Traducido para Rebelión por Juan Vivanco
Sorpresa: por primera vez, según el instituto CSA, el no ganaría el próximo 29 de mayo. Lo cierto es que la disputa entre los dos bandos va a ser muy reñida hasta el final. Un 53% de los franceses dudan o se inclinan por la abstención.
No es más que un sondeo, pero ha causado sensación. Hasta ahora el sí mermaba, pero se mantenía en cabeza y en general con claridad. De repente se ha dado la vuelta a la tortilla.
Realizado el 16 y el 17 de marzo, es decir, después de la manifestación masiva de los asalariados del sector público y privado del 10 de marzo y cuando la famosa directiva Bolkestein (y sus resabios ultraliberales) causa malestar incluso en el Elíseo (contrario a una liberalización radical de los servicios), un sondeo CSA sitúa por primera vez el no (51%) por delante del sí (49%). Es cierto que el 53% de las personas consultadas declaran su intención de abstenerse, votar en blanco o nulo, pero en comparación con la encuesta anterior del mismo instituto (23 y 24 de febrero, es decir, justo después del sí español), el sí francés pierde nada menos que 14 puntos, los mismos que gana el no. Es un cambio espectacular, pues tanto el Elíseo como el PS esperaban un acercamiento de las tendencias, pero ni mucho menos una inversión. No hace una semana François Hollande, que no dudaba de la victoria del sí, pronosticaba (en privado) que al final la cosa quedaría en 54-46. Anoche, sorprendido, explicó que no había que «dar por hecho» ningún resultado, e insistió en que si gana el no «se produciría una crisis en Europa y en Francia, y la crisis nunca favorece a la izquierda».
Cunde el desconcierto
Según el instituto CSA los más favorables al no son, actualmente, los comprendidos entre 35 y 49 años (58%), los empleados (63%), y los simpatizantes del PC (82%) y del FN (70%). Más espectacular aún: el 59% de los simpatizantes socialistas (que tienen decidido su voto) se inclinan por el no, como el dúo Emmanuelli-Mélenchon. Había que ver anoche, en France 2, la expresión radiante de Laurent Fabius: ¿y si, después de todo, gana el no (al que ha apostado su futuro político el antiguo primer ministro)? Es evidente que el bando del sí está pagando sus vacilaciones y reservas mentales. En la derecha el principal problema se llama Turquía (cuyo destino no se va a decidir antes de 15 años). Y no hace falta ser muy sagaces para adivinar que, en Europa y fuera de ella, más de uno vería con agrado cómo Chirac se da un… batacazo. Así lo expresa sin tapujos Philippe de Villiers, quien ve que «el no está subiendo». En la izquierda la confusión no es menor. Mientras que Jacques Delors teme un «cataclismo político» si el voto es negativo, François Hollande se las ve y se las desea para imponer un mínimo de disciplina en el PS. Por no hablar de que a algunos se les hace muy cuesta arriba volver a votar «con Chirac», que a su entender no ha aprendido la lección política de sus derrotas electorales sucesivas de 2004. Para más inri, se supone que una oscura directiva Bolkestein va a permitir que un fontanero polaco o un arquitecto checo vengan a trabajar a Francia en las condiciones de su país de origen: no es extraño que cunda el desconcierto. Para evitar un terremoto, el 29 de mayo el bando del sí tendrá que pelear duro, y Europa, para empezar, tendrá que mostrarse menos arrogante y más tranquilizadora.