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Entrevista a Guillermo Almeyra, columnista internacional de La Jornada (México)

«Crisis en Italia, mientras Merkel, Putin y Xi Jinping ratifican su liderazgo»

Fuentes: Rebelión

G.A.: […] En Italia la gran mayoría de la gente no votó. Hubo una abstención gigantesca. Dentro de los que votaron hay una confusión brutal y la izquierda anti capitalista está reducida al 1.5% más o menos que es Potere al Popolo, un conjunto de organizaciones que nació hace 4 meses, que se está desarrollando […]

G.A.: […] En Italia la gran mayoría de la gente no votó. Hubo una abstención gigantesca. Dentro de los que votaron hay una confusión brutal y la izquierda anti capitalista está reducida al 1.5% más o menos que es Potere al Popolo, un conjunto de organizaciones que nació hace 4 meses, que se está desarrollando y está llevando adelante actividades pero que es absolutamente minoritario. Italia es un verdadero desastre.

M.H.: Aquí se hablaba de la posibilidad de un acuerdo entre la Liga Norte y los «Grillinos». ¿Qué hay de eso?

G.A.: La Liga Norte ya consiguió en parte ese acuerdo, porque consiguió la presidencia del Senado a cambio de la presidencia de la Cámara de Diputados para Cinco Estrellas. Están negociando, Cinco Estrellas está negociando con lo que queda del Partido Democrático para ver si puede aprobar un primer ministro Cinco Estrellas. Pero yo creo que van a terminar por ir a nuevas elecciones que, por otra parte, me parece lo más lógico, porque estos acuerdos entre bambalinas son lo más antidemocrático y son siniestros.

M.H.: Esto a pesar de que Cinco Estrellas había anticipado que no iba a hacer acuerdos con ninguna otra fuerza política para gobernar.

G.A.: Sí, pero los está haciendo. Para Primer Ministro no quiere hacer acuerdos pero está negociando para ver si consigue que un sector del PD apoye la candidatura de Cinco Estrellas. El Partido Democrático está prácticamente en disolución. Están tratando de ver si uno de los fragmentos que quedan les da posibilidades.

M.H.: Cuarto mandato de Merkel en Alemania.

G.A.: Los socialistas vacilaron muchísimo porque sabían que un apoyo a la Merkel significa negocios para ella y para ellos desprestigio y pérdida de votos, entonces no querían hacerlo. Al final cedieron porque ven la derechización del país y el peligro de que en unas próximas elecciones, si Merkel no consiguía formar gabinete, la derecha sacara aún más votos y ellos menos todavía, entonces prefirieron un acuerdo que equivale al abrazo del oso.

Merkel gana con esto estabilidad y ellos no ganan nada. Apoyan a un gobierno burgués liberal de más ajuste. Se desprestigian ante su base en el mismo momento en que la economía alemana funciona más o menos bien y los metalúrgicos acaban de conseguir 28 horas semanales con aumento de salario y es posible obtener reivindicaciones. Justamente en este momento retroceden y se van al mazo. No luchan en ningún sentido. En vez de combatir a la derecha haciendo una política de izquierda, prefieren hacer una política de centro derecha y perder a largo plazo.

M.H.: También fue ratificado Putin en el gobierno de Rusia.

G.A.: Ahí también, a pesar de la campaña lo más notable es la abstención, porque no había ninguna duda de que iba a ganar Putin. Había eliminado a sus oponentes. No tenía oponentes reales. Pero la abstención es lo interesante, porque al mismo momento que Putin entre los que votan consigue un apoyo mayor, el descontento crece, se expresa en la abstención y en luchas, como ahora con motivo del incendio de un supermercado en Siberia, hay enormes manifestaciones, el gobernador de esa ciudad se tuvo que poner de rodillas para pedir disculpas y ni así lo aceptaron. Siguen las movilizaciones, tuvo que ir en persona Putin a pedir disculpas.

Él se apoya en un grupo de oligarcas y grandes capitalistas pero quiere actuar como un Zar, independientemente de ellos. El resultado en lo inmediato puede ser bueno, pero a más largo plazo no porque está recogiendo para mañana protestas cada vez mayores.

M.H.: El que sí se ha coronado como una especie de Zar es el presidente chino Xi Jinping.

G.A.: Sí. Putin por lo menos dijo que él no iba a seguir eternamente, en cambio Xi Jinping se hace elegir indefinidamente. China siempre ha tenido manifestaciones de despotismo asiático. Todos los países orientales lo han tenido en su momento porque es la expresión de la necesidad de centralizar enormes regiones con un conocimiento técnico que no tenían otros, lo que le daba un poder enorme al poder central, casi divino. El despotismo asiático tenía esa base.

El Partido Comunista chino reemplazó en eso a los emperadores con sus mandarines y ha creado su propia casta de mandarines. Xi Jinping era uno de ellos, porque es hijo de príncipe como los llaman en China; es hijo de Xi Zhongxun que fue defenestrado por Mao y después fue nuevamente aceptado por Deng Xiaoping en 1978. Forma parte de esa casta divina, entonces se apoya concentrando el poder, en un grupo pequeñísimo que controla un partido de 80 millones de personas que no tiene ningún peso y en el cual están todos los millonarios más importantes del país. Entonces de comunista ese gobierno tiene apenas un título, no tiene absolutamente nada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.