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Economía ficción en El Salvador

Fuentes: Rebelión

No se puede negar el irresistible encanto que la ficción ejerce en ciertos momentos de nuestras vidas. Me refiero a esas etapas en las cuales el aburrimiento, la melancolía o la frustración nos dificultan encontrar significado o sentido de trascendencia a nuestras acciones cotidianas y en las cuales, encontramos en la ficción (del latín fictus, […]

No se puede negar el irresistible encanto que la ficción ejerce en ciertos momentos de nuestras vidas. Me refiero a esas etapas en las cuales el aburrimiento, la melancolía o la frustración nos dificultan encontrar significado o sentido de trascendencia a nuestras acciones cotidianas y en las cuales, encontramos en la ficción (del latín fictus, fingido) un alivio o escape temporal a la realidad.

Habrá quienes en estas circunstancias acudan a las ficciones religiosas (dioses, santos, sanaciones milagrosas), mientras otros prefieran las ficciones literarias (vampiros, elfos, hadas, súper héroes). También hay quienes encuentran consuelo en el mundo de la ciencia ficción (androides, viajes en el tiempo, universos paralelos) o bien en el mundo del sexo ficción (pornografía, líneas eróticas, sexo virtual). Pero hay una especie particular de seres humanos que prefieren escapar temporalmente de la realidad con la ayuda de la economía ficción.

La economía ficción es un género de la metafísica que describe un funcionamiento fantástico e irreal de las economías capitalistas. En este mundo, los gobiernos adquieren poderes sobrenaturales que les permiten resolver los problemas estructurales de la gente, sin hacer las transformaciones estructurales que tendrían que hacerse en el mundo real para lograr estos resultados.

Este tipo de ficción es cultivada por los gobiernos pro-capitalista de distinto tipo, sean reaccionarios, conservadores o progresistas. Esta tarea es realizada con el invaluable apoyo de los intelectuales orgánicos, que de forma individual o por medio de «tanques de pensamiento», asumen sobre sus hombros la colosal tarea de articular, argumentar y documentar una narración económica fantástica, paralela a la realidad económica.

La economía ficción ha gozado históricamente de gran popularidad en El Salvador, pero ha sido cultivada con especial esmero desde 1990 a la fecha. Una lectura de los discursos presidenciales de cada primer de junio de los últimos 26 años, nos muestra la capacidad de los gobiernos y de sus asesores de transformar la precaria condición económica del pueblo salvadoreño en una fantasía económica en donde el empleo y los ingresos de la gente aumentan, la pobreza disminuye y las familias tienen acceso total e irrestricto a salud integral, educación de calidad y vivienda digna.

¿Quién no recuerda la ficción económica narrada durante veinte años por los gobiernos del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) bajo la asesoría de la Fundación para el desarrollo Económico y Social (FUSADES), según la cual la economía salvadoreña crecía y la sociedad se desarrollaba a medida que se privatizaba la economía, se debilitaba al Estado y se fortalecía al mercado? ¿Cómo olvidar aquella alucinación de prosperidad y de crecimiento que describían los informes y análisis económicos de antaño elaborados por FUSADES, cuando apoyaban los tratados de libre comercio, la privatización de las pensiones, y el abandono de la agricultura? Y por supuesto, ¿Cómo no mencionar en esta retrospectiva a esos tres grandes narradores del género de la economía ficción, Manuel Enrique Hinds, Rafael Barraza y Claudio de Rosa, que elaboraron esta gran pieza del ilusionismo económico llamada dolarización?

Con algunas variaciones, este género ha sido retomado y actualizado por los dos gobiernos del partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que con ayuda de otra ola de intelectuales «populares», ahora también imaginan una realidad económica paralela, en donde el crecimiento económico y el empleo son favorables para el país, la pobreza se ha reducido y las expectativas para el futuro dan esperanzas de alcanzar pronto una nación con estabilidad y crecimiento sostenido,

En esta realidad económica paralela se supone que el gobierno sin necesidad de hacer transformaciones estructurales,- es decir, sin des dolarizar, sin renunciar a los tratados lo de libre comercio, sin eliminar su dependencia de Estados Unidos, sin fortalecer al Estado frente al mercado, sin resolver el déficit estructural de la Balanza Comercial, sin re-estructurar el pago del servicio de la deuda pública, etc. – tiene los súper poderes para diseñar políticas para el desarrollo nacional con el enfoque del Buen Vivir.

El problema con la economía ficción, es siempre el hecho que la realidad económica, más tarde o más temprano, termina por imponerse, y llega el momento de regresar al mundo real.

Los mensajes optimistas sobre las mejoras en la economía popular divulgadas por los analistas cercanos al gobierno, han sido refutados por la evaluación de la economía familiar realizada recientemente por el Centro para la Defensa del Consumidor (CDC) y la red de Asociaciones de Consumidores de El Salvador (ENLACES). Según los datos de este informe, en el período junio 2014 – mayo 2015 , el costo de la canasta de alimentos en las zonas urbanas tuvo un incremento de $43.00 mientras que en las áreas rurales aumento en $19.00. De acuerdo a estas asociaciones, estos incrementos representaron una disminución en el poder adquisitivo de las familias salvadoreñas, en la medida que «el gasto familiar básico mensual se ha distanciado del salario mínimo mensual, disminuyendo así el poder de compra». (CDC, boletín informativo No 47).

Por su parte, en medio de los festejos por los avances económicos y sociales del primer año del nuevo gobierno, se ha conocido el informe del Fondo de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2014.

De acuerdo a este informe, la cantidad de población salvadoreña afectada por la desnutrición aumentó de 12%, en el período 2009 a 2011, a 13,5%, en los años 2012 a 2014. Esto significa, que en la actualidad más de 900 mil personas, en su mayoría mujeres y niños/as, padecen de hambre y sufren los problemas y secuelas vinculadas a esta condición. Los factores señalados como determinantes de esta situación están originados en la desigualdad en la distribución de la riqueza y los problemas estructurales de educación, salud, vivienda, infraestructura y a acceso al mercado de la población. Estos datos son coherentes con la información sobre pobreza multidimensional en el país del último Informe Social de la CEPAL, y según el cual, la pobreza multidimensional en 2014 era de 53%, apenas un 0.1% inferior a la pobreza multidimensional existente en el año 2006.

En conclusión, evaluar la gestión económica de un gobierno es siempre una tarea compleja, pero ésta puede llegar a tornarse en una tarea surrealista, cuando se intenta tomar como referencia la economía ficción.

 

Julia Evelyn Martínez es economista salvadoreña, trabaja en la escuela de economía de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) de El Salvador.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.