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Desenmascarando los mitos de una Gran Bretaña segregada

Fuentes: Socialist Worker

Traducido del inglés para Rebelión por Christine Lewis Carroll

La percepción popular de que algunas partes de Gran Bretaña se están convirtiendo en «zonas étnicas donde no pueden entrar los blancos» se basa en una mala lectura de los hechos, cuenta la demoógrafa Ludi Simpson a Anindya Bhattacharyya.

Trevor Phillips, presidente de la Comisión Gubernamental de Igualdad y Derechos Humanos, alcanzó los titulares de la prensa hace unos años con un discurso alarmista encabezado «Haciendo somnambulismo hacia la segregación».

Pintó un cuadro gris de las relaciones raciales en Gran Bretaña, argumentando que las comunidades de minoría étnica se estaban aislando del resto de la población y predijo el surgimiento de ghettos étnicos al estilo de USA en Gran Bretaña.

Tanto la prensa de la derecha como los ministros de New Labour (el nuevo laborismo) se apoderaron de estos comentarios para justificar una nueva aproximación al racismo y la inmigración – una que rechazaba la multiculturalidad como «disgregadora» y acentuaron la importancia de que las minorías étnicas «se integraran en los valores británicos».

Hubo un problema – el cuadro que pintó Phillips fue, en cada detalle significativo, falso. Reflejó mitos extendidos que encuadraron bien dentro de las políticas gubernamentales pero que no tenían ninguna base estadística – de acuerdo con lo que señalaron sociólogos destacados, geógrafos y demógrafos.

Ahora dos de esos expertos – Nissa Finney y Ludi Simpson de la Universidad de Manchester – han escrito un libro que pone en evidencia los mitos sobre la segregación. Demuestra cómo estos mitos emanan de la mala interpretación de las cifras, de desatender los problemas reales del racismo y de elevar la desigualdad económica. «Sleepwalking to segregation? Challenging myths about race and immigration»

A diferencia de la mayoría de los libros escritos por académicos, el trabajo de Finney y Simpson está escrito con una prosa no técnica y estructurado en capítulos cortos y directos que abordan cada mito de frente. Incluye también abundante material sobre cómo interpretar las estadísticas sobre racismo, origen étnico e inmigración – y cómo estas cifras han sido utilizadas y abusadas en el pasado.

«Nuestro objetivo era escribir algo en un inglés sencillo que llegara a muchos lectores», Ludi comentó a Socialist Worker. «También quisimos llegar a los políticos y periodistas que tratan los temas que el libro aborda.»

«Aunque ahora soy profesora de universidad, pasé la mayor parte de mi vida laboral trabajando en estadística en Bradford, donde todavía vivo.»

En 2001 hubo disturbios en Bradford, provocados por secuaces del Partido Nacional Británico (BNP). Pero los informes gubernamentales sobre los disturbios culpaban a las comunidades asiáticas de la ciudad.

«A una semana de los disturbios, un informe decía que la ciudad estaba «cogida por el miedo» y que las tensiones fueron causadas por la «auto-segregación». Entonces yo vivía en la ciudad y estaba muy familiarizada con las tendencias de población allí», dijo Ludi.

«Esta afirmación de una ciudad ‘cogida por el miedo’, de que la gente no quería ni mezclarse ni hablarse, no cuadraba con mi opinión ni experiencia.»

«Así que desde entonces supongo que me he preocupado de investigar por qué es tan fácil interpretar mal la diversidad étnica creciente e intentar explicar lo que de verdad demuestra la aritmética.»

Los ataques del 11 de septiembre en USA

Ludi señala que todo esto ocurrió antes de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York y el aumento subsiguiente de la paranoia hacia los musulmanes.

Así que, mientras «la guerra contra el terror» ha alentado la reacción política contra la multiculturalidad, las raíces de dicha reacción fueron anteriores.

«Las respuestas gubernamentales a los disturbios en el norte de Gran Bretaña ya hablaban de ‘vidas paralelas’, ‘comunidades segregadas’ y la necesidad de ‘mayor cohesión comunitaria’.»

«Todo esto encaja en el programa de New Labour de dar ‘responsabilidad’ a las comunidades respecto a su propio futuro – que es una forma de decir que si los barrios no mejoran, es porque no han hecho lo que debían.»

«Los ataques del 11 de septiembre añadieron una nueva dimensión a todo esto – el miedo a los musulmanes y al terrorismo. Por supuesto, se puede tener miedo real a atrocidades reales, pero hay en todo ello un elemento de racismo puro.»

Que New Labour hable de la cohesión de la comunidad es sólo un aspecto de la corriente principal de opinión sobre racismo e inmigración.

Luego está el racismo más virulento de la prensa como The Daily Mail o The Daily Express, o la diatriba constante de propaganda anti-inmigración emitida por los equipos de pensamiento derechistas como Migration Watch.

Ludi destaca que es equivocado afirmar que todo el espectro desde New Labour hasta la extrema derecha dice lo mismo sobre racismo e inmigración, pero argumenta que sí comparten suposiciones comunes y mitos.

«Es lo que llamamos una ‘letanía’ – todo una ristra de afirmaciones que se repiten sin ninguna evidencia. Incluyen términos como ‘tenemos demasiada inmigración’, ‘los inmigrantes no quieren mezclarse’ y ‘la segregación fomenta las tensiones’.»

«Hay gente que fija su atención en unas afirmaciones, y otra gente en otras, pero siempre están allí, juntas.»

Una tendencia común revelada por Finney y Simpson es cómo la provisión de servicios públicos, tales como la vivienda o la educación es tratada como un «tema racial» cuando el problema real reside en otra parte.

Por el contrario, gran parte de las políticas públicas actualmente ignora o minimiza el racismo dónde y cuándo realmente existe.

«El enfoque sobre racismo y desigualdad es abandonado mientras se hacen interpretaciones culturales sobre asuntos raciales. El elemento estructural del tema del racismo es sustituido, por ejemplo, por la aparente incompatibilidad de culturas.»

«Si pudiéramos eliminar esto – tener más calma cuando hablamos de las diferencias personales y culturales – entonces quedaría al descubierto la desigualdad en el empleo, la vivienda y la educación, y la discriminación racial existente en nuestra sociedad.»

Finalmente, Ludi escribió el libro como parte de una lucha más amplia para informar a la gente de la verdad sobre racismo y sociedad.

«Cuanta más gente comprenda la política y la aritmética de la diversidad creciente en Gran Bretaña, más se destapará la verdad sobre la segregación – la política de jugar la carta del racismo bajo otro nombre.

MITO 1: «Los inmigrantes agotan los servicios públicos»

Los políticos y comentaristas de los medios se prestan rápidamente para culpar a los inmigrantes del mal estado de los servicios públicos en Gran Bretaña».

Se cita el alto nivel de inmigración como el culpable de la falta de vivienda pública, sanidad y educación. Nos dicen que el estado de bienestar no puede hacer frente al «aluvión».

La verdad es que es todo lo contrario. La gran mayoría de inmigrantes viene a trabajar – y comparado con el resto de la población – son más jóvenes, sanos y susceptibles de estar en activo, y es menos probable que estén utilizando servicios públicos.

Hasta los demandantes de asilo político – que se contemplan a menudo como inmigrantes «problemáticos» o una «carga» para el estado – están más capacitados que la media de la población. Aproximadamente el 23% de los refugiados tiene un oficio cualificado en comparación con el 12% de la población británica.

El hecho de que muchos inmigrantes están aquí para trabajar significa que contribuyen más a los impuestos que reciben en beneficios y servicios públicos.

Por ejemplo, en Manchester el 6% de los inmigrantes recibe subsidios de empleo en comparación con el 20% de la población en edad de trabajar de la zona.

La creencia de que los inmigrantes copan los recursos de vivienda también es incierta. La verdadera razón de la crisis de la vivienda es que sólo se construyeron 375 viviendas municipales el año pasado.

Hasta los años 80, se construyeron más de 100.000 al año.

MITO 2: «Las minorías étnicas no quieren integrarse»

La noción de que las comunidades de minoría étnica no se integran en la sociedad británica ha llegado a ser tan común entre los políticos que ya casi no se cuestiona.

Una sucesión de informes gubernamentales e iniciativas políticas han fomentado la noción de que la «cohesión comunitaria» está amenazada, y que el principal problema es que las comunidades de minoría étnica rechazan interconectarse y prefieren «auto-segregarse» y retirarse al ghetto.

Este cuadro es integralmente falso. Los grupos de amistades son cada vez más mezclados, no menos. La mayoría de los jóvenes de minorías étnicas dice que la mitad de sus amigos son blancos.

Menos del 20% de las minorías nacidas en Gran Bretaña dice que sólo tienen amigos de su grupo étnico. Si algún grupo es étnicamente aislado, son los blancos – más de la mitad dice que sólo tienen amigos blancos.

Un índice de la creciente integración es el número de personas que afirma que es de origen étnico «mixto». El grupo «mixto» suma 650.000 personas sólo en Inglaterra y es uno de los grupos étnicos de más rápido crecimiento en Gran Bretaña.

Además, las encuestas sobre actitudes sociales demuestran que en comparación con décadas anteriores, las actitudes positivas hacia la diversidad étnica están aumentando constantemente.

MITO 3: «Los blancos pronto serán minoría en Gran Bretaña»

Uno de los dichos más comunes entre los medios de comunicación de la derecha es que Gran Bretaña se está salpicando de zonas étnicas donde no pueden entrar los blancos – ghettos en el interior de las ciudades supuestamente dominados por minorías étnicas.

El obispo de Rochester hizo esta manifestación recientemente, añadiendo que estas zonas son también semilleros de «extremismo islámico».

Sus comentarios fueron ampliamente difundidos – a pesar de la ausencia absoluta de evidencia que fundamentara sus alegaciones sensacionalistas.

De las 8.850 circunscripciones electorales en Inglaterra y Gales, sólo hay 14 en las que un grupo étnico no blanco supera la mitad de la población. No hay ninguna en la que una sola minoría étnica supera las tres cuartas partes de la población.

Por supuesto, la misma noción de que algo «no está bien» cuando los blancos están en minoría en una zona en particular es en sí racista. Pero esto aparte, las proyecciones de las poblaciones de minoría étnica demuestran una tendencia de conjunto hacia una mayor diversidad, no hacia más segregación.

En ciertas zonas, hay un «agrupamiento residencial» de alguna minoría étnica. Esto refleja el hecho de que muchas poblaciones de minoría étnica se sienten vulnerables, y lo solventan viviendo cerca de su familia y amigos para sentirse más seguras.

En otras ocasiones, las autoridades municipales y las agencias de alquiler han perseguido deliberadamente una política de colocar las familias de minorías étnicas sólo en zonas específicas.

También es verdad que las poblaciones de minoría étnica son relativamente jóvenes, y las poblaciones jóvenes tienden a crecer más de prisa que las poblaciones más mayores, ya que ésas tienen una tasa de mortalidad menor.

La noción relacionada de «huida de los blancos» es también un mito. La gente que vive en el interior de las ciudades tiende a mudarse a la periferia – pero esto es aplicable a todas las etnias.

Y en zonas de mayor población de minoría étnica – tales como Leicester, Bradford y Lambeth – las cifras muestran un flujo neto de establecimiento de residencia de blancos.

Fuente: Socialist Worker 7/2/2009