El primer ministro escocés, Alex Salmond, parece dispuesto a hacer de la independencia de Escocia una realidad y, cumpliendo con la promesa que realizó cuando tomó el poder en 2007, anunció su intención de convocar un referéndum de autodeterminación para el próximo año. Salmond ha pedido al Parlamento de Edimburgo, en el que su partido, el Nacionalista Escocés, se encuentra en minoría, que no prive a los escoceses de su derecho a decidir su futuro político.
El Gobierno autonómico escocés, encabezado por el nacionalista Alex Salmond, quiere convocar un referéndum sobre la independencia de Escocia en 2010. El anuncio fue realizado en el tercer aniversario de la conformación del gobierno de coalición encabezado por los independentistas del Partido Nacionalista Escocés(SNP). Además de la propuesta electoral, Salmond dio a conocer la presentación de otras 13 propuestas de ley a debatir por el Parlamento de Edimburgo.
Respecto al referéndum de autodeterminación, Alex Salmond dijo a los diputados escoceses que existía «un consenso por el cambio» del estatus constitucional de Escocia.
«Este Gobierno fue elegido con un mandato popular para celebrar un referéndum sobre el futuro de Escocia», recordó Salmond ante los diputados escoceses. «Ya es hora de que el pueblo escocés pueda decidir», añadió el primer ministro nacionalista, al tiempo que reconocía que no todo el mundo está de acuerdo con su visión de futuro, en clara referencia a la posibilidad de que su propuesta sea derrotada en el Parlamento y no llegue a los electores en esta ocasión.
Es probable que esto suceda ya que el Partido Nacionalista Escocés no tiene los suficientes apoyos parlamentarios para sacar adelante la convocatoria del referéndum, y sólo cuenta con los votos de los verdes, sus socios de Gobierno, que únicamente tienen dos escaños, y el de la parlamentaria independiente Margo MacDonald.
Laboristas, conservadores y liberales escoceses se oponen a la independencia y argumentan que al contar los partidos «unionistas» con la mayoría del Parlamento de Edimburgo, los votantes no apoyarán la independen- cia. El líder laborista escocés, Iain Gray, aconsejó al Ejecutivo de Salmond que se concentre en la situación económica y los índices de criminalidad, mientras que la conservadora Annabel Goldie, acusó a l primer ministro de elegir «un golpe de imagen» antes que encarar los desafíos a los que se enfrenta Esco- cia. Sin embargo, en su discurso, Salmond apunta a que la independencia sería la clave de la solución para muchos de los problemas que sufre la nación.
«Quiero que Escocia tenga las mismas responsabilidades y oportunidades que otras naciones», declaró. «Escocia se encontrará siempre en una desventaja competitiva hasta que podamos usar todos los niveladores económicos y sociales con los que cuentan el resto de gobiernos de mundo», añadió el líder independentista.
El Partido Nacionalista Escocés defiende que fue el partido más votado en las elecciones gracias a su propuesta independentista, y que ello demuestra que es una propuesta popular entre el electorado escocés, por lo que apunta a que la oposición debería permitir el referéndum si está tan segura de que la propuesta será rechazada por los votantes.
Salmond ya ha advertido a la oposición de que si niega a los escoceses el derecho de autodeterminación, tendrá que explicárselo a los votantes en los próximos comicios, porque si la convocatoria de la consulta no es aprobada en el Parlamento, los nacionalistas harán de la independencia la cuestión clave en la campaña electoral.
Para el SNP, la aprobación de la convocatoria sería sólo el primer paso en este proceso, ya que incluso si el electorado decide votar por la independencia, el Parlamento de Edimburgo no tiene la autoridad necesaria para declarar a Escocia un Estado independiente. Así pues, el Ejecutivo de Salmond debería iniciar negociaciones con Londres, aunque sería injustificable para el Gobierno británico rechazar la decisión de los escoceses.