Cuenta la leyenda que las columnas de Hércules que aparecen en el escudo español se situaban en el estrecho de Gibraltar, fijando los límites de los territorios españoles bajo el lema «Non plus ultra». Con la llegada de Colón a América, el imperio español se expande y a estas columnas les acompaña desde entonces el […]
Cuenta la leyenda que las columnas de Hércules que aparecen en el escudo español se situaban en el estrecho de Gibraltar, fijando los límites de los territorios españoles bajo el lema «Non plus ultra». Con la llegada de Colón a América, el imperio español se expande y a estas columnas les acompaña desde entonces el nuevo lema «Plus ultra» (más allá). La primera página de un pasaporte español recuerda también este hecho con el dibujo de las tres famosas carabelas y un mapa con los viajes del no menos famoso almirante. En la misma lógica, la fiesta nacional es desde la Transición el 12 de octubre. Existen 14 monumentos a Cristóbal Colón de construcción reciente en territorio español. Uno de ellos en Barcelona, representa la figura de un indígena arrodillado ante un cura.
Una identidad colonial
En Barcelona vive desde hace más de 9 años Daniela Ortiz, artista y activista social peruana. Daniela nos habla sobre sus investigaciones acerca del control migratorio europeo y sus reflexiones en torno a los sujetos privilegiados. «La identidad nacional española se articula desde el relato del imperialismo y la colonia. Ahora no hablamos de colonialismo que implica una ocupación militar sino de colonialidad, un sistema que mantiene los privilegios de unos pueblos sobre sus excolonias.»
En 1985 entra en vigor en el estado español la ley de extranjería. Se trata de una exigencia de la UE para poder ser parte de Europa. La población migrante que ya vivía en España pasa a ser ilegal de manera inmediata, alrededor de 300 mil personas. El discurso también cambia, ya no se habla de latinos, árabes, africanos sino que se generaliza y encasilla con el término inmigrante. Hubo mucha resistencia contra la ley y mucha represión, incluso una muerte. Ya entonces se empezó a denunciar una ley que empieza a ponerse en cuestión ahora, 30 años después. «La gran mayoría de las personas migrantes venimos de excolonias europeas que han sido saqueadas y violentadas durante siglos. El mismo proceso de industrialización en Europa se desarrolla a partir del expolio y la esclavitud en las colonias. Sin embargo, a pesar de que hay elementos culturales que tenemos por la tradición colonial, como la lengua, el castellano en mi caso, no son reconocidos como suficientes para estar integrados.»
La integración, el cuestionamiento de que la cultura del migrante afecte a la convivencia en España, es un tema constante en los medios de comunicación. «Para integrarse es necesario «comportarse como español», algo que jamás se plantea a un danés, un francés o un italiano.» El respeto a la diversidad cultural y humana no se contempla y se antepone siempre la identidad nacional como dominante. Obtener la nacionalidad es la única manera de tener los mismos derechos que un ciudadano.
El control de fronteras
En octubre de 2013 cerca de 400 migrantes perecieron en el Mediterráneo cerca de las costas de Lampedusa en su intento por llegar a Europa. La tragedia tuvo un gran impacto en la opinión pública europea, en Italia se declaró un día de luto nacional. Sin embargo en los funerales, a los que acudieron familiares de las víctimas, los ataúdes llevaban números, no se identificó a nadie. «Se les enterró sin identificación, una práctica común de los gobiernos en las zonas de frontera. No se da ningún intento de contacto con los familiares, no hay ningún registro oficial de muertos, esto supone en la práctica que los están desapareciendo.» La única lista que existe sobre muertos en fronteras es de United Against Racism que calcula 20 mil casos documentados a partir de noticias de prensa, la realidad puede duplicar esta cifra. «No obstante si te cogen vivo hay todo una serie de mecanismos para identificarte, detenerte y deportarte. Incluso se realiza análisis de huesos para identificar a menores.» Tras el suceso de Lampedusa la UE aprobó el sistema de rescate Eurosur. «En realidad se trata de un sistema de control ya que tras el rescate hay siempre una detención.»
La agencia que trabaja para la UE desde 2005 en materia de control migratorio es Frontex, una empresa de seguridad encargada del control de rutas migrantes y de realizar deportaciones masivas. Existe toda una industria sobre el control de fronteras; drones, infrarrojos… «Frontex presenta proyectos de investigación de vigilancia que la UE subvenciona con dinero público y contrata después para emplearlo. Los estudios y las pruebas de estos proyectos se realizan con personas que están cruzando fronteras en ese momento.»
Las deportaciones se realizan mediante vuelos, pueden ser individuales o colectivas. En el primer caso la persona va acompañada por dos agentes en vuelos comerciales comunes. «En este caso sabotear el vuelo es más fácil ya que el piloto es soberano del avión y tiene más autoridad que la policía por lo que si considera que hay riesgo de volar puede negarse a realizar el vuelo. Las deportaciones en vuelos colectivos son más sencillas y más baratas. Se alquila un avión completo y se llena con migrantes que han sido detenidos en distintos países; por ejemplo 17 en Italia, 25 en Bélgica y 32 en España. Este tipo de vuelos están prohibidos por ley ya que se trata de una deportación racial y masiva, sin embargo se argumenta que el proceso judicial por el que los migrantes son sentenciados a deportación es individual y no colectivo. Se argumenta asimismo que el hecho de que se flete un avión para todos es una cuestión logística.» Las personas deportadas pasan en su mayoría por los CIE (Centros de Internamiento para Extranjeros), en el estado español el periodo máximo de estancia es de 2 meses, en Italia de 18.
Las muertes del nigeriano Osamuyia Akpitaye, de la congoleña Samba Martine en el CIE de Aluche y del guineano Idrissa Diallo en el de Zona Franca, impulsaron una serie de normativas destinadas a evitar más muertes. «Sin embargo estas normativas no hacen sino regularizar los procedimientos que ya se aplicaban anteriormente. Por ejemplo, el uso de sedantes en los vuelos de deportación cuando se considere necesario por la seguridad del propio vuelo. Si la persona se resiste, se le inyecta un sedante, es una práctica común. Existe un código de conducta para las deportaciones elaborado por Frontex y en el que colaboran ONGs como ACNUR, Cruz Roja, Cáritas o Amnistía Internacional que de alguna manera están legitimando con su colaboración estos vuelos de deportación.»
A pesar de que los CIE tienen la función oficialmente de retener a los migrantes llamados sin papeles hasta su deportación, está función no es la principal. En 2015 hubo 10 mil deportaciones, un número muy bajo en comparación con el total de la población migrante que vive en España. «La verdadera razón de estos centros es mantener una amenaza constante de deportación, precarizar y silenciar la existencia de mano de obra barata.»
Solicitantes de asilo
Las leyes tampoco amparan a la población solicitante de asilo político, los refugiados tienen una complicada situación. Tras hacer la petición de asilo la respuesta puede demorar hasta 2 o 3 años. «El sistema Euroback elabora un control de huellas dactilares para controlar la situación de los refugiados. Este sistema obliga a permanecer en el lugar donde la persona se encuentre, generalmente en el sur de Europa que es donde se llega primero, hasta una resolución de la petición de asilo. Si alguien viaja al norte y pide nuevamente asilo en otro país, el sistema Euroback lo detecta y lo devuelve al lugar primero. Se producen así cientos de deportaciones al año dentro de la UE.»
Actualmente se está concediendo protección internacional, no el asilo político. «En la práctica este permiso equivale a una tarjeta de residencia; cuando la UE considera que el conflicto en el país del solicitante ha terminado, lo deportan. Eludir esto y viajar por Europa le convierte en ilegal.»
Las personas refugiadas sufren una doble situación de agravio, por un lado la represión del sistema de control y el victimismo con que se les etiqueta desde los medios. Los periodistas tratan siempre a las personas migrantes como víctimas, mostrando únicamente su situación de emergencia y necesidad. «Se les pregunta por sus dificultades, sus traumas, sus carencias. Por el contrario a los activistas blancos sí se les pregunta por cuestiones políticas. Desde la izquierda europea no se considera a los migrantes como sujetos políticos, siempre se reproduce la lógica de situarse por encima. La izquierda europea blanca acoge, ayuda, asiste, no empodera, no trata de igual a igual como ser humano a los migrantes. En Barcelona para elaborar la iniciativa del plan «Ciudad Refugio» el ayuntamiento habla con ACNUR, CEAR, Cruz Roja, no consulta con los activistas raciales, con las personas directamente interesadas en la cuestión. Además se habla con naturalidad de repartir a la población refugiada por Europa, lo que implica que no son ellos los que deciden dónde quieren vivir, donde quieren estar. La izquierda habla de los migrantes pero no a los migrantes, ofrecen sus derechos a sus votantes.»
Daniela termina con una reflexión sobre la actitud de la izquierda en Europa sobre la situación de represión que sufren las personas migrantes. «No hay una crítica desde la izquierda europea a las ONGs, a la industria de los derechos humanos. Desde Latinoamérica, Oriente Medio, África se habla claramente del papel de explotación que las ONGs cumplen en sus territorios. Hay contradicciones y es necesario evidenciarlas y ponerlas sobre la mesa. No quiero juzgar a nivel individual la labor o la intención de políticos o activistas pero se está dando una normalización de los niveles de violencia que está sufriendo en Europa la población migrante.»
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