Este 4 de mayo se cumplió un año del fallecimiento de Javier Diez Canseco (JDC), un honorable líder de izquierda, democrático, luchador y polémico, quien a lo largo de su vida produjo odios y cariños. Pero lo más importante es que ha dejado un legado político importante para los jóvenes y el pueblo. Y en […]
Este 4 de mayo se cumplió un año del fallecimiento de Javier Diez Canseco (JDC), un honorable líder de izquierda, democrático, luchador y polémico, quien a lo largo de su vida produjo odios y cariños. Pero lo más importante es que ha dejado un legado político importante para los jóvenes y el pueblo. Y en efecto, los ciudadanos reconocen en él a un hombre que sabía fundamentar sus puntos de vista. Y que cuando se trataba de la función de representación parlamentaria, pues, él iba al meollo del asunto que significaba «comerse el pleito» de la lucha de los trabajadores y discapacitados (participando de sus asambleas y marchando con ellos hombro a hombro). Además, fue un gran fiscalizador al presidir la Comisión de Delitos económicos y financieros cometidos entre 1990-2001(metiendo presos a varios funcionarios de la dictadura).
En verdad, JDC, hizo del Parlamento una tribuna de combate democrático por los derechos de los humildes. Y no es para menos, a diferencia de muchos congresistas oportunistas, JDC, fue un hombre de principios. En verdad, fue un hombre de su tiempo. JDC creció en medio de un gran ascenso de la lucha de clases internacional. Eran momentos de gran polarización social y política entre el «socialismo real» y el capitalismo (guerra fría). Era una época de auge de la revolución cubana de Fidel y el Che así como de la victoria electoral de Allende en Chile. Pero también vivió la división del socialismo entre moscovitas y pekineses. Y tal vez, como paso con Fidel Castro (que creo su propio M26), sea ésta última la razón para que JDC militara en Vanguardia Revolucionaria y luego fundara y organizara el histórico Partido Unificado Mariateguista (PUM), adhiriéndose al pensamiento de los proletarios : El marxismo revolucionario.
No fue fácil, pero por la propia dinámica del movimiento y su sensibilidad humana, terminó rompiendo con las ideas dominantes de la burguesía y su clase social, para luego asumir la posición de la clase obrera, vinculándose a sus luchas por derechos democráticos y socialistas. Y es que JDC también vivió los partos, rupturas, alianzas y defunciones de varios grupos de izquierda (VR, PC, FOCEP, etc.). Aunque algunos lo acusan de la división de Izquierda Unida (IU), nosotros creemos que la IU ya estaba condenada a la desaparición desde su comienzo por el carácter estratégico reformista y por no tener una lectura original de la realidad peruana. No obstante, la victoria electoral metropolitana y provincial de IU, expresaban un auge de la izquierda peruana nunca antes vista en la historia republicana, a la cual, JDC, desde la presidencia de la FEPUCP, ayudo a forjar, a punta de persecuciones, expulsiones de la PUCP, y del país (cuestión que no han vivido ni Mulder, ni García, ni ninguno de los congresistas oficialistas y de oposición que lo sancionaron por un cínico cálculo político).
Este contexto histórico de auge de la izquierda mundial y nacional (con una correlación de fuerzas positivas para conquistar a occidente sino hubiera sido por la división burocrática chino-soviética), y las características particulares de JDC hizo que participara de contundentes paros nacionales como el del 19 de julio de 1977, que derrocó a la dictadura de Morales Bermúdez, convirtiéndose luego en uno de los líderes constituyentes más jóvenes (elegido desde el exilio junto con Hugo Blanco y otros), para luego desarrollar una carrera congresal apoteósica. De todos los discursos históricos de JDC el que más trascenderá será el siguiente: «…Si me quieren juzgar por haber presidido la comisión investigadora de los delitos económicos y financieros, que me sancionen, me voy contento. Si me quieren juzgar por haber mandado a tres miembros del directorio del Banco Central de Reserva a la cárcel por haber colocado dinero del Perú en el BCCI, me voy contento…Pero aquí, señor, no hay un pesetero, aquí hay una persona de principios…».
Este es el Legado de Javier Diez Canseco.
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