Activistas de Grecia, Irlanda y el Estado español hablan con Socialist Worker sobre la creciente crisis económica en toda Europa y las perspectivas de la resistencia. «En lugar de congelar los salarios, nuestra solución sería la de congelar los reembolsos de préstamos y el interés de los préstamos».
«El temor a que Grecia no pueda pagar a los bancos está precipitando una crisis en la eurozona y más allá»
Panos Garganas, Grecia
La crisis en la eurozona alcanzó niveles de pánico la semana pasada. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, viajó a Varsovia para reunirse con los ministros de finanzas europeos. Nicolas Sarkozy y Angela Merkel celebraron una conferencia telefónica de emergencia con el primer ministro griego George Papandreou. La agencia de calificación Moody rebajó la nota a dos bancos franceses. En cuanto la tensión llegó a los mercados, un estudio sugirió que las fluctuaciones repentinas de los mercados de valores se asemejaban a los patrones de nerviosismo y pánico justo antes del «Lunes Negro» en 1987. Aquel día, las acciones cayeron un 22 por ciento.
La preocupación inmediata es el temor a una quiebra de Grecia, que no sea capaz de devolver el dinero que debe a los bancos. Ello precipitaría una crisis bancaria en la zona euro y más allá. Pero Grecia es sólo un detalle de un panorama más amplio. Los bancos europeos tienen sólo 81 mil millones de euros de bonos griegos -una cantidad eclipsada por los 325 millones de euros que poseen de bonos italianos-. Por lo tanto, la medida de pánico tiene mucho que ver con los temores de un impago italiano.
El Gobierno de Silvio Berlusconi está impulsando un paquete masivo de recortes. Esto provocó una huelga general y enfrentamientos frente al Parlamento en Roma. Cuando el gobierno se vio vacilar frente a la resistencia de los trabajadores, el Banco Central Europeo (BCE) presionó a Berlusconi para que intensificase los cortes y calmar así a los mercados.
Si nuestros gobernantes pueden tratar al gobierno italiano de esa manera, ya podemos imaginarnos las presiones a las que someterán a un país pequeño como Grecia. En julio, los líderes de la Unión Europea (UE) acordaron rescatar a Grecia, pero imponiendo condiciones muy duras. De los 172 mil millones de euros estimados para refinanciación durante los próximos tres años, sólo 38 millones son para necesidades del presupuesto griego. El resto volvería de una manera u otra a los bancos.
A pesar de la ferocidad de este programa, el FMI, la UE y el BCE ya demandan un extra de 4,5 mil millones en recortes de impuestos en los próximos 15 meses. Después de un intento a medias de renegociar, el gobierno griego capituló y anunció un nuevo impuesto sobre los hogares. Así, por ejemplo, una joven pareja con una hipoteca de un piso en Atenas tendrá que pagar un extra de 500 euros de inmediato y al año siguiente igual. Esto se suma al aumento del precio de las hipotecas y recortes salariales de un promedio de 150 euros por persona por mes en la administración pública. El nuevo impuesto se abona con las facturas de la electricidad, de modo que si la gente no paga se le corta el suministro. El sindicato de trabajadores de la energía GENOP DEH ha tomado una posición de principios y se niega a cortar el suministro a las personas que no puedan pagar.
Pero el gobierno también quiere despedir a los trabajadores de la administración pública. Cree que la amenaza de despido asustará a la población activa.
Los profesores de primaria harán huelga el jueves y a ellos se unirán los profesores de secundaria en la escalada a una huelga de 48 horas en la primera semana de octubre, debido a que el nuevo curso arrancó sin libros en muchas escuelas.
Todo el transporte público en Atenas también hará un alto el jueves, con la huelga de los trabajadores del metro y de autobuses. Esto puede ser un trampolín para una acción más amplia. Los trabajadores en Atenas ocuparon el almacén central y detuvieron la recolección de basura para evitar despidos masivos. Los periodistas y el personal de la ERT (el equivalente de la BBC) se enfrentaron con la policía frente al Parlamento, para evitar el cierre de un canal de televisión estatal. Los estudiantes han ocupado más de 300 universidades y los departamentos técnicos de educación desde finales de agosto, y se planea continuar con las huelgas de maestros.
El estado de ánimo se mostró en las calles de Salónica el 10 de septiembre. Conforme Papandreou establecía la nueva ronda de recortes, miles de estudiantes se unieron a miles de sindicalistas en una brillante demostración de la unidad de acción. Los huelguistas en Grecia se alegrarán mucho de que vayan llegando noticias de otras luchas de toda Europa.
Que congelen los préstamos, no los salarios
Si la Unión Europea decide que no va a dar más préstamos a Grecia, será una catástrofe. Los bancos cerrarán. La gente no obtendrá sus salarios.
Nosotros decimos que debemos actuar antes de que se nos imponga una situación de quiebra. En lugar de congelar los salarios, nuestra solución sería la de congelar los reembolsos de préstamos y el interés de los préstamos. El pago de la deuda suma 50 mil millones de euros -el equivalente del presupuesto griego en total-. La congelación del pago de la deuda liberaría fondos suficientes para invertir todos los recortes.
Panos Garganas es el editor del periódico La solidaridad de los trabajadores en Atenas
«Las asambleas de vecinos han tomado medidas directas para impedir los desalojos»
Albert García, Estado español
La crisis en la eurozona ha estado golpeando fuerte al Estado español desde hace meses. Pese a que los niveles de deuda pública del Estado son más bajos que en Gran Bretaña, Alemania y Francia, la deuda privada es de las mayores en el mundo como consecuencia de la explosión de la burbuja inmobiliaria y la consiguiente fiebre especulativa. Asimismo, alrededor del 21 por ciento de la población activa está desempleada -casi la peor cifra en la historia del Estado.
Tales factores han debilitado la confianza de los organismos internacionales en la capacidad del Estado español para pagar sus deudas, haciendo de los bonos españoles el blanco de ataques financieros.
Ante esta situación, la clase dirigente del Estado no ha hecho otra cosa que demostrar su compromiso con los grandes poderes económicos, ofreciendo como única respuesta la austeridad. El gobierno del PSOE se ha unido al PP para imponer un límite en el gasto público futuro. Estas medidas, sin embargo, patrocinadas por Alemania y Francia, no han calmado a los inversores. El interés y el coste de los bonos del gobierno español se han disparado debido al riesgo de impago.
Es difícil calcular el impacto de una quiebra de Grecia en la zona euro, pero es probable que empuje al Estado español a la necesidad de un «rescate». Ello tendría un impacto global, ya que la economía española es la quinta más grande de Europa y cuatro veces superior a la de Grecia. En otras palabras, es demasiado grande para que la UE la rescate, pero demasiado grande para dejar que caiga.
Debido a esto, es probable que veamos más ataques contra la clase trabajadora. Por si fuera poco, es muy probable que el PP entre en el gobierno tras las elecciones de noviembre. Los conservadores no dudarán en aplicar duras políticas de austeridad.
Sin embargo, la ofensiva neoliberal no quedará impune. Tendrá que enfrentarse a un nivel de malestar social y de conflicto no vistos en el Estado español durante las últimas dos décadas.
Durante el verano, el movimiento de los «indignados», que se inició mediante la celebración de ocupaciones masivas de plazas públicas, ha luchado junto a los trabajadores de sanidad y la ciudadanía para defender los hospitales en peligro de cierre. Sus asambleas de barrio han llevado a cabo la acción directa, a veces con éxito, para evitar los desalojos de personas de sus hogares.
Los profesores de la Comunidad de Madrid han convocado una huelga de tres días, seguidos de tres días de ocupación y otros tres días de huelga contra los recortes y despidos. Lo hicieron mediante la celebración de asambleas de 800 profesores, siguiendo el modelo de las acampadas y distanciándose de la tímida acción de la burocracia sindical.
El 15 de octubre se llevarán a cabo protestas masivas en las calles en todo el Estado. Esperamos que sea un otoño caliente.
Albert García es militante de En lucha
‘Los salarios se han reducido un 15 por ciento. El bienestar ha caído un 10 por ciento’
Sinead Kennedy, Irlanda
En los últimos tres años, Irlanda ha pasado de ser la economía con mejor desempeño en la UE a soportar la más profunda y más rápida contracción sufrida por una economía occidental desde la Gran Depresión.
En noviembre pasado, la UE y el FMI obligaron al gobierno irlandés a aceptar un paquete de 85 mil millones de euros de rescate en medio de temores de que el contagio de la deuda irlandesa llegara a toda la zona euro. A cambio, se espera que los trabajadores irlandeses acepten un doloroso ajuste presupuestario de 15 mil millones de euros. Esto incluye aumentos de impuestos, recortes salariales, pérdidas importantes para la protección del empleo en los sectores público y privado y una serie de recortes devastadores para el bienestar social, salud y educación.
Cuando se desató la primera ola de la crisis financiera mundial en otoño de 2008, el gobierno irlandés puso en marcha una garantía bancaria que cubre todas las principales instituciones financieras en el estado. Esto aseguró que ningún banco, por tóxico que fuera, seguiría el camino de Lehman Brothers. Se garantizó un total de 485 mil millones de euros para deuda bancaria -ahora el notorio banco angloirlandés ha ido a la quiebra, produciendo el rescate bancario más caro del mundo.
Ahora los trabajadores del sector público han visto sus salarios reducidos hasta un 15 por ciento, el bienestar social se ha reducido en un 10 por ciento y los ya crónicamente subfinanciados servicios públicos como salud y educación han reducido sus presupuestos. Sin embargo, contrariamente a lo que afirmaron los gobiernos y los jefes, después de paquete tras paquete de recortes y aumentos de impuestos para los trabajadores, la economía irlandesa ha continuado estancada y sus niveles de deuda han aumentado. El acuerdo de la UE y el FMI obliga al gobierno a otros 12 millones de euros de recortes y aumentos de impuestos a partir de 2012, de los cuales 3,6 millones deben ser realizados para diciembre de este año.
Pero incluso este nivel de recortes devastadores está demostrando ser inadecuado para los halcones de la austeridad de la UE. El economista jefe del Banco Central Europeo saliente, Juergen Stark, le dijo al Times de Irlanda esta semana de que Irlanda tiene que recortar muchísimo más.
El problema, como dijo recientemente el ministro de Finanzas, Michael Noonan, es que «Gran parte de la fruta madura ya ha sido cogida». La «fruta madura» a la que Noonan se refiere son los beneficiarios de asistencia social, las personas mayores en residencias y niños con discapacidades.
Mientras que Irlanda no ha visto aún los niveles de protesta de otros países europeos, está cada vez más claro que aquí la gente está harta. El parlamento irlandés volvió a abrir después del verano y cientos de padres de niños con necesidades especiales protestaron frente a las cortes. Después de anunciar sus planes de introducir un impuesto sobre los hogares, más de 200 representantes fueron a una reunión de planificación de la campaña contra el impuesto. La semana pasada, después de que el gobierno anunció su intención de privatizar y vender parte de la empresa eléctrica ESB, los trabajadores anunciaron sus planes de ir a la huelga.
Sinead Kennedy es profesor en la Universidad de Maynooth y miembro del Partido Socialista de los Trabajadores de Irlanda.
Traducido por Isaac Salinas.
Extraído del Socialist Worker publicación semanal del Socialist Workers Party, organización hermana de En lucha en Gran Bretaña.