Una ola de puritanismo invade la política polaca, donde la Administración de los gemelos Kaczynski -Jaroslaw, primer ministro, y Lech, presidente- está ahora dispuesto a librar una batalla contra la homosexualidad, la pornografía, la prostitución y el aborto, a pesar de las críticas continuas que llegan desde la Unión Europea y de la mofa de […]
Una ola de puritanismo invade la política polaca, donde la Administración de los gemelos Kaczynski -Jaroslaw, primer ministro, y Lech, presidente- está ahora dispuesto a librar una batalla contra la homosexualidad, la pornografía, la prostitución y el aborto, a pesar de las críticas continuas que llegan desde la Unión Europea y de la mofa de la mayoría de medios de comunicación.
Más allá de las palabras, Ley y Justicia se ha puesto manos a la obra junto a sus aliados en el Ejecutivo, los ultraconservadores de la Liga de las Familias Polacas. El primer paso será aprobar en el Parlamento un paquete de medidas para «prohibir la propaganda homosexual, bisexual y de otras minorías sexuales en los colegios públicos», con sanciones y hasta despidos para los directores de los centros que no cumplan con celo la normativa. El proyecto de ley elaborado por el ministerio de Educación ha levantado las protestas de agrupaciones homosexuales y de Human Rights Watch (HRW), una ONG internacional de defensa de los Derechos Humanos que remitía a principios de esta semana una carta abierta al ejecutivo polaco avisando del riesgo de que los colegios se conviertan en Polonia en «bastiones de intolerancia, represión y discriminación». A las críticas de HRW se sumaban cerca de 10.000 profesores de todo el país, que se manifestaban el pasado domingo en Varsovia para pedir un aumento de sueldo y protestar por la política educativa del Gobierno.
«Grupos homosexuales han intentado distribuir panfletos obscenos en nuestros colegios y eso no se puede consentir. Tenemos que proteger la salud, la seguridad y la integridad sexual de nuestros hijos», justifica Krzysztof Bosak, de la Liga de las Familias Polacas, quien asegura escandalizado que «los colectivos gay pretenden hacer ver a los niños que la homosexualidad es algo normal, saludable y natural; algo que no es cierto».
Para este político, la influencia de las plataformas homosexuales es «demasiado alta en algunos países europeos, como Inglaterra», donde los programas educativos «incluyen historia gay y lesbiana», lo que es «terriblemente dañino y confuso para los estudiantes más jóvenes».
La mencionada normativa, que si sale adelante en el Parlamento se pondrá en marcha para el nuevo curso escolar, pretende «blindar los colegios de la influencia de activistas homosexuales», aunque, según Bosak, «en ningún caso se atacan las tendencias sexuales de nadie, que en Polonia son respetadas». Lo cierto es que las asociaciones de gays y lesbianas intentan desde hace años estar presentes en los centros educativos polacos para, como explica Artur Jedynski, de la asociación gay Lambda, «conseguir que la homosexualidad sea parte normal del sistema educativo». Y es que, según este activista, «actualmente este tema es tabú en las escuelas y, si se trata dentro asignaturas como biología, por ejemplo, se hace ver como una perversión».
El parlamento también tendrá que abordar en dos semanas la aprobación de otra polémica ley propuesta por el Ejecutivo con el objetivo de prohibir la pornografía en todo el país, y en la que se contemplan penas de cárcel de hasta un año para quien sea sorprendido con alguna publicación pornográfica, y de hasta dos si se trata de venta.
El diputado gubernamental Marian Pilka es el responsable de esta nueva normativa, que ya cuenta con la oposición de la izquierda y los liberales, que acusan al parlamentario de «machacar» la libertad de expresión con su propuesta.
«La pornografía atenta contra la dignidad humana y deshumaniza a las personas, unos valores que también debemos de proteger por encima de este negocio», justifica Pilka, quien a finales del año pasado también apoyó la fallida iniciativa parlamentaria de su compañero de partido Artur Górski para nombrar a Jesucristo rey de Polonia.
La cruzada antipornografía ha encendido la mecha y ha extendido el debate también al terreno de la prostitución, en un país en el que las organizaciones católicas tienen aún una presencia importante y donde esta práctica es un negocio boyante bajo la denominación de «agencias sociales de contactos».
Por otro lado, la limitación del aborto es otra de las grandes preocupaciones de los gemelos Kaczynski, quienes prometieron durante la campaña electoral hacer todo lo posible para que interrumpir voluntariamente un embarazo sea aún más difícil, a pesar de que Polonia ya tiene una de las legislaciones antiabortistas más férreas de Europa.
Al margen de las críticas, el Gobierno pretende ahora modificar la constitución e incluir en su artículo 30 el «respeto a la dignidad humana y a la vida desde el mismo momento de su concepción», una propuesta que aplaude con la Liga de las Familias Polacas. No obstante, los Kaczynski lo tienen muy difícil para sacar adelante esta modificación, ya que requieren un apoyo de dos tercios del Parlamento, aunque su presidente, el Marek Jurek, ha anunciado que luchará con todas sus fuerzas para que se apruebe esta medida. «Para mí defender esto es una cuestión personal y de creencias», asegura este político conservador y militante de una importante organización católica polaca.
Preocupación en Bruselas
Elena Aljarilla
Crece la inquietud en la capital comunitaria ante las últimas iniciativas legislativas del Gobierno polaco. La última, la que pretende impedir a los homosexuales declarados ejercer la docencia, ha levantado algo más que ampollas, y eso que la Comisión Europea no puede hacer comentarios oficiales hasta que no se trate de una ley definitiva.
No obstante, Bruselas está dispuesta a actuar si finalmente Varsovia aprueba ese proyecto de ley, ya que existe una directiva comunitaria que impide la discriminación por razones de orientación sexual, raza, religión o creencia. «Esperamos que la nueva legislación polaca se ajuste y sea compatible con esta directiva», aseguraba el portavoz Friso Roscam.
En el Parlamento Europeo tampoco se ve con buenos ojos el giro a la derecha que está dando el Ejecutivo de los gemelos Kaczynski. Por eso han surgido ya varias iniciativas como la de los socialistas españoles Elena Valenciano y Carlos Carnero, que han presentado varias preguntas a la Comisión y al Consejo. «El Gobierno polaco debe saber que puede sancionarse a todo estado miembro que promueva cualquier iniciativa que incumpla los preceptos y valores fundamentales de la UE», se recuerda en la pregunta.
«No podemos permitir un paso atrás en la construcción de este proyecto común llamado Europa, que se sustenta en la igualdad, respeto y libertad», aseguraba Valenciano. Según Carnero, «con esta propuesta Polonia está amenazando los derechos democráticos establecidos en el Tratado Constitucional, a lo cual los socialistas nos oponemos rotundamente por considerarlo especialmente grave».