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“A sangre fría” sobre Volkswagen y sus alrededores (II)

Desde el corazón de la bestia: la declaración del PSUC viu de Seat

Fuentes: Rebelión

Se ha hablado mucho del origen nazi de VW (Seat también fue una criatura del régimen franquista), pero mucho menos del papel que Volkswagen desempeñó, por ejemplo durante la dictadura de los generales brasileños (1964-1985) confeccionando listas negras para los militares entre sus empleados, cuando su jefe de seguridad en Sao Paolo (desde 1959 hasta […]

Se ha hablado mucho del origen nazi de VW (Seat también fue una criatura del régimen franquista), pero mucho menos del papel que Volkswagen desempeñó, por ejemplo durante la dictadura de los generales brasileños (1964-1985) confeccionando listas negras para los militares entre sus empleados, cuando su jefe de seguridad en Sao Paolo (desde 1959 hasta 1967) era Franz Stang, ex comandante de los campos de exterminio nazis de Sobibor y Treblinka, como ha recordado oportunamente el portal German Foreign Policy.

En París, Le Canard Enchaîné ha denunciado el chantaje al que la agencia encargada de comprar los espacios publicitarios de VW en la prensa francesa sometió a una veintena de diarios regionales: si querían seguir recibiendo publicidad y a fin de no perturbar la campaña de anuncios, debían renunciar a publicar informaciones sobre el dieselgate durante los días en que se publicaran los anuncios. Solo tres diarios, sobre una veintena protestaron… Por desgracia este es el mundo real, y en este mundo hay que ir con el escepticismo y las preguntas por delante.

 

Rafael Poch de Feliu (2015)

Desde las entrañas españolas de la multinacional. Un comunicado del comité de SEAT del PSUC-viu. La resolución fue aprobada por el comité central de la organización el pasado sábado 17 de octubre.

Ante el escándalo de la manipulación de los motores de Volkswagen -«ahorrar costes a costa de emitir más gases contaminantes a la atmósfera y sortear las leyes que protegen el medioambiente»- el PSUC Viu muestra «su solidaridad con los/as trabajadores/as y el respaldo al sindicalismo de clase, especialmente a Comisiones Obreras, en SEAT y en Volkswagen».

Los trabajadores «no son responsables de las decisiones fraudulentas de la dirección del grupo Volkswagen». Por ello, «deben mantenerse las inversiones, el plan industrial, las plantillas y sus condiciones de trabajo». Advierte el comité, sus componntes tienen experiencia de ello, que «esta crisis no debe ser utilizada como excusa para recortar derechos laborales y sociales de los trabajadores».

Defienden, pues, la calidad del trabajo y profesionalidad de los/as trabajadores/as de SEAT.

Cosas elementales si se quiere… pero más necesarias y urgentes que nunca.

Recuerdan, y el punto es importante, «que todos los motores, incluidos los fraudulentos, se producen en Alemania y en el centro de Europa y luego, Volkswagen obliga a comprarlos al resto de filiales del grupo, por encima del precio del mercado, para instalarlos en los coches». Obliga es palabra a no olvidar. De esta forma, señalan, «la trasnacional alemana impone un dominio neocolonial a las demás fábricas y marcas del grupo, sobre todo de la periferia, asegurándose una dependencia tecnológica con los motores y el trasvase de beneficios de las filiales a la metrópoli alemana». «Neocolonial» es otra palabra a retener. La relación centro-periferia pero esta vez en el seno de las propias multinacionales.

Este tipo de prácticas no son exclusivas de la marca Volkswagen, por supuesto que no: «están bastante generalizadas tanto en el sector automovilístico como en otros sectores». Este fraude inadmisible, y otros fraudes en general, «son el producto de la feroz competencia entre los capitalistas para obtener el máximo beneficio, a cualquier precio y en el menor tiempo posible, sin importarles las consecuencias en la salud pública, el medioambiente y el empleo». El beneficio máximo sin importar los medios y los procedimientos; el mantra generalizado del capitalismo realmente existente. Con palabras de Robert W. McChesney: «Cualquier intento de entender la democracia sin tener en cuenta su relación con el capitalismo es dudoso. A pesar de que habitualmente se equipare el capitalismo -o el eufemismo de los mercados libres- con la democracia, una y otra cosa siguen siendo proyectos distintos, con tensiones muy fuertes entre sí que pueden desencadenar un conflicto directo».

¿Alguna objeción? ¿Más cosas elementales pensarán? De acuerdo. Pero hay que decirlas. Están dichas por el comité del PSUC (el partido que los dirigentes de IC ubicaron o intentaron ubicar en el sueño de lo inoperante), el comité de PSUC, decía, de SEAT.

El hecho que este fraude se haya dado en uno de los baluartes de la industria alemana, añaden con razón crítica, «desmonta el falso mito de la superioridad moral y ética del capitalismo alemán sobre los demás países, especialmente del sur y el este de Europa». Sin duda, en la senda de Mélenchon y El arenque de Bismarck. En este sentido, quieren resaltar y resaltan «que los fenómenos de corrupción y fraude son consustanciales con el capitalismo y que más tienen que ver con las «carteras» que no con las «banderas»». Efectivamente, con las carteras. Millet y Mas saben mucho del tema. De carteras y banderas si es necesario.

El fraude se hace público, además, «en un contexto de aguda competencia, entre empresas alemanas, norteamericanas y japonesas, por el liderazgo del mercado del automóvil, en plena negociación del TTIP y también, en plena pugna entre accionistas por hacerse con el control de Volkswagen». El PSUC Viu exige en estas circunstancias «una investigación a fondo y que se depuren responsabilidades en la alta dirección». Es escandaloso, sostienen, que «mientras la patronal siembra la incertidumbre entre los trabajadores por culpa de sus decisiones fraudulentas», el anterior máximo dirigente de Volkswagen, Herr Doctor Martin Winterkorn reciba una indemnización de más de 28 millones de euros (sus ingresos en 2014, fue el ejecutivo mejor pagado de Alemania, superaron los 16 millones de euros: lo que un trabajador medio ganaría en 12 vidas trabajando 50 años en cada una de ellas).

Volkswagen ya ha anunciado que condiciona las futuras inversiones a ayudas públicas. Los gobiernos y los pueblos, apunta el comité del PSUC, «deben dar una respuesta contundente frente al chantaje constante de las multinacionales para recibir ayudas públicas amenazando con el empleo». Los comunistas del PSUC viu -¡por fin una reivindicación del término y de la admirable tradición comunista democrática- «defendemos la vinculación de las ayudas públicas a la participación, el control y la propiedad pública en las empresas». En la diana, en el corazón de lo necesario y prudente (se diga lo que se diga sobre quimeras y sueños).

El PSUC viu reprueba, además, las irresponsables declaraciones del irresponsable Ministro de Industria del PP José Manuel Soria y también «el silencio estruendoso de la Generalitat en esta crisis. Les debe preocupar más su futuro político en las próximas elecciones generales o en la presidencia de la Generalitat que la situación de decenas de miles de familias trabajadoras, ya que sus palabras e inacción generan confusión e incertidumbre entre los trabajadores de SEAT y los proveedores». Más claro y verdadero no es posible

Sabe el comité, no puede haber duda de ello, «que tanto el gobierno de Rajoy como la Generalitat de Artur Mas rinden pleitesía ante el capitalismo alemán y su emperatriz Ángela Merkel». Para el PSUC viu, el papel de las administraciones públicas en esta crisis de las emisiones «debe ser velar por la protección del medio ambiente, defender el tejido industrial, un desarrollo tecnológico sostenible y no dependiente, priorizando el empleo y las condiciones de trabajo de calidad».

La crisis de Volkswagen muestra, en su opinión, «que es necesario e imperioso un cambio político en nuestro país, en un sentido anticapitalista que rompa con las cadenas de la dependencia extranjera, la miseria económica y la contaminación medioambiental».

¿Alguna objeción? Ninguna por mi parte… Nadie dice, desde luego, que sea fácil ni esté al alcance la mano. Pero es la tarea imperiosa de la hora. Tarea de todos y todas, de aquí y de allí, de las gentes de más acá del Ebro y también de las de más allá. Contra más unamos, más fuerza tendremos. Y más coraje y más ánimos.

PS. Han pasado muchas cosas desde el 17 de octubre desde luego. Pero todas ellas confirman las tesis del comunicado del PSUCviu, las inconmensurables dimensiones de esta enorme estafa anti-popular y anti-ambiental y la necesidad de una versión gnoseológica del principio de precaución: tal como van las cosas, tal como vamos sabiendo los que nos cuentan y quieren contar, no hay que creerse ni una sola palabra de las informaciones made in Volswagen. Ni una sola. La verdad para ellos es adversaria de la cuenta de resultados.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.