Recomiendo:
0

Deje estar a Siria, señor Macron, usted está out

Fuentes: Le Grand Soir

Traducido por Nathalie Galiana

 

Ante la asamblea general de la ONU usted acusó a Bachar Al-Assad de «criminal» y declaró que tenía que rendir cuentas a la «justicia internacional». Ha lanzado esta gravísima acusación al jefe de un Estado miembro de la ONU, defraudando a todos los que creían ver un punto de inflexión en su política. ¿Qué jurisdicción, señor Macron, le ha permitido lanzar una orden de arresto contra dirigentes extranjeros que, dicho sea de paso, le podrían enseñar bastante? ¿Qué derecho tiene un jefe de Estado europeo, representando el antiguo poder colonial de Siria (1920-1946), de permitirse otorgar certificados de buena o mala conducta a sus homólogos de Oriente Medio?

Esta injerencia es aún más lamentablemente cuando continua, al igual que sus predecesores, complaciendo a las petromonarquías a las que vende armas para masacrar al valiente pueblo yemenita. Denuncia los crímenes que imputa al presidente sirio pero aparta los ojos ante de los cortadores de cabezas, favoritos adinerados de Occidente. Los 10.000 muertos en Yemen, los 500.000 niños que padecen malnutrición, la terrible epidemia de cólera provocada por los bombardeos saudíes ¿no le perturban en absoluto, ni le provocan ningún remordimiento? ¿Y quiere que nos tomemos en serio su indignación respecto a Siria?

Todo el mundo sabe de sobra que el drama sirio cuenta con miles de víctimas inocentes, que este baño de sangre ha durado demasiado tiempo y que se tiene que encontrar una solución política una vez eliminado el conglomerado terrorista. Todo el mundo lo sabe de sobra. Mientras usted habla, los rusos, los iraníes y los turcos reunidos en Astaná trabajan en ello. Pero cuando atribuye este crimen a Assad, ¿de que habla usted precisamente? A partir de la primavera del 2011, las manifestaciones en contra del Gobierno han sido contaminadas por los rebeldes que dispararon contra la policía. La «misión de los observadores árabes en Siria» se desplazó del 24 de diciembre de 2011 hasta el 18 de enero de 2012 a demanda de la liga Arabe. A pesar de las presiones saudíes, su informe denuncia las violencias cometidas por ambas partes. En Siria, señor Macron no hay buenos ni malos. El mito de una «revolución pacífica» ha durado demasiado y sería hora de decir adiós a esta visión novelesca. 

Esta guerra, premeditada por los patrocinadores de la oposición, resultó de un intento de subversión del Estado sirio. El régimen baasista tenía sus defectos, pero Siria era entonces un país sin deudas, productivo, donde coexistían pueblos y confesiones de diversos orígenes. Las manifestaciones más imponentes en 2011 fueron a favor del gobierno y de sus reformas. Imputar la responsabilidad de la guerra a un gobierno que hace frente a una insurrección armada apoyada por el extranjero, es torcer el cuello a la realidad. Es retener únicamente algunos hechos porque son útiles a la narración que se quiere defender. ¡Basta ya, señor Macron, de seleccionar entre los hechos al igual que hacen con las víctimas! Cruel como todas las guerras, esta ha tenido su ración de atrocidades. ¿Pero quien lleva la responsabilidad, sino los que querían tomar a Damasco para instaurar la charia wahhabita con la ayuda de Estados Unidos, de Francia, de Gran Bretaña y de los reyes del petróleo?

Incluso en los balances publicados por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), un organismo cercano a la oposición, el 40% de las víctimas -a partir del verano de 2011- pertenecían a las fuerzas de seguridad, el 35% a grupos armados y el 25% de civiles atrapados en el enfrentamiento generalizado. Si una guerra pudiese salvar a civiles, todos lo sabríamos. La guerra que Francia apoya no se hace ni tampoco los bombardeos occidentales sobre Mosul o Raqua. Pero acusar al ejército sirio de cometer crímenes en contra de su propio pueblo es un insulto al sentido común. Este ejército es un ejército de reclutas quienes defienden el territorio nacional contra hordas de fanáticos. Mientras usted, señor Macron, perora en la ONU, los «soldados» de Assad» cruzan el Eufrates para arreglar cuentas con Daesh.

Por supuesto, a modo de comodín en este juego de ilusionistas, le queda todavía el «false flag» químico para darle cuerda a la prensa manipuladora. Explotando esta telenovela fabricada por la CIA, ¡usted hasta incluso ha pretendido trazar la «línea roja»! No le importa que un informe del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT en inglés) haya demostrado que el ataque químico del 21 de agosto del 2013 solo podía proceder de la zona rebelde. No le estremece tampoco que los mismos expertos americanos hayan denunciado la vacuidad del informe acusando a Damasco respeto a Khan Cheikhoun (abril 2017). Ni tampoco ha ni tan siquiera leído la excellente investigación publicada por el mejor periodista americano, Seymour Hersch, quien desmonta totalmente la versión de un ataque químico por parte del ejército sirio.

Tenga cuidado, señor Macron, porque esta farsa química, verdadero mantra de la propaganda occidental al final nos está dando náuseas y derrota en el palmarés de las mentirás del Estado al anterior de Colin Powell en el consejo de seguridad de la ONU. Cada día que pasa pierde de su poder nefasto. Quienes creen todavía, son los que quieren continuar creyéndolo o los que piensan que los gobiernos occidentales nunca mienten. Pero la gran mayoría del pueblo sirio no se lo cree y eso es lo importante. Cuando el ejército libera una zona, los refugiados vuelven a instalarse en ella, la vida vuelve a su cauce de nuevo y la esperanza vuelve a nacer. Girar las aspas de un molino en la tribuna de la ONU no cambiará nada y ese parloteo inútil se pierde ya en el bullicio mediático. Vuestro «grupo de contacto», señor Macron, es un artilugio abortado del cual no se hablará más dentro de unos días.

Por cierto, ¿quien escucha todavía la presidencia francesa? Esa presidencia -poco importa el titular- que, demonizó al gobierno sirio a partir de 2011, alabó a los traidores del país disfrazados de oponentes, apoyó la violencia de la oposición armada, favoreció las salidas de terroristas hacia Siria, cerró el liceo francés de Damasco, se negó en la cooperación de seguridad con los servicios sirios, entregó armas a grupos extremistas, se negó en combatir al Daesh cuando Daesh combatía a Damasco, incitó al crimen de un jefe de Estado legítimo, impuso al pueblo sirio un embargo sobre los medicamentos, esta presidencia que ha violado el derecho internacional y reanudado con el peor de los neo-colonialismos. Efectivamente, ¿quien la escucha todavía? Francia, eligiendo entrometerse en los asuntos de los demás, se ha puesto fuera de juego.

Abandone señor Macron, usted está «out».

Bruno Guigue es profesor universitario de Filosofía en la isla de La Reunión, ex-alto funcionario francés, analista politico especializado en Oriente Medio. Es autor de cinco libros, entre ellos Aux origines du conflit israélo-arabe, L’invisible remords de l’Occident, publicados por L’Harmattan, y de numerosos artículos.

Fuente: https://www.legrandsoir.info/laissez-tomber-la-syrie-monsieur-macron-vous-etes-out.HTML