Traducido para Rebelión por Juan Vivanco
Un profesor ha sido suspendido durante dos meses. ¿El motivo? Les preguntó a sus alumnos cuántos habrían escogido la hora de religión si el centro hubiera programado una asignatura alternativa. A Alberto Marani, profesor de Matemáticas y Física (representante del sindicato Cobas en el centro) en el liceo Righi di Cesena, le han apartado de sus alumnos y permanecerá sin sueldo durante dos meses por haber tenido la «osadía» de hacerles esta pregunta el pasado 20 de mayo. Cobrará el subsidio previsto para estos casos, de unos 600 euros mensuales.
El portavoz de los Cobas, Piero Bernocchi, ha denunciado el hecho y lo califica de «ataque clerical al laicismo de la enseñanza». «Después del caso de Franco Coppoli [el profesor italiano suspendido por un mes por haberse atrevido a descolgar el crucifijo mientras daba clase en un centro público], este es otro ejemplo del integrismo violento que campa por sus respetos en la escuela pública, sin que nadie ponga coto a la ofensiva clerical», dice Bernocchi.
Según cuenta el portavoz de los Cobas, hace meses Marani repartió un cuestionario entre unos 70 alumnos suyos. Cada uno de ellos «debía indicar qué enseñanza habría escogido: religión católica, historia de las religiones o derechos humanos». Una iniciativa que el Ufficio Scolastico Regionale de Emilia Romaña consideró intolerable, ya que pidió seis meses de suspensión para el profesor. Gracias a la intercesión del organismo de disciplina del CNPI (Consiglio Nazionale della Pubblica Istruzione) la sanción disciplinaria quedó reducida a dos meses.
El resultado del cuestionario había sido sorprendente: solo el 11 % de los chicos habrían escogido religión. El resto habrían optado por historia de las religiones (el 24 %) y, sobre todo, por derechos humanos (65 %). En vista de lo cual, el Consejo Escolar se planteó la posibilidad de «ofrecer a los estudiantes la asignatura alternativa». Pero no todos estaban de acuerdo. Los profesores de religión católica denunciaron al Ufficio Scolastico Regionale que Marani, con ese cuestionario, «había ofendido a su colega de religión». Después vino la sanción, «inaudita y desmesurada», denuncian los Cobas.
El inspector que visitó el centro para investigar el asunto prohibió al profesor que diera a conocer a sus alumnos el resultado de la encuesta, y añadió otra acusación: el haber fijado en los tablones de anuncios del centro, durante el bombardeo de Gaza, cinco imágenes de Handala (el niño palestino descalzo y herido) sacadas, «para colmo», con la impresora del instituto. Una iniciativa que consideró «ajena a sus obligaciones profesionales».