, no son pocos los dirigentes, referentes y militantes del Libre que temen que Manuel Zelaya, más conocido como Mel, siga entrometiéndose en las acciones del gobierno. Si bien son sus seguidores, saben que su líder obra más por impulsos emocionales que por hacer uso de la reflexión y la inteligencia. Por eso, no siempre su capacidad de negociación es la ideal.
¿Y Estados Unidos?
Volviendo al apoyo de las FFAA, es obvio -dicen- que hay un guiño de EEUU detrás. Xiomara tiene legitimidad, por lo cual Washington no irá en su contra, salvo que sus políticas vayan en contra de sus intereses, lo cual no parece probable por ahora.
En este punto, es bueno recordar que el mismo Mel agradeció al ahora ex jefe del EMC, General Tito Livio Moreno, su intervención para impedir intentos de fraude en las pasadas elecciones.
El mensaje enviado a Washington por Libre desde antes de las elecciones, es: no sacaremos los pies del plato. Nos centraremos en la lucha anticorrupción y en mejorar la economía. Dos aspectos centrales que provocan la emigración masiva. Eso es lo que le interesa a la Casa Blanca, por lo cual, mientras eso se cumpla, se infiere que seguirán brindando su apoyo.
Si bien esta situación en el Legislativo, complica todo, a lo que hay que prestar atención es hacia dónde va la Justicia estadounidense respecto al narcotráfico, nos indica un abogado miembro de Libre, pero algo distante de los Zelaya-Castro. ¿Irán directamente contra JOH y otros cuando dejen el poder? Esa sería una señal de apoyo indirecto a Xiomara, agrega.
En Honduras, todos los opositores al juanorlandismo esperan con ansias el momento en que JOH deje el poder, para ver si realmente es citado o solicitado por la Fiscalía de Nueva York, que entiende en casos en el extranjero que afecten la seguridad nacional.
JOH ha sido mencionado en varios juicios. No solo su hermano Antonio (Tony) purga una larga condena en Estados Unidos por narcotráfico, sino que muchos de sus colaboradores hn sido mencionados o acusados como co-conspiradores por ese delito.
EEUU no quiere una Honduras inquieta ni en una crisis que podría implicar salidas masivas de migrantes irregulares. En tal sentido, probablemente, su apoyo a Xiomara sea más explícito. Un gobierno alternativo no garantiza la gobernabilidad, sino todo lo contrario. Por lo tanto, siendo el único país en el Triángulo Norte con el que podría contar, se infiere que no fomentará ni permitirá acciones desestabilizadoras en grado sumo.
Pero claro, esto es Centroamérica, ferviente cultora del realismo mágico, así que, a observar con atención, porque todo puede pasar.
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