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Buques de guerra estadounidenses hunden pesqueros ecuatorianos y soldados protegen las petroleras

Ecuador-EEUU: Los super amigos sobre el Palacio de Gobierno

Fuentes: Quincenario Tintají

Ningún Jefe del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos viajó tantas veces a Ecuador y tuvo tantas reuniones con autoridades civiles y mandos militares. Ninguna embajadora estadounidense ha tenido tanta intromisión en la política ecuatoriana. Para él la frontera de Ecuador con Colombia se parece a la última frontera. Para ella es una […]

Ningún Jefe del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos viajó tantas veces a Ecuador y tuvo tantas reuniones con autoridades civiles y mandos militares. Ninguna embajadora estadounidense ha tenido tanta intromisión en la política ecuatoriana.

Para él la frontera de Ecuador con Colombia se parece a la última frontera. Para ella es una parte más del territorio que domina su Embajada. Como buen general, para él Lucio Gutiérrez es un coronel. Como buena diplomática, para ella el presidente ecuatoriano es un ingeniero. Cuando llegan a Carondelet, la guardia de Palacio les hace la venia y ellos sonríen. El se llama James Hill, ella Kristie Kenney, y aunque no sean Superman y la Mujer Maravilla, ya forman parte de los super amigos del gobierno ecuatoriano.

El, pocos días antes de las elecciones ecuatorianas de 2002 visitó el país para decir que la guerra civil colombiana «sólo se puede solucionar con la participación conjunta de Estados Unidos, Ecuador, Brasil, Perú y Venezuela».

Por esos días el candidato Lucio Gutiérrez decía que «la única participación» ecuatoriana en el conflicto colombiano era la de facilitador del diálogo entre las partes. Pero el entonces comandante de la fuerza aérea, Luis Iturralde, admitía que Washington solicitaría a Ecuador una ampliación del uso de la base de Manta para operaciones contra la guerrilla, basándose en la nueva política internacional de Estados Unidos a partir de su guerra contra el terrorismo iniciada luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, y la nueva propuesta de regionalizar el Plan Colombia.

La solicitud anunciada por Iturralde no se hizo esperar y en marzo de 2003, con Gutiérrez como presidente, Hill pidió al gobierno y las fuerzas armadas de Ecuador que firmen un convenio con Estados Unidos para permitir a ese país la interceptación de embarcaciones en aguas soberanas ecuatorianas. »El convenio sobre interdicción será vital para la seguridad hemisférica», aseguraba en aquel momento Hill, quien no parecía nada Gil.

Aunque el convenio no se firmó, el programa de interdicción igual se puso en práctica. Según datos de la Autoridad Portuaria de Manta, ya antes de la propuesta de Hill, entre enero de 2000 y septiembre de 2002, llegaron al puerto 35 buques de la Armada de los Estados Unidos, varios de los cuales estaban en tareas de interdicción marítima.

En febrero de este año un amigo periodista estadounidense especialista en temas de migración latinoamericana a Estados Unidos, visitó la base de Manta y constató que existe una oficina y efectivos de la policía de migración estadounidense. Al interrogar sobre su función obtuvo la respuesta de que era necesario que estuvieran ahí debido a la rutinaria interdicción de barcos que llevan emigrantes ecuatorianos.

La semana pasada la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos (ALDHU), denunció que desde el año 2001 al menos 80 navíos de guerra norteamericanos han usado el Puerto de Manta, y realizando operaciones armadas en contra de barcos civiles ecuatorianos, en aguas territoriales del país.

El 30 de junio de 2001, la Fragata de Guerra Norteamericana USS Mc Inerney abordó y destruyó el barco ecuatoriano Daiki Maru, que se encontraba en faenas de pesca a 68 millas de Galápagos. El 5 de julio de 2002, la Fragata de Guerra Norteamericana USS Rubén Jans, destruyó el barco ecuatoriano Éxito que se encontraba en faenas de pesca a 83 millas de Galápagos. El 3 de marzo de este año, la Fragata de Guerra USS Long Way, hundió el barco ecuatoriano Santa María, que se encontraba en faenas de pesca a 180 millas de la Isla San Cristóbal, en Galápagos. Además las naves de guerra norteamericanas se han involucrado en operaciones de interdicción marítima, privativas de la Fuerza Naval del Ecuador. Operando desde el Puerto de Manta, desde diciembre del año 2002 hasta la fecha, las Fragatas Norteamericanas USS Cromellin, USS Boone, USS Samuel Roberts, USS Stefhen Grover y USS Rubén Janes, han hundido a los barcos civiles ecuatorianos Don Ignacio, Challenger, Varie Mariela, Diego Armando y Margil Margarita, respectivamente; todos ellos vinculados a traslado de emigrantes irregulares.

La denuncia sería suficiente para dejar sin efecto el convenio que cedió la Base de Manta. ¿El Congreso tomará cartas en el asunto?

En marzo de 2003, durante una de sus visitas a Ecuador, Hill aseguró que el objetivo de sus viajes era «trabajar día a día, construir amistades, conocer a los líderes (del ejército ecuatoriano) y llegar a ser amigos». Parece que lo ha logrado. En esa misma fecha, ella decía que «es importante para él (Hill) conocer los soldados profesionales que tiene el Ecuador, no solo los oficiales en Quito, sino de la selva también».
El argumentaba que la posición de su gobierno y del colombiano Alvaro Uribe era regionalizar las operaciones del Plan Colombia.

El y ella visitaban por esos días el fuerte Amazonas, en Shell Mera, Pastaza, exclamando «Beautiful, it’s fantastic» al recibir gestos de amistad de los mandos militares. El, acompañado del ex Jefe del Comando Conjunto, Oswaldo Jarrín y del comandante de la Brigada, Rodrigo Rivas, caminaba por senderos de la selva comentando que se parecían a los senderos de Vietnam.

Días después en una zona periférica de Miami, el realizaba una reunión secreta con los máximos jefes militares de Ecuador y Colombia en ese entonces, Oswaldo Jarrín y Jorge Enrique Mora. «Ellos tuvieron una intensa sesión de trabajo; abordaron la crisis interna colombiana y la seguridad en la frontera colombo-ecuatoriana», aseguraba una fuente militar a la prensa. En tanto que el vocero del Comando Sur, Raúl Duany afirmaba: «No podemos ignorar las serias amenazas que acechan a Latinoamérica, como el narcotráfico, la inseguridad y el terrorismo».

Entre idas y venidas, él ha logrado consolidar sus amistades en la región, sin descuidar el ataque a sus enemigos. El mes pasado, tras el intento de invasión de paramilitares colombianos a Venezuela para atentar contra el gobierno de ese país, el presidente venezolano Hugo Chávez opinó que el general Hill «sabía» de la operación paramilitar en Caracas. Antes Hill había reiterado que Chávez no colaboraba en la lucha contra el narcotráfico.

El regresó la semana pasada al país para reunirse con sus amigos y asegurar que el Plan Patriota va a ir derrotando a las guerrillas colombianas. «Vamos a romperles la espalda en lo militar y en lo económico, y vamos a añadir gobernabilidad», afirmó para luego recordar amistosamente que los «adelantos» de la guerra en Colombia van a provocar el «derrame» de los guerrilleros, por lo que Ecuador deberá defender sus fronteras «sin involucrarse en la guerra». También se reunió con legisladores ecuatorianos para explicar la loable labor que tiene el Comando Sur en la región.

Ella inició su amistad con Gutiérrez luego de la primera vuelta electoral de 2002. Semanas después antes de asumir el nuevo presidente y ya entrada en confianza tras haber llegado al país en septiembre de 2002, ella aseguraba durante un almuerzo organizado por la Cámara Ecuatoriana-Americana en el Hotel Marriot que «El papel de la Embajada y del gobierno de Estados Unidos es ofrecer sus buenos oficios para el Ecuador ante el FMI».

La misma noche del triunfo de Gutiérrez en la segunda vuelta electoral, mientras el ingeniero esperaba una entrevista con Jorge Gestoso de CNN en el Hotel Sheraton, ella le llamaba a su celular para hacerle conocer las felicitaciones del amigo principal, George W. Bush.

De ahí en más, a ella se le ha visto visitando bases militares y elogiando la labor militar ecuatoriana. «El trabajo es excelente. Además en Orellana está la Escuela Antinsurgencia, que es la mejor del hemisferio», aseguraba en una oportunidad. Le faltaba decir que allí están casi permanentemente entre treinta y cincuenta efectivos estadounidenses, según confirmó una fuente militar. Efectivos que dirigirían una especie de Agencia de Seguridad que da protección a las petroleras y que utiliza soldados ecuatorianos. También se la ha visto seguido en Carondelet…

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