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Dos voces discordantes

Fuentes: Rebelión

Nada que parezca coincidencia en política lo es. Menos cuando se trata de una derecha herida gravemente, es el caso de las voces discordantes en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, donde el piloto aviador y licenciado en Marketing, Mario Abdo y el abogado Luis Lacalle trataron de sabotear la unidad para la que se les convocó.

Hay quienes no quieren una Latinoamérica con liderazgo propio y menos aún, ajeno a las disposiciones de la Casa Blanca. La reacción de Mario Abdo y de Luis Lacalle acusan miedo de que haya un líder para la región, y si ese liderazgo lo encarna Andrés Manuel López Obrador, los defensores de los intereses de los poderosos estarían no sólo intranquilos sino temerosos.

Hay algo que explica con despropósito de estos juniors de la política latinoamericana, y es la visita del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, el cubano-americano, Mauricio Claver-Carone, quien el 14 de septiembre visitó a Mario Abdo, y le dijo: «Yo si fuera inversor apostaría por Paraguay como destino para hacer negocios».

Por otra parte, le recordó al presidente paraguayo que la cartera de créditos para ese país, supera los 2,894 millones de dólares, de los cuales, le dijo Mauricio Clever a Mario Abdo, «Tenemos el 20% de esto agendado para innovar en protección social, digitalización y programas climáticos. Seguimos desarrollando la cartera de créditos y creo que podemos hacer mucho más con la cooperación con el sector privado».

Al día siguiente Mauricio Clever visitó Uruguay, y habló con el presidente Luis Lacalle, a quien le mostró la disponibilidad del BID para ayudar a Uruguay en todos los proyectos que sea posible y mencionó el interés de ese organismo para concretar la próxima Asamblea de Gobernadores del BID en Punta del Este, en marzo del próximo año.

Ante tanta promesa Mauricio Clever consideró que Uruguay podría convertirse en un “Sillicon Valley del sur”. Pero ahí no terminaron los coqueteos, porque Clever-Carone le dijo a Lacalle: “Creo que no he visto un presidente más organizado”, y subrayó que hay intención de cooperar en todo lo posible para la concreción de los proyectos del país.

Es decir, los créditos del BID están abiertos a países con regímenes de derecha.

Para el BID un país con tanta bonanza como Uruguay, no existe la firma una carta firmada por más de 700 mil uruguayos, es decir el 20.2 por ciento de su población que pide un plebiscito contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, emitida por Lacalle a consecuencia de la pandemia, que contiene normas represivas como la flexibilización de la legítima defensa policial y la regulación del derecho a la protesta.

En Paraguay, Mario Abdo no la tiene fácil a pesar de que el presidente del BID haya dicho: «Quisiera felicitar a Paraguay, al presidente, al ministro y a todo el equipo por la gestión que llevaron a cabo particularmente en este tiempo de crisis durante el Covid-19”. Lo cierto es que sólo con ayuda de la mayoría del Congreso de ese país su presidente se salvó de un juicio político por su mal manejo de la pandemia, exigido por la mayoría de la población.

En las manifestaciones sociales contra Mario Abdo, la policía de la capital, Asunción, disparó balas de goma, chorros de agua y gases lacrimógenos, toletazos y violencia extrema contra los inconformes, quienes realizaron saqueos a tiendas, arrojando como saldo de los disturbios más de 20 personas heridas y 30 detenidos. En una de estas marchas quemaron la sede de la Asociación Nacional Republicana, nombre oficial del Partido Colorado, al que pertenece Mario Abdo. Pero para éste y para el cubano vergonzante, todo está bien.

No es sólo la unidad latinoamericana la que trataron de romper los presidentes de Uruguay y Paraguay, se trata de impedir que haya unidad y liderazgo y de evitar que éste sea impulsado por el consenso de países de la zona y no por el otrora poderoso Estados Unidos, cuyo emisario del BID les habló al oído a los dos serviles derechistas para dividir la cumbre. El vecino del norte no quiere ni unidad, ni voz, ni voto en Latinoamérica, para él debe ser un terreno con grandes riquezas donde sus habitantes, su identidad y conciencia le estorba.