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Uruguay

El horror de San Javier son “delitos ordinarios” para dos jueces de la SCJ

Fuentes: El Eco digital

¿Qué tiene entre manos la Suprema Corte de Justicia (SCJ) sobre las causas de San Javier? Decidirán si deber ser juzgados los responsables de la infamia, el dolor físico y psíquico hasta desear la propia muerte de los sanjaverinos.

El pedido de formalización está argumentado en el documento que elaboró el fiscal Ricardo Perciballe sobre las causas de San Javier. Esta prueba judicial se asemeja más a un documento histórico que a un pedido de formalización de torturadores y asesinos.

Ellos no eran detenidos “legales” ni contaban con las mínimas garantías de una persona. Los sanjaverinos eran los eslabones sufridos de una cadena donde había militares uruguayos que deseaban perpetuarse en el poder. Las detenciones mostraban “su peligrosidad”, entre ellas la de Vladimir Roslik, que era apresado nuevamente. Ahora ya sabemos lo que pasó, sin embargo su detención se les volvió en contra, “se nos fue la mano” dijeron  los militares de la época, porque allí quedó de manifiesta la barbarie militar en  los operativos que se realizaban en San Javier o lo que sucedía en la “sala de interrogatorios” en el cuartel de Fray Bentos (Río Negro).

Los sanjaverinos fueron sometidos a las torturas como productos de las luchas internas de los militares donde había sectores que no querían dejar el poder. Pero actuaban totalmente impune, en forma siniestra y con maldad a cara descubierta. No como ahora que, por ejemplo, al doctor Ricardo Perciballe quien está a cargo de la Fiscalía sobre Delitos de Lesa Humanidad, hace dos años atrás fue amenazado de muerte en forma anónima, por correo electrónico desde el exterior, seguramente desde la aplicación TOR desde la web profunda o deep web que se sirve de toda una serie de herramientas cuya finalidad es mantener el anonimato, siendo las más famosa de ellas The Onion Router (TOR), una plataforma creada por el Laboratorio Naval de EE.UU., que posibilita ocultar la dirección IP y otros datos relacionados con la identidad del usuario, y que funciona utilizando distintos niveles -como las capas de una cebolla- de codificación.

Testimonios breves

Aquí hacemos un extracto de algunas de las frases que el doctor Perciballe rescató de los testigos y que pueden llegar a situarnos en el horror de lo vivido por los sanjaverinos.

“No tengo nada que ver con las acusaciones que me hacen. Y es la segunda vez que caigo en las manos de ustedes … pueden matarme si quieren” (Vladimir Roslik).

“En lo que refiere a la participación de médicos en el lugar y previo a las sesiones de tortura que describiera señaló que viene un médico practicante y tenía una bolsa, no capucha, bolsa de arpillera y pude divisar a través de la bolsa, de una persona de piel no muy oscura, no negro, que me auscultaba, pensé que se estaba preocupando por mí, pero era el preámbulo para una sesión posterior, después comprendí… ” (Roman Klivsov Luchilin)

“Al igual que los restantes detenidos fue encapuchado, puesto de plantón, privado del sueño, de alimentación y agua por varios días, así como objeto de golpizas y de choques eléctricos”. Asimismo, en el marco de este trato que le propinaron a los detenidos, “el Oficial Dardo Ivo Morales en diversas ocasiones apagó sus cigarrillos en la espalda y brazos del Dr. Roslik” (Víctor Makarov).

“Seguían con la canción que San Javier era un grupo armado . A mi me detienen y me torturan, Morales fue el que me interrogaba, después me encapuchan y siento voces, capaz él no estaba, mandó castigar a otros. A mí me hacían submarino con corriente, colgada de los brazos por horas, fue interminable” (Carlos Alberto Jacina).

Román Klivsov fue objeto de un careo con él y a sabiendas que había sido quien lo había sindicado, señaló al respecto. “A Balachir lo entendí, lo habían tenido estaqueado con una piedra en el pecho. A Balachir fue tremendo lo que había recibido, fue tremendo y después uno entiende…” (Román Klivsov).

El último interrogatorio

El último interrogatorio a Roslik. El interrogatorio, que fue acompañado de intensos tormentos (golpes, picana eléctrica y submarino) estuvo supervisado por el Mayor Sergio Caubarrere. No obstante fue llevado a cabo por el Teniente 1 0 Dardo Ivo Morales y se encontraban presentes en el lugar los Capitanes Daniel E. Castellá, Jorge R. Soloviy (juez sumariante de la unidad) y Heber L. Calvetti, el Teniente 1 0 Oscar A, Lauber, los Tenientes 2 0 Luis P. Estebenet, Rodolfo G. Costas y Alberto Loitey y los Alferez Edgardo Favier y Nelson F. De los Santos.

El doctor asesino

El doctor Eduardo Saiz Pedrini, quien no era médico forense ni tenía práctica en la ejecución de estos actos médicos, realizó la autopsia al cuerpo de Vladimir Roslik y concluyó que “la autopsia no muestra más que signos leves e inespecíficos de asfixia, sin violencia, compatibles con una muerte por paro cardio respiratorio”. Pero antes le dijo a los militares que “está enterito y sanito como para darle”.

El expediente hoy

En este momento el expediente se encuentra en la Suprema Corte de Justicia a la espera que ésta decida o no reabrir el caso y dar lugar a los pedidos de formalización del doctor Ricardo Perciballe, encargado de la Fiscalía sobre Delitos de Lesa Humanidad.
La SCJ no ha fallado en torno a estas causas como de otras similares. De acuerdo a la información recabada por EL ECO, la decisión de la SCJ estaba muy reñida y los antecedentes marcan dos posiciones muy claras.
Los doctores e integrantes de la SCJ Elena Martínez Rosso y Tabaré Sosa Aguirre consideran que los delitos cometidos en la dictadura “son delitos ordinarios” y por lo tanto prescriben. Y por otro lado, John Pérez Brignani (presidente) y Bernadett Minvielle Sánchez consideran que son delitos de lesa humanidad y por lo tanto imprescriptibles. Al desempate lo definirá la doctora Doris Morales Martínez, que ingresó a la SCJ el 8 de febrero de 2022, y que no pudimos saber cuál sería su postura.
En caso que la SCJ no acceda al pedido de formalización, los titulares de la causa María Zabalkin y su hijo Valery Roslik podrán apelar ante la Corte Interamericano de los Derechos Humanos.

Pedido de formalización

A continuación, extractamos el pedido de formalización a militares y policías que actuaron en San Javier que serían defendidas por las doctoras Graciela Figueredo y  Rossana Gavazzo:

Los operativos de abril y mayo de 1980 y los detenidos

La colonia San Javier, ubicada en el departamento de Rio Negro a unos 90 kilómetros de la capital departamental Fray Bentos, poseía en la década de los años 80 una población de unas 1.700 personas que en su mayoría eran de origen ruso. Por ello, mantenían costumbres de esa nacionalidad (comidas, bebidas, bailes, festividades, etc.) y asimismo recibían revistas y diarios de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.) en tanto que algunos de sus habitantes viajaron a ese país para formarse o capacitarse profesionalmente. Entre ellos, el doctor Vladimir Roslik Bichkov que se graduó de médico.
Por tal motivo, a comienzos de 1980 desde Montevideo la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNI) y la División de Inteligencia e Investigaciones de la Prefectura Nacional Naval pusieron el foco de su atención en dicha colonia, por cuanto percibían la posibilidad de un nexo entre sus integrantes y el Partido Comunista del Uruguay.
De esta forma, agentes de inteligencia de dichas reparticiones iniciaron una investigación para establecer dicha circunstancia.
Correlato de la anterior, entre abril y mayo de 1980 se produjo la detención de un número significativo de sanjavierinos, y posteriormente de personas vinculadas al “Centro Máximo Gorki” de Montevideo.
Para ello se contó con la participación y colaboración de funcionarios policiales de la Comisaría de San Javier y del Centro Juventud Unida (donde se los mantuvo inicialmente detenidos) y del Batallón de Infantería NO 9 con sede en Fray Bentos a donde posteriormente se los trasladó.

Sepelio del doctor Vladimir Roslik

Los detenidos

Entre los detenidos se encontraban jóvenes de entre 16 y 19 años, que al igual que los restantes, no tenían ninguna actividad política, y menos aún contacto ni simpatía con el Partido Comunista del Uruguay.
De los detenidos e interrogados, 11 fueron procesados y condenados por la justicia militar y a la postre recluidos en el Penal de Libertad por largos períodos de tiempo.
Los procesados en esta instancia fueron:
(i) Carlos Alberto Jacina Leiva, de 32 años, agricultor, condenado a la pena de 6 años de penitenciaría.
(ii) Victor Eduardo Makarov Slajus, de 18 años, estudiante, condenado a la pena de 4 años de penitenciaría.
(iii) Vladimkir Roslik Dubikin, de 18 años, estudiante, condenado a la pena de 4 años de penitenciaría.
(iv) Esteban Gilsov Silchenko, de 44 años de edad, Ingeniero, condenado a la pena de 24 meses de prisión.
(v) Ricardo Bozinski Schevzov, de 19 años de edad, estudiante, condenado a la pena de 4 años y 6 meses de penitenciaría.
(vi) Miguel Victor Schevzov Bichkov, de 18 años de edad, estudiante, condenado a la pena de 4 años y seis meses de penitenciaría. (vii) Victor Miguel Roslik Dubikin, de 19 años de edad, estudiante, condenado a la pena de 5 años de penitenciaría.
(viii) Anibal Lapunov Velichcov, de 22 años, empleado, condenado a la pena de 4 años de penitenciaría.
(ix) Jorge Gurin Jlakin, de 33 años, constructor, condenado a 24 meses de prisión.
(x) Miguel Roslik Bichcov, de 52 años, comerciante, condenado a la pena de 6 años y 6 meses de penitenciaría.
(xi) Vladimir Roslik Bichcov, de 38 años, médico, condenado a la pena de 24 meses de prisión.
Además de los anteriores, en dicha instancia también fueron detenidos e interrogados:
(xii) Sergio Gustavo Onetto Medina, de 17 años, estudiante.
(xiii) Julio Omar Caraman Chaparenko, de 17 años, estudiante.
(xiv) Nestor Ricardo Dubikin Bozinsky, de 16 años de edad, estudiante.
(xv) Susana Zanoniani de Gurin, de 35 años, maestra de primaria.
(xvi) Victor Semikin Futin, de 36 años, apicultor.
(xvii) Basilio Semikin Orlov, de 64 años de edad, jubilado.
(xviii) Hugo Ademar González Sierra, de 43 años de edad, empleado bancario.
(xix) Gregorio Osipuk Daniluk, de 65 años de edad, presidente del Centro Cultural Máximo Gorki de Montevideo. Detenido el 12 de Junio y liberado el 20 de ese mismo mes.
(xx) Nicolas Kosiuk Kosiuk, de 83 años, Pro Secretario del anterior. Detenido el 12 de Junio y liberado el 20 de ese mismo mes.
(xxi) Jorge Roberto Drafta Sas, de 31 años de edad, Secretario del antes mencionado. Detenido el día 12 de Junio y liberado el día 27 del mismo mes. Los tres últimos fueron detenidos e interrogados por la División de Inteligencia e Investigaciones de la Prefectura Nacional Naval.

Vladimir Roslik, el médico de San Javier

El día 27 de abril de 1980 fue detenido el Dr. Vladimir Roslik Bichkov y trasladado al Batallón de Infantería NO 9 con sede en Fray Bentos.
En ese entonces, tenía 38 años y era el principal médico de la localidad por lo que era una persona muy apreciada y reconocida por los sanjavierinos. Por su origen ruso, obtuvo una beca en el Instituto Cultural Uruguayo – Soviético (ICUS) y por ello en el año 1962 viajó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas para estudiar en la Universidad Patrice Lumumba a la que acudían jóvenes de todo el mundo.
Una vez graduado de médico, en el año 1969 volvió al país y al siguiente pudo revalidar su título en Uruguay.
Desde ese momento comenzó a ejercer como médico de la colonia San Javier y su pasión por la medicina era acompañada por el cine, la pesca y el juego de cartas con sus amigos.
Interin contrajo matrimonio con otra sanjavierina, María Zabalkin, a quien todos conocían y conocen como “Mary”.
Al igual que los restantes detenidos no había cometido delito alguno y carecía de cualquier tipo de actividad política.
En dicha unidad militar, fue interrogado por quien ocupaba el cargo de “S 2” (Abel Edison Pérez Cirillo) respecto a su graduación como médico en la Unión Soviética, su vínculo con ese país, su filiación política, así como respecto a la participación en la reunión organizada por Basilio Semikin. De ello se labró acta el día 8 de mayo.
Asimismo, el día 21 de mayo, el juez sumariante del Batallón Nro. 9 el Capitán Roberto Ramírez Ascarate, le tomó declaración y en ésta Vladimir Roslik ratificó lo manifestado al oficial interrogador.
Mientras tanto, al igual que los restantes detenidos fue encapuchado, puesto de plantón, privado del sueño, de alimentación y agua por varios días, así como objeto de golpizas y de choques eléctricos. Asimismo, en el marco de este trato que le propinaron a los detenidos, el Oficial Dardo Ivo Morales en diversas ocasiones apagó sus cigarrillos en la espalda y brazos del Dr. Roslik.
Los interrogatorios y los apremios fisicos estuvieron a cargo del “S 2” de la unidad y del Teniente Dardo Morales, en tanto que el Dr. Saiz Pedrini controlaba que a los detenidos – entre ellos el Dr. Vladimir Roslik – se los pudiera seguir torturando.
No obstante, el principal responsable de lo que le aconteciera al doctor Roslik fue el Teniente Coronel Oscar M. Roca, Jefe de la Unidad.
El día 27 de junio de 1980 el juez militar de instrucción de 2 0 turno, a partir de las confesiones obtenidas mediante apremios fisicos -a él y a los restantes detenidos- dispuso el procesamiento y levantamiento de la incomunicación del Dr. Vladimir Roslik.
Tras su procesamiento fue trasladado al Penal de Libertad de donde recuperó su libertad en el mes de octubre del año 1981.

Homenaje a Vladimir Roslik en la plaza que lleva su nombre

Roslik: Ni siquiera lo reconocían

De los tormentos físicos y psicológicos a los que fuera sometido el Dr. Roslik dan cuenta quienes compartieron cautiverio con él:
Anibal Lapunov Velichcov fue detenido en San Carlos (Maldonado) el 30 de Abril de 1980 donde se encontraba trabajando. La detención estuvo a cargo de personal policial que lo trasladó en tren hasta la ciudad de Montevideo y desde allí al departamento de Fray Bentos.
Al llegar a ésta ciudad fue conducido al Batallón de Infantería NO 9. En ese momento tenía 22 años, no había cometido ningún delito y no tenía actividad política alguna.
Al llegar a la unidad militar fue encapuchado e introducido en una habitación con dos personas que tenían el rostro totalmente desfigurado, irreconocibles a primera vista. Luego de pasar varios minutos los pudo reconocer y ellos eran el Dr. Vladimir Roslik y Miguel Schevzov. Debido a los plantones las piernas de ambos estaban hinchadas y deformes.
Schevzov deliraba continuamente. En determinado momento, en esa situación le quiso dar dinero a Lapunov para que vaya “a buscar cerveza a la esquina’ .
Tiempo después, Lapunov también empezó a delirar como consecuencias de los plantones. Amén del plantón y el encapuchamiento, fue objeto de golpizas y de picana eléctrica con teléfono a manivela durante los interrogatorios.
Según esta víctima cuando los llevaban a los interrogatorios “era una fiesta para los oficiales”. Fumaban, tomaban alcohol, insultaban a los detenidos, amenazaban con que sabían todo de su vida y con familiares que éstos tuvieran en libertad. Preferentemente mujeres. Les decían que tarde o temprano iban “a cantar todo”.
De igual forma le fue negado el acceso al baño y la comida. Pese a ello, nunca se pudo orinar o defecar encima, como sí les pasaba a los otros detenidos.
El que encabezaba el procedimiento del interrogatorio y ejecución de apremios fisicos era el teniente Dardo Ivo Morales, se presentó él mismo como el encargado del Batallón Nro. 90 de Fray Bentos, junto a otros militares, que también participaban en el interrogatorio cuando Morales lo solicitaba.
Dardo Morales le dijo que firmara lo que le pedían y que “no lo iban a joder mas”, ni a él, ni al resto de los detenidos. Luego de ello, lo llevaron a otra celda con otras personas que, segun él, parecían unos fantasmas. La pareja de Zanonniani estaba muy nerviosa y divagaba. También lo habían trasladado para ahí detenido al Dr. Roslik, que estaba exhausto por los apremios físicos recibidos.

Lapunov y la identificación del médico: “Está enterito y sanito como para darle”

En relación a la participación de personal médico, Lapunov reconoció que había un médico en el cuartel de Fray Bentos en el año 1980 (el doctor Saiz Pedrini), pero que éste era parte del equipo de interrogadores. En un calabozo estuvo presente para ver si estaba apto para recibir el interrogatorio, y al respecto destacó que dicho galeno expresó “está enterito y sanito como para darle”.
Asimismo, destacó que cuando lo maltrataban al doctor Roslik, éste le gritaba al doctor Saiz que lo iba a denunciar ante un organismo. Le decía que era “un hijo de puta”, “un sinvergüenza” y que “lo iba a denunciar”.
Desde el calabozo que estaba detenido pudo escuchar lo acontecido con Miguel Roslik (hermano del Dr. Roslik) quien se encontraba con una trombosis en una de sus piernas. El medico Saiz se acercó a él, pero para que lo atendiera tenía que firmar los papeles que los militares le obligaban a firmar. Por este motivo, entre otros, los detenidos siempre vieron al doctor Saiz como un asistente de los militares.
El día 5 de mayo de 1980 quien cumplía las funciones del “S2” del Batallón, le labró acta y el día 9 de mayo hizo lo propio el juez sumariante Capitán Roberto Ramírez.
Fue procesado el 27 de junio de 1980, y en definitivo condenado a la pena de 4 años de penitenciaría.
Tras su pasaje por el Batallón de Infantería NO 9 fue trasladado al Penal de Libertad de donde recuperó su libertad a principios de abril del año 1984. Lapunov nunca denunció los hechos antes descriptos, por lo que no han sido realizadas imputaciones por las graves violaciones que sufriera en ese momento.

– Hugo Ademar González Sierra fue detenido el 1 0 de mayo de 1980.
En ese entonces contaba con 43 años y era funcionario del B.R.O.U. Si bien entre el año 1971 y 1973 tuvo participación política, en 1980 no tenía ninguna actividad de esa índole.
Junto a él detuvieron a Jorge Gurin y a su cónyuge Susana Zanoniani. El operativo estuvo a cargo de personal militar del Batallón de Infantería NO 9 a donde los llevaron.
Al llegar lo pusieron de plantón y encapuchado. Cuando no podía mantener la posición lo golpeaban para que la mantuviera.
Como consecuencia de los plantones le subió la presión, en ese momento le tomaron la misma y tenía 20-10. Ahí consultaron al Dr. Saiz y le dieron una pastilla que nunca supo que era, al rato lo controlaron de nuevo y tenia 12-6. Por esa situación de salud, después lo sentaron en una silla.
Estuvo alojado junto al Dr. Vladimir Roslik a quien vio en muy mal estado, a quien le hacían simulacros de fusilamientos en la propia celda. En tanto que Dardo Ivo Morales le apagaba los cigarrillos en la espalda.
El Dr. Saiz también siempre andaba recorriendo las celdas. En determinado momento, Roslik lo vio y le gritó que por favor lo dejara salir, que se iría del país y no lo denunciaría ante nadie. El Dr. Saiz se rió de lo que escuchaba. Según González, el Dr. Saiz tenia un cargo mayor al de Morales y por ello lo consultaban sobre las declaraciones de los detenidos.
A los diez días de su detención, fue liberado junto a Susana Zanoniani. González nunca denunció los hechos relatados supra, por tanto hasta este momento no han existido imputaciones sobre lo acontecido con su persona.

– Susana Zanoniani de Gurin fue detenida junto a su cónyuge Jorge Gurin JIakin el 1 0 de mayo de 1980 por haber participado de una reunión social con otros sanjavierinos, realizada en la zona de Puerto Viejo, para festejar la jubilación de Basilio Semikin. Reunión a la que también habían acudido los Roslik por su parentesco con Semikin.
En ese momento era maestra, tenía 35 años de edad y tampoco tenía actividad política.
Tras su detención, fue conducida al Batallón de Infantería NO 9 donde inmediatamente fue desnudada, encapuchada, puesta de plantón y objeto de múltiples golpes para que mantuviera la posición.
La interrogaron acerca de la reunión realizada y por su presunta vinculación con el Partido Comunista de Uruguay.
En el lugar pudo constatar la presencia de otros detenidos y también del Dr. Vladimir Roslik. Al respecto señaló “yo lo sentía gritar horrible “, gritaba “yo no hice nada, yo no hice nada “. En un momento lo vi con los brazos quemados con cigarros. Manifestó que “lo torturaban horrible a Roslik”.
Su marido, como consecuencia de las torturas y de su posterior reclusión en el Penal de Libertad padeció un trastorno psiquiáfrico por lo que nunca contó lo que le sucedió en ese momento, mi lo que tuvo que soportar en su detención y tampoco efectuó denuncia penal.
Zanoniani estuvo detenida unos diez días y luego fue liberada.
Entre los responsables de los apremios fisicos y psicológicos sindicó a Ivo Morales, García y Palacios.
Ella efectuó denuncia penal en la causa “ZANONIÁNI SUSANA. DENUNCIA ” ficha IUE 2-121599/2011 donde existe solicitud de procesamiento respecto de Dardo Ivo Morales.

Ricardo Bozinski Schevzov el 25 de abril de 1980 fue citado a la Seccional Policial de San Javier donde permaneció toda la noche. Había estudiado bachillerato técnico en UTU y no tenía participación política alguna.
Al día siguiente, fue trasladado junto a otros detenidos (Víctor Makarov, Vladimir Roslik Dubikin, Miguel Shevzov etc.) al Batallón de Infantería NO 9. Al llegar a dicha unidad militar fue encapuchado y puesto de plantón. De igual forma fue objeto de golpizas y le impidieron dormir, así como privado de cualquier tipo de alimentos y agua, por varios días.
Amén de ello, fue sometido a choques eléctricos en manos y pies, al tiempo que lo interrogaban por las armas que supuestamente poseían, así como si tenía comunicación con “Radio La Habana”.
Después los militares hicieron actas para que firmara. Los detenidos solo tenían que decir que sí. Según esta víctima, el contenido de las actas, parecía una broma. Los querían convencer de que firmaran así se iban “libres”. Escuchó gritos de Jacina, Miguel y Vladimir Roslik Bichcov. No los vio lastimados, pero sí débiles, entregados, resignados.
Aseguró que con los Roslik el tratamiento en los interrogatorios fue mucho mas duro que con el resto, pero hasta el día de hoy no sabe el motivo de ello. En lo que refiere a los responsables, al que más recuerda es a Dardo Ivo Morales como el que interrogaba y los golpeaba.
Fue procesado el 27 de junio de 1980 y condenado a la pena de 4 años y 6 meses de penitenciaría. Tras su procesamiento fue recluido en el Penal de Libertad de donde recuperó su libertad en el año 1984 al cumplir la pena.
Bozinski nunca efectuó denuncia penal. No obstante, declaró como testigo en la causa “ZANONIANI SUSANA DENUNCIA ” ficha IUE 2-121599/2011 y en ésta se contempló su situación como víctima. Habida cuenta de ello, en el pedido de procesamiento de Dardo Morales se lo incluyó en los hechos y en la imputación realizada.

Víctor Makarov Slajus fue detenido por personal policial dentro del liceo de San Javier el día 25 de abril de 1980. En ese tiempo contaba con 18 años de edad y carecía de actividad política. Tras su detención fue conducido a la Seccional Policial local donde fue objeto de apremios fisicos.
A los tres días de ello, fue trasladado hacia el Batallón de Infantería NO 9 en un camión perteneciente a la Junta Local en compañía de otros jóvenes de San Javier.
Al llegar pudo apreciar la presencia de otros detenidos, entre los que se encontraba el Dr. Vladimir Roslik.
Fue recibido por el Dr. Saiz quien lo inspeccionó fisicamente, previo a comenzar con las sesiones de interrogatorios.
En dicha unidad fue objeto de plantones, encapuchamiento, golpizas, choques eléctricos, submarino, caballete, así como amenazas de fondearlo en el río Uruguay con latas de 20 litros con hormigón colocados en sus pies. De igual modo por varios días le fue negada la comida y el agua. En tanto que en ocasiones, cuando se desesperaba por tomar líquido, le daban agua con sal. Los tormentos fueron acompañados de interrogatorios para que admitiera su vinculación al Partido Comunista, así como a la existencia de armas de dicha organización en la localidad de San Javier.
Los interrogatorios los hacia el Teniente Dardo Ivo Morales para quien su principal propósito era que firmara las actas que los militares le indicaban. Asimismo, el Dr. Saiz cooperaba con los interrogadores, pues era el que decía si aguantaban mas torturas o no. Dicho profesional no les daba tratamiento médico, lo único que hacia era controlar el estado de salud en el medio de los interrogatorios.
Fue procesado el 27 de junio de 1980, condenado a la pena de 4 años de penitenciaría y recuperó su libertad en mayo de 1984.
Makarov nunca efectuó denuncia penal. No obstante, declaró como testigo en la causa “ZANONIANI SUSANA. DENUNCIA” ficha IUE 2-121599/2011 y en ésta se contempló su situación como víctima. Habida cuenta de ello, en el pedido de procesamiento de Dardo Ivo Morales se lo incluyó en los hechos y en la imputación realizada.
De lo que viene de verse surge que el responsable principal de las detenciones ilegales y los apremios fisicos y psicológicos fue el Jefe de la Unidad; el Teniente Coronel Oscar Mario Rocca. No obstante, quienes se encargaron de efectivizar los tormentos y los interrogatorios fueron el “S 2” de la unidad el Capitán Abel Edison Pérez Cirillo y el Teniente 1 0 Dardo Ivo Morales. A su vez, éstos contaron con la colaboración del médico militar Eduardo Saiz Pedrini que supervisaba las condiciones fisica de los detenidos y si éstos podían seguir siendo torturados. No cabe lugar a dudas que éstos contaron con la colaboración de otros oficiales del Batallón, empero, no se ha podido determinar quienes fueron ellos. Asimismo, también resulta responsable de lo acontecido a las víctimas el Capitán Roberto Ramírez que en ese entonces fungía como juez sumariante de la unidad.

Operativo realizado en abril de 1984

En el año 1984 el Uruguay vivía un momento de euforia por la cercanía del retomo a la Democracia.
Había pasado el Plebiscito del 30 de noviembre de 1980, por el cual la mayoría de la población se opuso a la Constitución propuesta por la dictadura cívico militar.
El 28 de noviembre de 1982 se habían realizado las elecciones internas de los partidos políticos habilitados con el triunfo abrumador de los sectores más proclives al retorno democrático.
El 27 de noviembre de 1983 se había producido el acto en la zona del Obelisco de Montevideo, identificado históricamente como el gran “río de Libertad” donde alrededor de 400.000 personas se reunieron para expresar su contrariedad al régimen de facto y exigir el retomo al sistema democrático.
Pese a que aún se mantenía la dictadura, los sindicatos, los gremios estudiantiles, las organizaciones sociales y los partidos políticos se reorganizaban para el retomo a la Democracia.
El 1 0 de mayo de 1983 se había realizado la conmemoración del día mundial de los trabajadores con un acto multitudinario frente al Palacio Legislativo organizado por el Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT).
El 25 de septiembre la Asociación Social y Cultural de Estudiantes de la Enseñanza Pública (ASCEEP) había realizado una marcha con acto final en el Estadio Franzini con la participación de 80.000 personas.
El 19 de abril de 1984, tras 11 años de prisión, se produjo la liberación del General Líber Seregni, líder del Frente Amplio.
Por tal motivo, la detención y muerte del Dr. Vladimir Roslik y lo sucedido a los demás detenidos no solo fue un operativo vil y aberrante, sino contrario a la historia que se estaba desarrollando en el país.
El operativo realizado en abril de 1984 fue pensado y orquestado al más alto nivel militar y seguramente fue una nueva pulseada de sectores del régimen cívico militar imperante, que no tenían intención que el retomo inexorable de la Democracia se concretara.
Para ello, se reflotó el viejo argumento de la célula comunista en San Javier utilizado en el año 1980 y el más descabellado fundamento del tráfico internacional de armas (incluido, entre otros datos que avalaron dicha operativa militar, el arribo de submarinos cargando las referidas armas a la localidad de San Javier, vía río Uruguay).
El plan fue ideado desde el Servicio de Información de Defensa (SID) que en ese entonces se encontraba a cargo del Coronel Washington Varela (hoy fallecido).
Dicho organismo era el encargado máximo de la inteligencia del país y uno de los principales actores en la “lucha anti subversiva”. Ello surge en forma clara de La Ley Orgánica Militar, Decreto Ley 14.157 de fecha 21 de febrero de 1974, que en su Art. 18 estatuyó:
“El Servicio de Información de Defensa depende de la Junta de Comandantes en Jefe, constituyendo el órgano de asesoramiento específico con que ésta cuenta, para satisfacer los requerimientos de información y contra-información impuestos por las necesidades de la Seguridad y Defensa Nacional, proporcionando el apoyo de su especialidad al Estado Mayor Conjunto. Tendrá por misión esencial elaborar la inteligencia al más alto nivel nacional, mediante la coordinación y planificación de todas las actividades de información y contra-información que desarrollen los diversos organismos especializados existentes en el país, procurando particularmente establecer un único e integrado sistema con la participación de todos los elementos asignados a estas tareas dentro de cada una de las Fuerzas.
Pese a que el operativo tuvo su origen en el S.l.D., contó con la aquiescencia y colaboración explícita del Comandante de la División de Ejército III General Boscan Hontou (hoy fallecido).
No obstante, fue llevado a la práctica por oficiales del Batallón de Infantería NO 9 con asiento en la ciudad de Fray Bentos, que en ese entonces estaba a cargo del Teniente Coronel Mario A. Olivera Hutton (hoy fallecido) y su 20 Jefe era el Mayor Sergio Caubarrere Barrón.

Los detenidos

El procedimiento comenzó con la detención de Antonio Pires Da Silva quien se encontraba requerido por el S.l.D. desde el año 1980 cuando se produjera la detención y procesamiento de los antes mencionados.
Pires Da Silva (alias “Café Café”) era de profesión fotógrafo, y contaba al momento de los hechos con 36 años de edad. Vivió junto a su familia en la colonia San Javier entre los años 1971 a 1977 donde poseía un estudio fotográfico. En el año 1977 pasó a residir en Brasil de donde era oriundo. No se le conocía actividad política alguna.
Su detención se produjo el día 10 de abril de 1984 cuando se encontraba en la localidad de San Javier a la que había vuelto luego de años de ausencia del país. Ubicado por policías de la Comisaría de San Javier, fue invitado a concurrir a ésta. Tras unas horas de espera, fue retirado por agentes del S.l.D. y trasladado hacia Fray Bentos.
Para su traslado lo esposaron y le vendaron los ojos para que no supiera hacia donde lo llevaban, ni quienes participaban del operativo.
Una vez en el Batallón de Infantería N. 0 9 fue puesto de plantón por varias horas en una celda de la unidad.
Tras ello, fue retirado hacia otro lugar donde fue colocado en una tabla donde le ataron un cable eléctrico en el dedo chico de la mano y otro en el dedo gordo del pie izquierdo, iniciando el interrogatorio preguntándole sobre las armas, después lo sometieron a la tortura conocida como submarino, intercalada con choques eléctricos. Alternaron el submarino y los choques eléctricos por varias horas, siempre atado e indagado respecto de sus posibles vínculos con grupos revolucionarios y sobre el supuesto tráfico internacional de armas de fuego. Al día siguiente fue retirado del batallón hacia un campo cercano al río donde tenía una casa Basilio Jacina próxima al campo del Profesor Roman Klivsov y luego de efectuar un simulacro de fusilamiento, le preguntaron si allí era el campo “del pozo”. El militar Caubarrere, a quien el detenido identificó como “Pocho”, quería que el declarante reconociese el lugar donde supuestamente aterrizaban aviones con armamento.
Las torturas siguieron en los días siguientes y en tales circunstancias pudo reconocer la voz de otros detenidos que también estaban sufriendo apremios fisicos. Al respecto declaró ante el Escribano Ricardo Mujica: “Pronto para comenzar la tortura, escucho un grito desesperado de alguien que estaba siendo torturado en la misma sala’ “estaba seguro que era la voz de Carlos Jacina… y más adelante también señaló: “Después de aproximadamente 10 minutos de tortura uno de los torturadores que el declarante reconoció por la voz fue el Mayor Caubarrere ordenando que lo colocaran atado a un banco ‘ “En ese momento comenzaron a torturar a otra persona que el declarante reconoció por la voz que era el Señor Roman Klivsov, director del liceo…
“Aproximadamente 30 minutos después trajeron otra persona que también fue sometido a torturas junto a los otros dos. Esta persona también fue reconocida por el declarante siendo el Señor Balachir… ”
Manifestó esta víctima que “después de algunos instantes el declarante reconoció la voz de otra persona que comenzaba a ser torturada. Era el Doctor Roslik, al cual los militares torturadores le decían No hay como escapar. El señor … y el brasilero están involucrados con el ingreso de armas al país y grupos revolucionarios”.
Al que Roslik preguntó: “¿Que Brasilero? “. “El brasilero Pires “, respondió uno de los torturadores y preguntó: “lo conoces?- “si”, respondió el médico, “pues atendí a sus padres y a él también, pero no tengo nada que ver ‘con las acusaciones que me hacen. Y es la segunda vez que caigo en las manos de ustedes … pueden matarme si quieren”. Durante esta conversación entre el Dr. Roslik y los militares, colocaron a Pires Da Silva para realizarle submarino y comenzaron a torturarlo simultáneamente con el Doctor Roslik.
Ese día pararon las torturas respecto de Pires Da Silva en el Batallón de Infantería N. 0 9, pero lo mantuvieron detenidos.

De vuelta al calobozo

Tras esos sucesos fue llevado a un calabozo de donde fue retirado para comparecer ante un militar que se identificó como juez militar y que le obligó a firmar determinada documentación que no le permitieron leer. En tal sentido expresó “horas después fue despertado, lo encapucharon y fue llevado a un gabinete delante de una persona que se decía juez militar, el cual le ordenó que se sacara la capucha”. Enseguida fue obligado a firmar una declaración sin conocer su contenido.
Dable es resaltar que el juez sumariante del Batallón de Infantería NO 9 en esa época y quien participara en el procedimiento fue el Capitán Jorge R. Soloviy.
Luego de dicha instancia junto a los restantes detenidos fue trasladado hacia el departamento de Montevideo ante el juez militar de instrucción y tras ello al Batallón de Infantería NO 13 en dicha ciudad, donde volvió a ser sometido a tormentos. En éste caso fue objeto de “colgamiento”.
Finalmente, tras su pasaje por Infantería NO 13 fue trasladado al Penal de Libertad, hasta el día 5 de septiembre de 1984.
Precisamente ese día fue trasladado hasta la frontera limífrofe entre Rivera (Uruguay) y Santana do Livramento (Brasil), donde en definitiva fue liberado, luego de que los militares le entregaran una suma de dinero en moneda extranjera.
Corresponde señalar que el juez militar de instrucción de 20 turno con fecha 29 de mayo de 1984 había dispuesto su procesamiento junto al de Esteban Balachir y Roman Klivsov.
Pires Da Silva no solo realizó la denuncia de lo sucedido ante Escribano Público, sino que también hizo lo propio ante el juez militar de instrucción quien (en un hecho inusual, que se acompasa con la realidad histórica que se vivía) lo dejó consignado en el acta de su declaración.
En tal sentido Pires Da Silva al final de su declaración y ante la pregunta si deseaba decir algo más señaló “Que sí señor, quisiera agregar que en el momento de mi detención en San Javier fui detenido por tres Soldados de Civil que me condujeron a un vehículo, al bajarme del mismo me golpearon y a consecuencia de ello perdí un diente que me lo tragué y otro se me aflojó, el cual exhibo en este momento, esto fue el día IO de abril que era martes. Después me llevaron a Fray Bentos, al Cuartel, donde después de tenerme dos o tres horas parado me llevan a una pieza y me atan en una tabla me meten la cabeza dentro de un tacho de agua y a la vez me ponían un cable en el dedo de la mano y otro en el dedo del pie con electricidad. Después que salía del tacho me daban puñetazos en la boca del estómago, poniéndome de pie de vuelta y llevándome a otro lugar donde me dejaban parado. En este estado el deponente exhibe al Señor Juez su espalda en la cual hace notar unas huellas, marcas o cicatrices que denuncia que son originadas por torturas, y asimismo algunas marcas en el tobillo derecho- agregando que tiene pérdida de sensibilidad en el dedo del pie derecho. Las declaraciones que hice en Fray Bentos no son ciertas y fueron hechas bajo amenazas, no participé nunca en contrabandos ni en otras actividades”.

Lo tuvieron con una piedra en el pecho

El segundo detenido fue Esteban Balachir Podchibiakin que fue aprehendido el día 11 de abril de 1984.
En ese entonces Balachir contaba con 34 años de edad, era agricultor y tenía una fracción de campo cercana a la colonia San Javier. Al igual que los restantes detenidos carecía de actividad política partidaria.
Declaró ante el S 2 del Batallón de Infantería NO 9 el día 13 de abril de 1984 y el día 17 de abril hizo lo propio ante el juez sumariante Capitán Jorge R. Soloviy. El juez militar de instrucción de 20 turno dispuso su procesamiento el día 29 de Mayo de 1984, en tanto que recuperó su libertad el día 14 de Septiembre de 1984.
Balachir nunca declaró ante una sede judicial y en la actualidad es fallecido. No obstante, Roman Klivsov fue objeto de un careo con él y a sabiendas que había sido quien lo había sindicado, señaló al respecto. “A Balachir lo entendí, lo habían tenido estaqueado con una piedra en el pecho. A Balachir fue tremendo lo que había recibido, fue tremendo y después uno entiende…”

Carlos Alberto Jacina Leiba (hoy fallecido) en ese entonces contaba con 36 años de edad, y se encontraba preso en el Penal de Libertad desde el año 1980 cuando fuera procesado junto a otros residentes de San Javier. Entre ellos el Dr. Vladimir Roslik.
En tales circunstancias, en la primera quincena de abril de 1984 fue trasladado desde el referido centro carcelario al Batallón de Infantería NO 9 en Fray Bentos para ser interrogado nuevamente sobre los hechos de 1980.
En el lugar, fue objeto de apremios fisicos para que admitiera su vinculación junto a Pires Da Silva, en el tráfico de armas del exterior a nuestro país.
En tal sentido, expresó anteriormente “Seguían con la canción que San Javier era un grupo armado . A mi me detienen y me torturan, Morales fue el que me interrogaba, después me encapuchan y siento voces, capaz él no estaba, mandó castigar a otros. A mí me hacían submarino con corriente, colgada de los brazos por horas, fue interminable “. Y reiteró más adelante “Morales me castigó sí, en el 80 y en el 84, después otro, cuando me meten bajo agua, eso era un equipo de gente, no era uno ni dos
En tanto, al ser interrogado sobre la participación de algún médico destacó “a mí me dieron a mansalva, pero a otros había quien decía hasta cuando le podían pegar, yo tengo un brazo que no puedo mover, lo voy a perder definitivo, quien me va a atestiguar por eso, no quiero ni verles las cara, pero para todo tiene que haber un médico que certifique, y un médico civil no creo que haga una certificación del cuartel’ .
Tras tomarle declaraciones en el Batallón de Infantería NO 9, Jacina fue trasladado a otras unidades militares, y a la postre liberado el 20 de Agosto de 1984.

Pedro Marseñuk Romañuk al momento que ocurrieran los hechos tenía 47 años de edad, era el único camionero de la colonia San Javier y no tenía ninguna actividad política.
En la madrugada del 14 de abril de 1984 fue detenido en su casa y trasladado a la Comisaría de San Javier. De allí fue retirado por personal militar del Batallón de Infantería NO 9 que tras esposarlo y encapucharlo lo trasladó hacia dicha unidad. En el lugar fue puesto de plantón por largas horas, lo que produjo su desvanecimiento y ante el incumplimiento de la posición firme con las piernas abiertas, fue objeto de reiterados golpes en el cuerpo por quienes oficiaban de guardias. Amén de ello, también fue sometido a choques eléctricos.
En tal sentido señaló anteriormente que los “pusieron contra la pared, éramos unos cuantos, no se quienes estábamos, no se cuánto estuvimos parados, me desmayé me pegó una patada no se quien fue… ” y más adelante destacó “yo vi una cama como tienen los médicos, pero llenas de bisagra, con un tacho de agua, me pusieron en la mesa, me pusieron anillos en el corazón, me dieron un toque eléctrico suavetón, donde tenía los anillos, me dieron uno más fuerte, y en el tercero que me dieron me acuerdo que grite… “.
Tras su detención en el Batallón de Infantería N. 0 9 fue trasladado a Montevideo y estuvo recluido junto a los restantes detenidos en el Batallón de Infantería NO 13. Recién recuperó su libertad el día 7 de Mayo de 1984 cuando se entendió por parte del juez militar de instrucción de 2 0 turno que no había mérito para su procesamiento.

Juan Chimailov Robkin al momento que sucedieron los hechos tenía 47 años, se dedicaba a la apicultura y no tenía participación política alguna.
En la madrugada del 15 de abril de 1984 y en el mismo procedimiento que detuvieran al Dr. Vladimkir Roslik, fue detenido y trasladado al Batallón de Infantería NO 9.
En el lugar fue encapuchado, puesto de plantón y sometido a diversos golpes. Principalmente en su cabeza y oídos, lo que le produjo zumbidos y aún sordera parcial. En el marco de tales apremios, fue interrogado sobre el contrabando internacional de armas. En tal sentido señaló oportunamente me dejaron medio sordo me preguntaron si andaba con armas “me dieron unos sopapos en las orejas, estaba parado, con capucha, habrá durado unos minutos el interrogatorio “me golpearon la cabeza como de karateca, me zumbaban los oídos … ” Asimismo, al ser preguntado sobre el trato recibido luego de que se produjera la muerte de Roslik, manifestó: “Claro, claro, ya habían metido la pata y nos trasladaron a Montevideo…
A los tres días de su detención fue trasladado al Batallón de Infantería NO 13 de Montevideo de donde recuperó su libertad el día 7 de Mayo de 1984 cuando se entendió por parte del juez militar de instrucción de 2 0 turno que no había mérito para su procesamiento.

Roman Klivsov Luchilin al momento de los hechos tenía 44 años de edad, era profesor de Matemáticas y Director del Liceo de San Javier. Había tenido participación política en el año 1971 en el grupo de independientes que integraban el Frente Amplio.
Fue detenido al igual que Chimailov y Roslik en la madrugada del 15 de abril de 1984 y trasladado encapuchado y esposado al Batallón de Infantería NO 9 de Fray Bentos.
En el lugar fue mantenido esposado y encapuchado con una bolsa de arpillera, así como puesto arrodillado por largas horas.
No obstante, luego de un tiempo de permanecer en esa posición fue llevado a otro lugar donde fue sometido a submarino, choques eléctricos e interrogado sobre su vinculación con el tráfico internacional de armas.
Al respecto esta víctima señaló “me sacan la ropa de arriba … me vuelven a esposar hacia atrás y cuando quiero darme cuenta me levantan y creo que me ponen en una plataforma de madera, y empieza una sesión, unas preguntas sobre trama de traer armamento”.
“Me echaban agua en las manos y me daban golpes eléctricos bastante intensos, no me golpearon pero choques eléctricos sí y siguieron con el interrogatorio y me daban esos choques, cuando yo pense que todo se calmaba, la tabla se inclinó que me deslice hasta el borde y mi cabeza entró en un tacho, que creo que tendría agua, no le tomé el gusto y me llevaban otra vez y me sacaban”.
“Era agotador, yo sabía que iba largando el aire y tenía necesidad de salir y me lo repitieron seis o siete veces. Y especificó más adelante, eran unos cuantos, que estaban alrededor por la voces yo podía decir que disfrutaban lo que estaban haciendo, uno se arrimó y me dijo ‘vos tenes una mujer y una hija que están buenazas y las tenemos acá”.
El día 16 de abril de 1984, el “S 2” de la unidad redactó el acta de interrogatorio y el día siguiente hizo lo propio el juez sumariante Capitán Jorge R. Soloviy.
Tras su pasaje por el Batallón de Infantería Nro. 9 0 fue trasladado a Montevideo al Batallón de Infantería NO 13 de donde fue retirado hacia el Penal de Libertad el día 4 de Junio de 1984.
El juez militar de instrucción de 2 0 turno dispuso su procesamiento el día 29 de mayo de 1984 en tanto que recuperó su libertad el día 3 de setiembre de 1984.

Entre los detenidos también se encontraba Walter Yemurenko Crivogusov que en esos momentos tenía 33 años de edad, vivía con Balachir y ayudaba a éste en las tareas de la chacra.
Yemurenko prestó declaración ante el S 2 de la unidad el día 16 de abril de 1984 y el día siguiente ante el juez sumariante el Capitán Jorge R. Soloviy.
En tanto, el día 7 de mayo de 1984 recuperó su libertad al entender que no existía mérito para su enjuiciamiento.
Nunca prestó testimonio en sede judicial ni ante esta Fiscalía y no pudo ser ubicado hasta el día de la fecha, por lo que se presume que se encuentra fallecido.

El último detenido de 72 años de edad

Por último, también fue detenido en esa oportunidad Basilio Jacina Oljovsky de 72 años de edad y padre de Carlos Jacina Leiba, a quien le tomara declaración el S 2 de la unidad el día 16 de abril de 1984 y el día siguiente el juez sumariante el Capitán Jorge R. Soloviy.
Al igual que Marseñuk, Yemurenko y Chimailov recuperó su libertad el día 7 de mayo de 1984, por cuanto se entendió por el juez militar de instrucción que no existía merito para su enjuiciamiento
Nunca prestó testimonio ante sede judicial y en la actualidad se encuentra fallecido.

Más que interrogatorios, salas de tortura

Los interrogatorios -que como se señalara anteriormente se intercalaron con diversos tormentos fisicos y psicológicos a los detenidos- estuvieron a cargo del S2 de la unidad, del Teniente 1 0 Dardo Ivo Morales y del Mayor Sergio Caubarrere Barron. Los anteriores contaron con la colaboración del Dr. Eduardo Saiz Pedrini -que controlaba en que condiciones se encontraban los detenidos- y sin duda de los restantes oficiales de la unidad, habida cuenta que las víctimas hacen referencia a la participación de varias personas en las torturas y los interrogatorios. No obstante, no se ha podido determinar cual de esos oficiales participaron efectivamente en los hechos denunciados. Asimismo, también resulta responsable de lo acontecido a las víctimas el Capitán Jorge Ricardo Soloviy Feris, que en ese entonces fungía como juez sumariante de la unidad.

María Zabalkin y Vladimir Roslik muchos años atrás. Hoy ella lucha para que haya justicia en el asesinato de su esposo.

Detención y posterior muerte del doctor Vladmir Roslik

Una vez más, el médico de la colonia San Javier -una persona querida y respetada por toda esa comunidad, que dedicaba su vida a su profesión, a su familia, a la pesca y al juego de cartas con sus amigos, que carecía de actividad política y sin haber cometido delito alguno- fue objeto de un nuevo atropello militar, tal como había sucedido en 1980.
En efecto, a las cuatro de la mañana del 15 de abril de 1984, un comando de militares del Batallón de Infantería NO 9 irrumpió en su domicilio y lo detuvo. En la casa, también se encontraba su cónyuge María Zabalkin y el hijo de ambos Valery, que en ese entonces contaba con meses de edad.
Los militares estaban armados con ametralladoras con la que exigieron a Roslik que los acompañara. Acto seguido le ataron las manos. También fue amenazada Zabalkin para que no intercediera en el operativo. Interin, registraron toda la casa en busca de objetos que permitieran incriminar al profesional.
Ante tal atropello, recuerda su esposa que el Dr. Roslik comenzó a gritar desesperado “otra vez no, otra vez a lo mismo no, no y no” y tras ello fue ingresado a un vehículo en el que lo transportaron.
Al frente del operativo se encontraba el Capitán Daniel Castellá, acompañado por el Teniente 2 0 Rodolfo Costas y otros soldados, en tanto quien supervisaba las acciones era el 20 Jefe de la unidad el Mayor Sergio Caubarrere Barrón.
El procedimiento continuó con la detención de otros sanjavierinos, Chimailov, Marseñuk y Klivsov.
Próximo a las 6:30 de la mañana los detenidos arribaron al Batallón y en el lugar fueron encapuchados y puestos de plantón por largas horas.
Poco después del arribo del doctor Roslik al Batallón, fue controlado por el Teniente 2 0 (médico)doctor Eduardo Saiz Pedrini, jefe de los servicios sanitarios de la unidad, quien no advirtió ninguna irregularidad en la salud del detenido.

Antes de ser interrogado, Roslik fue controlado por el doctor Saiz Pedrini

Próximo a las 12 horas del mismo día, el doctor Saiz Pedrini volvió a controlar a Roslik y en dicha ocasión tampoco le encontró ningún problema de salud. Luego de un prolongado tiempo de plantón y próximo a las 23:50 del mismo día, el Dr. Roslik fue conducido a la “sala de disciplina” para ser interrogado.
El interrogatorio, que fue acompañado de intensos tormentos (golpes, picana eléctrica y submarino) estuvo supervisado por el Mayor Sergio Caubarrere. No obstante fue llevado a cabo por el Teniente 1 0 Dardo Ivo Morales y se encontraban presentes en el lugar los Capitanes Daniel E. Castellá, Jorge R. Soloviy (juez sumariante de la unidad) y Heber L. Calvetti, el Teniente 1 0 Oscar A, Lauber, los Tenientes 2 0 Luis P. Estebenet, Rodolfo G. Costas y Alberto Loitey y los Alferez Edgardo Favier y Nelson F. De los Santos.
Muy poco tiempo después del comienzo de dicho interrogatorio, el Dr. Roslik murió como consecuencia de las torturas a la que fue sometido. En efecto, el Dr. Saiz Pedrini -que se encontraba en la unidad en una oficina muy cercana al lugar donde lo interrogaban- constató su fallecimiento a la hora 1:15 del día 16 de abril de 1984.

Ahora la autopsia del doctor Saiz Pedrini

Tras el fallecimiento del Dr. Vladimir Roslik, se hizo presente en el lugar el jefe de la unidad Teniente Coronel Mario Olivera Hutton -principal responsable de lo que allí ocurrió- quien en contacto con sus superiores ordenó al mismo Dr. Saiz Pedrini que realizara la autopsia del fallecido.
De esta forma, a pocas horas del deceso y en la morgue del Hospital de Fray Bentos (cuando normalmente las autopsias se hacían en el cementerio de dicha ciudad) el Dr. Eduardo Saiz Pedrini, quien no era medico forense ni tenía práctica en la ejecución de estos actos médicos, realizó dicho procedimiento y concluyó que “La autopsia no muestra más que signos leves e inespecíficos de asfixia, sin violencia, compatibles con una muerte por paro cardio respiratorio
Al enterarse de la muerte de su cónyuge y del resultado de la autopsia realizada por Saiz Pedrini, la Sra. María Zabalkin exigió a las autoridades que se realizara una segunda autopsia que permitiera su confirmación.
De esta forma, en la tarde del mismo día se llevó a cabo la segunda autopsia de Roslik en el Cementerio Central de la ciudad de Paysandú. La misma estuvo a cargo de los Dres. Anibal Juan Mujoli (médico del Servicio Público), Gonzalo Zuasti Herrera (médico supernumerario) y Adolfo W. Montauban (medico de Sanidad Policial), con la presencia de los Dres. Eduardo La Luz y Eduardo Saiz Pedrini (médicos de Sanidad Militar) y del Dr. Jorge Burgel en representación de la Sra. Zabalkin.
Los galenos actuantes en esta segunda autopsia establecieron que:
a) “existen lesiones de índole traumático, superficiales, parietales y viscerales, éstas ultimas asociadas a intensa palidez de piel y mucosa, la ausencia casi total de livideces cadavéricas y ausencia de cianosis del lecho ungueal de ambos pies, así como la exanguinación de todos los vasos hacen presumir la existencia de una anemia aguda”,
b) “se constatan además signos directos e indirectos de asfixia, tales como mancha de Tardieu subpleurales, periaórticas y sufusiones hemorrágicas peribiliares, pulmones y pericárdicas, meningeas parietales en ambos peñascos y subaracnoideas del cerebro, equimosis puntiformes de mucosa gástrica y la presencia de liquido espumoso en la cavidad orofaríngea, laringe, y la presencia de liquido anómalo en la luz del árbol bronquial distal del lóbulo inferior y medio del pulmón derecho ” por lo que concluyeron que la muerte de Roslik fue por “1) anemia aguda, 2) Síndrome asfictivo, no siéndole posible determinar cual de estos dos elementos o bien su asociación lesional, fue la causa última de la muerte .

Petitorio

Con los antecedentes y este relato, el doctor Ricardo Perciballe, expresa su pedido de formalización de los siguientes:
– Oscar Mario Rocca Baraldi y Abel Edison Pérez Cirilo como presuntos autores penalmente responsables de tres delitos de privación de libertad, en reiteración real con tres delitos de abuso de autoridad contra los detenidos, y estos en concurso formal con tres delitos de lesiones graves, y los anteriores en concurrencia fuera de la reiteración con dos delitos de privación de libertad en calidad de coautores,
– Roberto Ramírez Ascarate, como presunto co-autor penalmente responsables de tres delitos de privación de libertad, en reiteración real con tres delitos de abuso de autoridad contra los detenidos, y estos en concurso formal con tres delitos de lesiones graves, y los anteriores en concurrencia fuera de la reiteración con dos delitos de privación de libertad,
– Dardo Ivo Morales Machado y Sergio Héctor Caubarrere Barrón como presuntos autores penalmente responsables de reiterados delitos de privación de libertad, en reiteración real con reiterados delitos de abuso de autoridad contra los detenidos, y estos en concurso formal con reiterados delitos de lesiones graves, y los anteriores en concurrencia fuera de la reiteración con reiterados delitos de privación de libertad en calidad de coautores,
– Jorge Ricardo Soloviy Feris, como presunto coautor penalmente responsable de reiterados delitos de privación de libertad, en reiteración real con reiterados delitos de abuso de autoridad contra los detenidos, y estos en concurso formal con reiterados delitos de lesiones graves, y los anteriores en concurrencia fuera de la reiteración con reiterados delitos de privación de libertad, y
– Eduardo Saiz Pedrini, como presunto coautor penalmente responsable de reiterados delitos de abuso de autoridad contra los detenidos y estos en concurso formal con reiterados delitos de lesiones graves, y los anteriores en concurrencia fuera de la reiteración con reiterados delitos de privación de libertad.

Fuente: https://elecodigital.com.uy/sin-categoria/el-horror-de-san-javier-son-delitos-ordinarios-para-dos-jueces-de-la-scj/

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