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Elecciones europeas 2019

Ecología y migración

Fuentes: Rebelión

Las elecciones al parlamento europeo ocurridas el 27.05.2019, han puesto sobre la mesa de las reflexiones civilizatorias (entre otras) dos contradicciones esenciales, relevantes y ya inocultables políticamente de la llamada crisis del sistema «economía-mundo del capitalismo», como son: el asunto poliédrico de la llamada crisis ecológica, descrita magistralmente a partir de la página 241 por […]

Las elecciones al parlamento europeo ocurridas el 27.05.2019, han puesto sobre la mesa de las reflexiones civilizatorias (entre otras) dos contradicciones esenciales, relevantes y ya inocultables políticamente de la llamada crisis del sistema «economía-mundo del capitalismo», como son: el asunto poliédrico de la llamada crisis ecológica, descrita magistralmente a partir de la página 241 por David Harvey, como la contradicción 16 en su libro «Las diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo. IAEN. 2014». Y su profunda relación en no menos complejo problema humano de la migración masiva, denominada como «La nueva lucha de clases de Slavoj Zizek. Anagrama. 2016».

Que como nunca antes en la historia de la humanidad, han reactualizado la hipótesis teórico-práctica de la tradición marxista sobre la absoluta incompatibilidad entre producción capitalista y la Ecología, y la forma como el modo de producción capitalista central en sus distintas fases de acumulación, tanto la de los orígenes del capitalismo descrita por Marx, como la contemporánea de despojo neocolonial y rapiña militar de recursos naturales, destruye continua e irremediablemente bien sea pacifica o violentamente el hábitat humano, culturas, países y poblaciones completas, territorios, comunidades y sus economías periféricas; generando una gran crisis de miseria y pobreza, hambre y sed, de desespero humano y desesperanza aprendida, así como una contaminación del ambiente insoportable e irrecuperable y un deterioro «medio ambiental» que fuerza a millones de seres humanos, aún a riesgo de morir, a migrar masivamente hacia el centro capitalista desarrollado buscando sobrevivir. Migración masiva que, a su vez, genera en estos países receptores un rechazo u «odio al extranjero», hacia las extrañas religiones y extrañas costumbres o maneras que los fugitivos traen. Rechazo que es estimulado sentimentalmente con fines electorales por los demagogos nazis que sobrevivieron la desnazificación superficial que llevaron a cabo todas las potencias militares aliadas vencedoras del nazi fascismo ítalo-alemán en la segunda guerra mundial.

Entonces, tenemos que si bien los ciudadanos europeos un poco mejor informados que los estadounidenses, canadienses y japoneses, han tomado conciencia a nivel general de la catástrofe ecológica de sus sociedades que está ocurriendo ante sus ojos y votan por partidos ecologistas todavía atrapados en la retórica neoliberal de Margaret Thatcher del «no hay alternativa», sin alcanzar a encontrar el nexo esencial y profundo entre capitalismo y medio ambiente descrito en el párrafo anterior; sí representan un avance en la toma de conciencia social general europea que ha disminuido la tradicional hegemonía ideo política que desde la fundación de la Unión Europea había tenido el bipartidismo de la democracia cristiana y la socialdemocracia, y de ahí, la importancia de su triunfo electoral en el actual parlamento europeo.

En Europa se lucha contra las bolsas plásticas, por la supervivencia de los osos polares y de las ballenas japonesas y, contra los millones de toneladas de mierda que diariamente los millones y millones de perros domésticos y mascotas deponen en los andenes de sus hermosas ciudades. Pero, poco se dice, por ejemplo, sobre la destrucción masiva y deforestación de kilómetros de selva amazónica, en Brasil, Colombia, Perú, o Ecuador, realizada por las multinacionales madereras europeas. Tampoco por los ecocidios minero-energéticos, el envenenamiento general que producen los agro cultivos masivos, los insecticidas y las semillas genéticamente modificadas de multinacionales globales como Bayer-Monsanto, la carne de animales tras-génicos, etc, o la guerra química con glifosato que realiza, por ejemplo, el gobierno colombiano. Temas que se dejan a lo poco que puedan hacer los afectados latinoamericanos y caribeños.

En el lado opuesto de la contradicción, estas mismas elecciones han mostrado un avance de los partidos xenófobos (xenos del antiguo griego que significa extranjero) opuestos a cualquier emigración, que han cobijado sus tesis neonazis de un exacerbado neo liberalismo con un cerrado nacionalismo, extrañamente emergido masivamente en los países otrora comunistas, y que haciendo causa común con los neo nazis de Europa occidental: el neo fascismo italiano, el franquismo (abierto o vergonzante) en España, los nazis y racistas blancos, austriacos, franceses, alemanes, holandeses flamencos y nórdicos, como los aislacionistas ingleses del Brexit, se oponen radicalmente a lo que llaman la islamización de sus países históricamente cristianos (católicos o protestantes) y al mestizaje tercermundista.

Aspecto de repulsa que, oculta totalmente el otro aspecto de la contradicción: Que sin estos migrantes, fuerza de trabajo joven, fuerte y dispuesta a trabajar por cualquier salario de hambre, la economía capitalista central no podría ser sustentable y mucho menos la envejecida sociedad europea, que no tendría quien sostuviera la seguridad social de los ancianos, ni quien realizara los trabajos despreciables que los migrantes realizan recogiendo basuras, limpiando inodoros de hoteles, lavando y limpiando ancianos dementes en ancianatos, etc.

Así pues, no es conveniente dejarse guiar en los análisis generales de estas trascendentales elecciones europeas por los intoxicadores globales de opinión, que muestran a la contradictoria socialdemocracia española triunfante a nivel general, cuando comparándola con el resto de Europa, ha sufrido un serio descalabro y todavía en la euforia de sus pequeños resultados parroquiales, no barrunta las dificultades globales que se le vienen encima tratando de salvar un reinado europeo medieval agotado y amenazado por el independentismo en alza, una crisis económica seria sin resolver, y un franquismo tripartito agresivo y a la ofensiva.

Por el contrario, es el momento de retomar estos dos problemas civilizatorios y globales puestos en escena por las elecciones europeas que acaban de pasar, para reflexionar seriamente sobre ellas. Los clásicos del marxismo y el llamado marxismo latinoamericano tienen mucho que decir al respecto. Es nuestro deber volverlo a compartir.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.