Víctor Hugo en su obra literaria El jorobado de Nuestra Señora de Paris nos narra la historia de una joven hermosa llamada Esmeralda, quien es condenada a muerte por los delitos de ejercer la magia, la prostitución y de haber dado muerte a un tal capitán Febo Chateaupers. El jorobado Quasimodo, un hombre con discapacidad […]
Víctor Hugo en su obra literaria El jorobado de Nuestra Señora de Paris nos narra la historia de una joven hermosa llamada Esmeralda, quien es condenada a muerte por los delitos de ejercer la magia, la prostitución y de haber dado muerte a un tal capitán Febo Chateaupers. El jorobado Quasimodo, un hombre con discapacidad mental y corporal, pero capaz de percibir el más excelso de los sentimientos humanos el amor, vive recluido en el campanario de la catedral de Paris, escondido y a salvo de las burlas de la chusma. Aunque su amor por la gitana no era correspondido, Quasimodo siguió sus pasos como un ángel de la guarda.
La tragedia humana descrita por el gran Víctor Hugo nos remonta a unos años, en que la sociedad y la ley, por la vía de la Santa Inquisición, eran implacables, sobre todo con las minorías étnicas y sociales. Paupérrimos indefensos y expuestos a las arbitrariedades de la clase social dominante de la época. Eso eran Esmeralda y Quasimodo.
Al final del libro, el genio escritor nos conduce en su relato al osario de Montfaucon, donde muchos meses más tarde se encontrarían dos osamentas en extraño y estrecho abrazo. Uno de los esqueletos tenía la columna vertebral deformada y una pierna más corta que la otra. Cuando quisieron separar los huesos, narra el autor, una nube de polvo quedó como señal del amor finalmente correspondido.
Ambos, Esmeralda y Quasimodo, pertenecían a una minoría brutalmente rechazada por la sociedad. Ella por ser gitana y él por ser jorobado, tuerto y cojo.
En la época del rey Fernando VI de España (1746-1759) se dictó una orden real por la que se emplazaba a encarcelar a todos los gitanos de los diversos territorios, sin excepción de edad, sexo o estado. Estos sucesos trágicos y tristes en 1749 fueron conocidos como La Gran Redada. La prisión general de gitanos, así también llamada esta ordenanza, tenía como fin el exterminio de las minorías gitanas en el reino español.
Durante la guerra civil española y con el triunfo del dictador Francisco Franco se volvió a prohibir por ley la lengua gitana, el romanó, que fue calificada como jerga de la delincuencia. Esto trajo como consecuencia la aplicación de la ley de peligrosidad al pueblo gitano.
Poco han cambiado las cosas desde aquellos años de los siglos XVIII y XIX en Europa. Estos hechos fueron antecesores a la persecución y hostigamiento de judíos y otras minorías étnicas en el tercer Reich Alemán del siglo XX.
Pero la historia no terminó con el Holocausto. Aún hoy en día los gitanos siguen siendo discriminados y vistos con recelo. Muchos son los prejuicios que envuelven la idiosincrasia del pueblo romà y sinti. El gitano tiene fama de embaucador, ratero, bullicioso y delincuente.
Nicolás Sarkozy, Presidente de la Grande Nation, ha anunciado al pueblo galo hace un par de días medidas drásticas, por razones de seguridad y orden público, contra los gitanos y trashumantes indocumentados. El «paquete» de disposiciones prevé la expulsión inmediata del territorio francés, así como la perdida de la nacionalidad, para aquellos extranjeros nacionalizados que hayan cometido crímenes o atentado contra la seguridad nacional.
El recrudecimiento de las leyes de inmigración francesa, defendidas por Nicolás Sarkozy, convierte la actividad judicial francesa en una verdadera «caza de brujas», como en los mejores días del Macartismo recalcitrante. El proyecto de la nueva ley de inmigración, presentado por el Ministro de Inmigración, Brice Hortefeux y avalado por el Presidente estipula, entre otras cosas, la prueba de ADN para comprobar la filiación genética entre familiares, además de servir como instrumento científico de «investigación» racial.
Conocido es el origen multirracial de Nicolás Sarkozy, hijo de padre judío húngaro y madre con raíces sefarditas y griegas. De las minorías étnicas que viven en Hungría, la población gitana es la mayor.
A ver si se deja tomar una prueba de ADN el señor Sarkozy, a fin de comprobar su filiación genética. ¿Qué pasaría si le encontrasen un cromosoma Romá o Sinti?
Fuente: http://robiloh.blogspot.com/
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