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Directiva Bolkestein: El voto de la vergüenza

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Juan Vivanco

Estrasburgo, 18 de enero de 2006
Como resultado de un compromiso entre el PPE [1] y el PSE[2], el Parlamento Europeo acaba de adoptar en primera lectura la directiva llamada Bolkestein sobre el mercado interior de servicios.
El sentido de esta directiva se resume en dos cifras: actualmente en Europa los servicios representan cerca del 70% del valor añadido y de los empleos, pero sólo suponen el 20% de los intercambios dentro de Europa. Al no poder deslocalizar la mayoría de las empresas de servicios lo que se hace es deslocalizar los salarios de miseria, y para eso se ha inventado la directiva Bolkestein. Su finalidad es romper los salarios, nivelar por abajo las protecciones sociales, limitar los derechos de los consumidores y desmantelar los servicios públicos.
Ya ni siquiera es ultraliberalismo, es liberalismo total.
Presionados por la cólera social de todos los pueblos de Europa, el PPE y el PSE han pergeñado un compromiso que «oficialmente» suprime del texto el principio del país de origen[3] y limita el campo de aplicación de la directiva.
Pero el compromiso entre el PPE y el PSE no soluciona el problema del principio del país de origen ni protege los servicios públicos de la ley implacable del mercado, pues se limita a situar a la Comisión y al Tribunal de Justicia Europeo en posición de árbitros supremos.
Dada la orientación ultraliberal de la Comisión y el Tribunal de Justicia, es como poner a la zorra al cuidado del gallinero.
La sanidad, la política social, la protección de los consumidores y los servicios públicos quedan excluidos del compromiso PPE-PSE. De modo que la directiva Bolkestein, con compromiso o sin él, va a ser el acta de defunción en Europa de los servicios públicos y la protección de los asalariados y los consumidores.
Los pueblos de Europa no necesitan una directiva que introduzca la competencia en los sistemas de política social y fiscal que se han dado democráticamente. Lo que necesitan urgentemente, por el contrario, es una nivelación social y fiscal por arriba. Está en juego la unidad de la Unión Europea.
El grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica, del que forman parte los diputados comunistas franceses, ha votado a favor del rechazo absoluto de esta directiva y ha apoyado todas las enmiendas destinadas a purgarla de su veneno ultraliberal.
Ahora la directiva se va a presentar al Consejo de la Unión Europea. Chirac y su gobierno tendrán que hacer honor al compromiso que han contraído en televisión ante millones de franceses. Por eso debemos mantener todos juntos la movilización popular para que la directiva Bolkestein sea rechazada tanto en el Consejo como en segunda lectura en el Parlamento.
[1] Grupo parlamentario del Partido Popular Europeo, que reúne los partidos de derecha, como el PP español.
[2] Los diputados socialistas franceses se han desvinculado de este compromiso.
[3] Los salarios, las condiciones de trabajo y las garantías para el consumidor dependen del país de origen del prestatario y no del país donde se presta el servicio.
Jacky Hénin es diputado europeo del Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica, Parti communiste français
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