Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Todos los analistas se detienen sobre todo en el triunfo de la Liga Norte, pero la primera cosa que resulta evidente es que los medios y los políticos hacen mixtificaciones sobre algunos hechos ineludibles: el bipolarismo sale maltrecho y la lista de Beppe Grillo se convierte en un referente con el que el centroizquierda deberá rendir cuentas.
La izquierda radical consigue encontrar un líder nacional, Nichi Vendola, justo cuando se convierte en residual electoralmente, pues esta es la tercera vez consecutiva que queda muy por debajo del quórum del 4% necesario para obtener representación parlamentaria en las elecciones generales.
Esto lo confirma tambień el dato de la región de las Marcas, donde Massimo Rossi logra hacerse con un 20% más de la vieja (media) coalición de izquierda que lo apoyaba. Massimo D’Alema con Vendola se ha equivocado por enésima vez (y por enésima vez no hará autocrítica), y no es sostenible una Conventio ad excludendum contra Vendola (o contra Di Pietro), pero ha de decirse en honor a la verdad que será bien difícil que un Vendola sin apenas partido pueda ser el salvador de la patria en 2013.
En el centro los demócratacristianos del UDC no pueden festejar, es más, su ambigüedad les cuesta cara. Sin embargo, Bersani, Letta y el estado mayor del PD pueden seguir deshojando la margarita y preguntándose de cuántas divisiones dispone Nichi, si cabe dialogar o mejor demonizar esa suma de fuerzas que poco tienen de antisistema o antipolítica y que va desde la Italia de los Valores pasando por Grillo y el pueblo violeta, y si se puede prescindir de ese 4-5% de los votos que suman entre comunistas y vendolianos.
No es prescindible, lo entendería hasta Veltroni, en una Italia en la que la suma entre los dos mayores partidos, PD y PDL supera por poco el 50%. El 13% nacional de la Liga Norte (que cuantos más votos recibe más subversiva se vuelve) responde de hecho a un área equivalente que podemos encontrar en una izquierda reacia a que la enmarquen en el sistema tradicional de partidos. Vota Di Pietro a quien aliados y contrincantes siguen siendo tratando como un paria. Hoy sabemos que esa izquierda también vota a Grillo. Sabemos también que se abstiene pero parece irrecuperable ese área a la izquierda del PD que a principios de década parecía poder llegar al 15%, un capital dilapidado enteramente.
La fuerza de este área no está marcada sólo por la incapacidad de los partidos de izquierda de darle representación sino que también revela la inanidad del PD que parece seguir pensando que las elecciones se ganan haciendo chanchullos con la UDC y mandando a Rutelli como cabeza de puente. El caso es que, por un lado, Vendola corre el peligro de convertirse en un espejismo de la izquierda, pero por otro no tiene cabida en la construcción de la moderadísima colación que va da Bersani a Casini pasando por Rutelli y que en 2013 debería derrotar a las derechas.
Se perciben trazas de esta situación en varias regiones. Una persona seria y honesta como Vittorio Agnoletto recibe en Lombardía menos votos que la lista Grillo porque los electores de esta lista lo sienten tal vez como un miembro más de la casta. Mercedes Bresso (que no es ni mucho menos la peor candidata del centroizquierda) pierde en Piamonte porque el grillino Davide Bono consigue el cuádruple de la diferencia entre la propia Bresso y Cota, el candidato de la Liga Norte. En Emilia Romagna el grillino Giovanni Favia recibe el doble de los votos de la UDC y el triple de los comunistas, supera el 7% y empata con la Italia de los Valores.
¿Queremos seguir fingiendo y contando que al PD y el centroizquierda no es que les haya ido tan mal?=