Recomiendo:
0

Ecuador, por una nueva constitución base de su liberación

Fuentes: Rebelión

1. Ecuador también camina hacia el socialismo, aunque sus gobernantes no lo anuncien. El discurso de toma de posesión del presidente Rafael Correa, su búsqueda por lograr una nueva Constitución y el impulso a la movilización de masas apuntan hacia una gran transformación de ese país de cerca de 14 millones de habitantes. A pesar […]

1. Ecuador también camina hacia el socialismo, aunque sus gobernantes no lo anuncien. El discurso de toma de posesión del presidente Rafael Correa, su búsqueda por lograr una nueva Constitución y el impulso a la movilización de masas apuntan hacia una gran transformación de ese país de cerca de 14 millones de habitantes. A pesar de que los partidos de derecha están atrincherados en el Congreso Nacional respaldando el modelo económico neoliberal y los intereses yanquis, el pueblo de esa república de América del sur, que en la época colonial formó parte del virreinato de Nueva Granada y después de su Independencia pasó a integrarse con la Gran Colombia y Venezuela, ha dicho basta y se ha puesto en marcha buscando en la práctica su liberación.

2. En los últimos días muchos miles de ecuatorianos han salido a las calles a reclamar lo que les corresponde como explotados. De los 100 diputados del Congreso 60 de ellos se han negado a cumplir con las demandas de más de 10 millones de almas que necesitan urgentemente cambios constitucionales porque «la institucionalidad política del Ecuador se ha colapsado, algunas veces por su diseño anacrónico y caduco, otras por las garras de la corrupción y las voracidades políticas. El reparto que refleja la Constitución vigente, a través de la politización de autoridades de control, tribunales, etc., ha desestabilizado e inmovilizado al país». Por eso ha dicho Correa que el primer eje de la revolución ciudadana es la revolución constitucional.

3. En México, una de las principales demandas del zapatismo y del lópezobradorismo fue la creación de un nuevo Constituyente y de una nueva Constitución porque la de México fue proclamada en 1917 como resultado de la revolución burguesa mexicana, además que a través de las décadas ha tenido mil y una reformas que la clase política y empresarial han impulsado para su propio beneficio. En México sólo se podrá lograr esa demanda cuando los trabajadores luchen abiertamente por ellas en las calles, tal como ahora lo hacen los venezolanos, colombianos y ecuatorianos. ¿Cómo es posible gobernar con una Constitución política que garantiza la gran propiedad, protege el enriquecimiento desmedido, que no sirve para garantizar empleo e ingresos justos?

4. El presidente Correa ha dicho: «El Congreso Nacional, supuestamente máxima expresión de la democracia representativa, no es percibido por la ciudadanía como su representante. Por el contrario, su pérdida de credibilidad refleja el desencanto de millones de hombres y mujeres que ansían un cambio». Sin embargo, a pesar de eso, todavía hace unos días, esos mismos legisladores se incrementaron exageradamente los salarios. Por eso se ha denunciado en Ecuador a la «partidocracia» que -muy parecido a lo que sucede en México entre PAN, PRI, PRD y demás- se erige en representante del pueblo y desde allí negocia todo para su propio beneficio. En México se ha denunciado desde hace décadas, pero como es un problema de fuerza, todo sigue igual.

5. Si López Obrador hubiera asumido el cargo de presidente en México en lugar del usurpador Felipe Calderón, quizá la demanda de «otro Constituyente y otra Constitución» hubiera pasado a segundo plano; pero también la gran burguesía empresarial mexicana, asociada a los EEUU, estaría amenazando con retirar sus capitales, Bush con levantar el muro y los medios de información (Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula) golpeando con todos sus recursos las medidas «populistas» de AMLO. Quién sabe si éste hubiera tomado el camino de movilizar a las masas o simplemente se hubiera dedicado a negociar para no «espantar a los inversionistas». Chávez, Morales y Correa, apoyándose en el pueblo, han tomado su camino.

6. Pero Correa es muy claro al decir que sus reformas no pueden limitarse a maquillajes porque «América Latina y el Ecuador no están viviendo una época de cambios, están viviendo un verdadero cambio de época». Apunta que «el momento histórico de la Patria y de toda el continente, exige una nueva Constitución que prepare al país para el Siglo XXI, una vez superado el dogma neoliberal y las democracias de plastilina que sometieron personas, vidas y sociedades a las entelequias del mercado». Tengo la convicción de que Correa no dará un paso atrás y será apoyado por su pueblo. Sin embargo el imperialismo y la poderosa burguesía ecuatoriana están multiplicando sus recursos de defensa para evitar ese proceso en manos d pueblo radicalizado.

7. La investigadora Marta Harnecker ha escrito que «siete grandes movilizaciones, en las que los indígenas tuvieron un papel protagónico, precedieron la insurrección del año 2000». Sin embargo hay que decir que las movilizaciones e insurrecciones que vienen desde mediados del siglo pasado han incrementado la conciencia de lucha del pueblo ecuatoriano. En los últimos 10 años han caído varios gobiernos: en 1997 fue destituido Abdalá Bucaram, en el 2000 el privatizador Jamid Mahuad fue depuesto. Al siguiente año la batalla se desarrolló contra el derechista Gustavo Noboa y en 2005 Lucio Gutiérrez fue destituido después que tres años antes fue electo. En noviembre de 2006 economista de centroizquierda Rafael Correa derrotó al opusdeista Noboa.

8. Aunque el Ecuador es un país de mayoría mestiza, los indígenas han tenido una participación preponderante. En el país funciona un Parlamento Nacional de los Pueblos de Ecuador con representación de 22 provincias; una Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE); una Coordinación de Movimientos Sociales y desde 1996 un Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik Nuevo País, que plantean en conjunto un cambio total del modelo neoliberal por una economía justa, solidaria, ambientalista y sostenible. Los partidos políticos han envejecido y la lucha social se desarrolla fuera de ellos, aunque los grandes capitalistas neoliberales siguen calificando de «populista» a todos aquellos que luchan junto al pueblo.

9. En su toma de posesión Correa dijo: «La política económica seguida por Ecuador desde finales de los ochenta se enmarcó fielmente en el paradigma de desarrollo dominante en América Latina, llamado «neoliberalismo», con las inconsistencias propias de la corrupción, necesidad de mantener la subordinación económica y exigencia de servir la deuda externa. Todo este recetario de políticas obedeció al llamado «Consenso de Washington», supuesto consenso en el que, para vergüenza de América Latina, ni siquiera participamos los latinoamericanos. Sin embargo, dichas «políticas» no fueron solo impuestas, sino también agenciosamente aplaudidas, sin reflexión alguna, por nuestras élites y tecnocracias.

10. En Ecuador, como en México, uno de lo problemas más desgarradores es el de la emigración. La migración es una ofensa a la humanidad, son desarraigos y desgarramientos familiares. Señala Correa que los exiliados de la pobreza suman millones en Ecuador y son quienes, con el sudor de su frente, han mantenido viva la economía a través del envío de remesas, mientras los privilegiados despachan el dinero hacia el exterior. Solamente la banca ecuatoriana tiene cerca de dos mil millones de dólares de ahorro nacional depositados en el extranjero, en nombre, según su particular visión, de supuestas prudencias, eufemismo que disfraza su falta de confianza y compromiso con el país. En México sucede lo mismo.

[email protected]