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El cinismo del FMI en el caso de Grecia

Fuentes: Público

En agosto del pasado año 2015, y después de ocho meses de negociaciones entre el gobierno griego de Syriza y la Troika (el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea), el gobierno griego aceptó el rescate de 86.000 millones de euros, imponiendo medidas de enorme austeridad. Hay que aclarar inmediatamente que los 86.000 […]

En agosto del pasado año 2015, y después de ocho meses de negociaciones entre el gobierno griego de Syriza y la Troika (el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea), el gobierno griego aceptó el rescate de 86.000 millones de euros, imponiendo medidas de enorme austeridad.

Hay que aclarar inmediatamente que los 86.000 millones de euros no eran para ayudar a Greca, aunque predeciblemente se ofrecieron a Grecia bajo esta falsa pretensión de ayudarla. Estos 86.000 millones eran para pagar los intereses de la deuda pública griega, propiedad del FMI, de los bancos europeos y de los Estados europeos (incluido el español), que habían comprado tal deuda durante los años 2012, 2011 y antes. Y la Troika, para que le fueran devueltos por parte de Grecia estos 86.000 millones de euros, exigió del gobierno Syriza hacer unos enormes recortes de gasto público para conseguir el dinero con el que pagar el mal llamado rescate. Estas medidas incluyeron recortes en las pensiones, así como un incremento de los impuestos (sobre todo a las rentas inferiores, pues la Troika exigía que en lugar de subir los impuestos de los ricos se ampliara la base impositiva, lo cual quería decir, en lenguaje plano, que las rentas inferiores que no pagaban impuestos, los pagarían ahora).

También exigía un descenso de los salarios y más recortes de los servicios y el empleo públicos, además de vender las propiedades públicas, como aeropuertos, centros portuarios, compañías de electricidad y un largo etcétera. Exigía, además, que el déficit público del Estado se eliminara, pasando a tener un superávit equivalente a un 3,5% del PIB en 2018.

El gobierno Syriza intentó cumplir con estas exigencias. Su presidente, Alexis Tsipras, ha indicado que la expansión del gravamen impositivo significará un crecimiento de los ingresos al Estado equivalente a un 1% del PIB. Y las reformas de las pensiones, con recortes notables, también supondrán un aumento de ingresos de aproximadamente otro 1,5% del PIB. Y, como era fácil de predecir, tales recortes han creado un auténtico desastre. Una vez más, el sueño neoliberal se ha transformado en la pesadilla de las clases populares en Grecia. En lugar de ayudar a que la economía griega se recuperara, la ha derribado todavía más, lo cual era extraordinariamente predecible. Las medidas de austeridad han conducido al austericidio. Una exposición detallada de ello aparece en el excelente libro de Mark Weisbrot, uno de los economistas más lúcidos en el mundo occidental, cuyo reciente volumen se titula Fracaso. Los que los «expertos» no entendieron de la economía global (publicado por Akal), y que les aseguro será ignorado por las páginas económicas de los mayores rotativos y por la prensa económica. La evidencia que Mark Weisbrot presenta es abrumadora. El problema económico mayor que tiene Grecia, y la Eurozona, es la falta de demanda. Y los dramáticos recortes de gasto público en tal país redujeron todavía más esta escasa demanda. Grecia nunca se recuperará, y el superávit del 3,5% del PIB (una cifra absurda y claramente inalcanzable) nunca se alcanzará. Y, mientras, el Estado continúa en déficit público. Y siguiendo el dogma neoliberal, la Troika continúa insistiendo en que haya más y más recortes.

Los papeles de WikiLeaks: el cinismo del FMI

WikiLeaks acaba de publicar la conversación, que era supuestamente secreta, entre oficiales del FMI en sus sedes de Washington y Europa. Y, como era también predecible, refleja el cinismo de tales personajes. A pesar del claro deterioro de la economía griega, del cual son plenamente conscientes (resultado, como he dicho en el párrafo anterior, del colapso de su demanda domestica, como consecuencia del descenso de los salarios y de los recortes del gasto público), los personajes del FMI insisten en que el gobierno griego tiene que continuar y expandir las medidas neoliberales. Pero, conscientes de la impopularidad de estas medidas, tales personajes concluían que para que el gobierno griego continuara con los recortes y las bajadas de salarios había que aumentar la presión sobre el gobierno Tsipras para que aceptara continuar con las medidas de mayor austeridad.

En la conversación, tales personales se quejaban de que la Comisión Europea no estaba cooperando con la mano dura que estaba proponiendo el FMI y, para colmo, la Comisión estaba incluso explorando la posibilidad de que hubiera un recorte en los intereses de la deuda pública griega para facilitar el pago de tales intereses por parte del Estado griego. El FMI insistía en que, por el contrario, se debía obligar al gobierno Syriza a que hiciera estos cambios en la línea de mayor austeridad antes del mes de julio de 2016, por dos razones. Una es que -de seguir las cosas como estaban- Grecia no podría pagar los intereses de su deuda pública antes de esta fecha, y ello coincidiría con otro evento, con el que el FMI estaba súper preocupado: el referéndum del 23 de junio de este año en que la población del Reino Unido decidirá si se va o se queda en la Unión Europea. Si Grecia no pagara la cuota de intereses que le toca en aquella fecha y el Reino Unido votara salirse de la UE, habría una demanda de que Grecia también saliera de la Unión Europea, lo cual el FMI valora como muy negativo. De ahí la urgencia que los personajes del FMI veían en que se llegara a un acuerdo con el gobierno griego antes de la fecha fatídica del 23 de junio. Ni que decir tiene que el Sr. Wolfgang Schäuble, Ministro de Finanzas del gobierno alemán, estaba muy en contra de la reducción de los intereses de la deuda pública griega que la Comisión Europea estaba sugiriendo, y exigía que se obedeciera al FMI y que fuera esta institución la que designara y supervisara el rescate griego de su deuda.

Puesto que WikiLeaks distribuyó las conversaciones de tales oficiales del FMI, esta institución no puede negar el contenido de su plan para presionar a Grecia, que es de una dureza y de un cinismo extremo. Es obvio que lo que le interesa más y preocupa más al FMI no es Grecia, sino que se pague la deuda pública a sus acreedores, sin más. Que con ello destruyan a Grecia, parece que les importa un comino. Así de claro.

Vicenç Navarro Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona,