Una de las características de los actuales sistemas económicos capitalistas es que necesitan cada vez menos los atributos clásicos de la democracia. Si antes éstos eran las elegantes prendas que cubrían las democracias occidentales, hoy no son más que harapos que cuelgan de cuerpos cada vez más famélicos. En el caso de Chipre, lo primero […]
Una de las características de los actuales sistemas económicos capitalistas es que necesitan cada vez menos los atributos clásicos de la democracia. Si antes éstos eran las elegantes prendas que cubrían las democracias occidentales, hoy no son más que harapos que cuelgan de cuerpos cada vez más famélicos. En el caso de Chipre, lo primero que salta a la vista es la dificultad para recabar información mínimamente seria sobre lo que se está negociando. Las informaciones llegan como las imágenes a través de un cristal sucio, empañado, salpicado por la lluvia y enrejado. Primero escuchamos a Anastásides – primer ministro de Chipre – decir que bajo ninguna circunstancia los depósitos sufrirían recorte alguno. Dos semanas después le encontramos proponiendo exactamente lo contrario de lo prometido, es decir una «tasa financiera solidaria» sobre los depósitos por encima del techo garantizado de 100.000 del 9,9% y lo más sorprendente, ¡¡de 6,75% sobre los depósitos por debajo del techo garantizado por directivas europeas!! Lo curioso es que esto no se impuso desde Bruselas o Alemania, sino que fue una iniciativa que venía directamente del primer ministro de Chipre. Por entonces se escuchaba un acuerdo con la troika de 17 millones de euros, de los cuales más de la mitad iría a parar a la recapitalización de los bancos, con los subsiguientes recortes. Las protestas populares fueron masivas, presionando con fuerza suficiente para que el parlamento votara en contra de este ignominioso trato.
Poco importa que la población muestre su rechazo, en Chipre gracias a la acción de los bancos, ya han perdido la soberanía. El segundo acuerdo anunciado el pasado 25 de marzo entre Chipre y la Troika (Comisión, BCE y FMI) se eleva a 10 millones de euros, asume el cierre del Laiki Bank, enviando sus depósitos al Banco de Chipre, que también se reestructurará. Los términos del acuerdo, como siempre, son oscuros y se mueven por rumores. De lo que no cabe duda es que los ajustes sobre la economía Chipriota serán como es de esperar brutales, con unos efectos sociales devastadores. Como vemos, finalmente los depósitos por debajo del mínimo garantizado no se verán afectados…directamente.
En octubre del 2011 los representantes financieros del FMI y de la Comisión se reunieron acordando una caída de al menos el 50% de los bonos griegos. La reunión, como todas donde se firman la degradación de las condiciones de vida de millones de personas, se hizo en secreto, de noche y con unas conclusiones expresadas en un impenetrable lenguaje. El banco Leiki, ahora en medio de la tormenta, tenía una gran cantidad de bonos griegos, y perdió alrededor del 75% del valor de su valor, es decir sobre 4.000 millones de euros. Leiki tenía ya acumulado un largo historial de oscuras operaciones a lo que se sumó estas pérdidas que fueron el detonante. En octubre del 2011 se había ya planeado el colapso de la economía chipriota.
Rusia además tiene una importancia especial en este caso, pues Chipre ha atraído no solo los depósitos de los magnates rusos, sino también los de familias y de PYMES rusas. El argumento de la Troika para implementar el PSI (las siglas en inglés de «Plan de Participación del Sector Privado) es que Chipre era un paraíso fiscal, y por tanto los depositantes sabían en cierta medida lo que hacían. Claro, si un magnate ruso invierte sus millones en el mercado inmobiliario londinense es perfectamente legítimo. Ir a Chipre es economía de casino. Rusia ya había ayudado anteriormente a Chipre ofreciéndole una ayuda de 2,5 mil millones de euros en 2011, y por este motivo Chipre está también buscando un acuerdo con Putin. Pero Anastásides prefiere una solución europea, ya que esta ayuda podría no gustar en la UE que vería incrementar la influencia rusa en su territorio. Resulta curioso que se cargue contra los paraísos fiscales para imponer el robo a los depositantes chipriotas (entre los que se encuentras jubilados, o PYMES). El sistema es el mismo, se empieza demonizando un blanco fácil: los oligarcas rusos. Ello abre el camino y permite seguir poco a poco con cuentagotas el proceso en el resto de la población. Parece evidente que todos aquellos que debían sacar el dinero de Chipre, lo han sacado y quedan solo los que no tienen posibilidad o agilidad financiera para hacerlo.
Finalmente el rechazo de la población al primer acuerdo no habrá servido de mucho, ya que el acuerdo final puede hacer todavía más daño según Reuters, pues los depósitos por encima de los 100.000€ pueden llegar a perder hasta el 60% del total. La traducción es que esos depósitos en Laiki Bank, han desaparecido. Los efectos económicos pueden ser catastróficos, sabiendo que en la economía chipriota, entre el 40% y el 45% del total es producción bancaria. Además tenemos que añadir que los activos bancarios están entre un 200% y un 900% del total del PIB. El batacazo puede ser feroz (el desempleo se prevé por encima del 25% en 2014), y si Chipre no logra un acuerdo con Rusia lo suficientemente amplio, el «no» de sus principales acreedores (Alemania, Finlandia, BCE) podría expulsar a Chipre del euro en un futuro muy próximo, desatando una vez más la tormenta financiera sobre la moneda única y una nueva oleada de planes de ajuste en la periferia. No parece que el descubrimiento de un gas en el suelo chipriota pueda evitar a corto plazo el ajuste, a pesar de que GazProm ya ha ofrecido un «rescate» alternativo. Para evitar la huida de capitales, Chipre ha establecido controles de capital, que le permiten dilatar lo inevitable. Pero el incremento de impuestos, el rescate, la reestructuración bancaria y la conversión de depósitos en acciones sin valor alguno harán huir a todos aquellos que se veían atraídos por esas características de cuasi paraíso fiscal. El shock traumático y rápido del proceso afectará principalmente a asalariados y jubilados. Por eso algunos no le llaman rescate, sino ritual de ejecución.
Lo curioso de este panorama es que los experimentos de este tipo, se están dando en economías periféricas pequeñas, pues Chipre apenas supone un 0,17% del PIB de la UE. Contrastan los 10 millones del rescate chipriota, con los 100.000 millones del rescate español. En economía, se llama a un país «grande» cuando tiene capacidad para influir en los precios. Fijémonos que los controles de capitales se han establecido en Islandia y en Chipre (la primera en la eurozona), dos economías que apenas afectan al flujo de capital internacional y donde la instauración de controles de capitales no tiene una influencia en el nivel de liquidez internacional. Igualmente, el nuevo experimento de hacer pagar la mala gestión bancaria (o excelente según como se mire) a los depositantes tiene pinta de extenderse por toda la UE. Ya lo ha advertido Jeroen Dijsselbloem’s presidente del Eurogrupo, esta puede ser la nueva lógica que guíe los nuevos rescates bancarios en Europa.
Nada más lejos de mi intención que el apoyar la existencia de paraísos fiscales. Ahí se lava el dinero de criminales y se alienta la existencia de una extorsión a los países que no son paraíso por parte de los capitales que pueden huir fácilmente. Pero no es lícito esgrimir este argumento precisamente por la Troika, y además para justificar la confiscación a todos los depositantes independientemente de cuál sea su nivel de ingresos o nivel de vida, o independientemente de cómo hayan generado esos ingresos. ¿No será que esta es la mejor salida para socializar las pérdidas creadas por una gestión salvaje del sector financiero chipriota, consentido por la UE durante años? Recordemos que Chipre lleva en la UE desde el 2004 y en la zona euro desde el 2008, un año después del estallido de Lehman Brothers. ¿Por qué no ha habido ningún interés en deshacer un paraíso fiscal en la UE hasta hoy? Da la impresión de que para salvar a las oligarquías del centro de Europa, es necesario ir sacrificando pequeños territorios conquistados.
Viendo este panorama, alguno nos preguntamos por qué se dice que se ha encontrado «una salida» al «problema» de Chipre. Habría primero que definir «salida» y «problema» para poder entender esta afirmación.