El conductor de la jornada fue el Dr. Federico Fasano, director de LA REPUBLICA, quien señaló que «hay una izquierda que busca encontrarse consigo misma, hoy en el poder.» Agregó que durante todos estos meses 24 panelistas «se plantearon hacia dónde va la izquierda uruguaya, cuál es su plan maestro, ¿vamos hacia el populismo, hacia […]
El conductor de la jornada fue el Dr. Federico Fasano, director de LA REPUBLICA, quien señaló que «hay una izquierda que busca encontrarse consigo misma, hoy en el poder.» Agregó que durante todos estos meses 24 panelistas «se plantearon hacia dónde va la izquierda uruguaya, cuál es su plan maestro, ¿vamos hacia el populismo, hacia la socialdemocracia, hacia un socialismo de nuevo tipo? ¿Involucionamos, reformulamos la izquierda? ¿Está hoy madura la ruptura anticapitalista del Uruguay? Todas estas han sido preguntas, interrogantes, dudas, anhelos, certezas que se han ido formulando».
Fasano subrayó la gran cantidad de dudas planteadas por los distintos panelistas y las muchas preguntas que quedan sin respuesta. «De todas maneras siempre hubo un objetivo y un horizonte en el que todos coincidieron: el objetivo de la izquierda uruguaya, es el mismo de la izquierda en el mundo, la emancipación humana», destacó el director de LA REPUBLICA. Añadió que «la izquierda sabe contestar muy bien el qué, pero le cuesta mucho formular el cómo. Hoy la gran pregunta sigue siendo: ¿ruptura anticapitalista para la emancipación o emancipación sin ruptura anticapitalista?»
«Ola progresista a contramano del mundo»
Emilio Cafassi, Profesor titular e investigador de la Universidad de Buenos Aires, escritor, ex decano, señaló que es factible en el contexto de la complejidad analizar qué es un avance y qué un retroceso. Frente a eso la emancipación humana es medible si se considera más allá de la mera economía la conquista de espacios materiales de vida, en lo que debemos comprender también libertades, derechos conocimientos, goces, involucramiento en las decisiones que nos afectan, etc.
Si las izquierdas tienen por misión una doble socialización, la de la riqueza material, y también la del poder, los placeres y las libertades
La izquierda uruguaya estaría en inmejorables condiciones para ello por cinco razones: porque el FA es una construcción política novedosa en términos históricos, por la tradición cívica del país sensible al cuidado institucional, porque es refractaria a la corrupción a diferencia a la tolerancia que tienen buena parte de las izquierdas de América Latina, por sus dimensiones reducidas y finalmente, porque ya sonaron todas las señales de alarma, cierto vaciamiento de los comités de base y las derrotas electorales en los plebiscitos.
En el plano de la legitimidad, sintetizó en dos palabras el objetivo a lograr, que es propender a una mayor democratización de los dispositivos de poder del Estado, los partidos y las organizaciones de la sociedad civil.
Concluyó parafraseando al poeta Benedetti, diciendo que para debatir la renovación de la izquierda «pueden contar conmigo».
«Profundizar los cambios»
Enrique Rubio, senador del FA, subrayó «la importancia de hacer una parada en el camino de lo coyuntural para pensar y mirar un poco más lejos». Sintetizó en una consigna la gran respuesta desde el punto de vista del gobierno de la izquierda: «hay que profundizar los cambios». Rubio advirtió que hay un déficit teórico importante y una gran exploración de caminos que de todas maneras va abriendo espacios, pero también tiene que hacer muchas rectificaciones, cambios, modulaciones. Como primera pregunta que se planteó Rubio es: ¿qué cosas han cambiado irreversiblemente en el mundo y en la sociedad? Añadió que desde su punto de vista se pueden señalar cinco grandes órdenes de problemas. «Primero, hay un complejo que se ha convertido en absolutamente estratégico, formado por los recursos naturales, el ambiente y la energía, que constituye un centro dinámico o bloqueador de procesos en todo el mundo y que afecta la sustentabilidad de la vida humana en el planeta».
Segundo, el otro gran centro dinámico, quizás el principal, es el vínculo entre los eslabones de la investigación científica y tecnológica y la innovación, indicó Rubio. «Lo importante es entender, desde una perspectiva socialista, que el socialismo es posible. Lo que hay que ver es en qué condiciones y cómo lo pensamos», añadió. Además advirtió que los nuevos activos de la investigación son totalmente diferentes a los medios de producción tradicionales.
El tercer gran tema de grandes cambios es la nueva geopolítica, indicó el senador del FA. Ello conlleva a una nueva redistribución mundial del poder, en la cual se acabó un gran centro de poder en Estados Unidos, aunque admitió que ese país sigue manteniendo la hegemonía cultural y militar, habiendo perdido poder en el plano económico y en otros órdenes.
Como cuarto gran cambio, Rubio señaló el auge restallante del mundo virtual. «Ha nacido una segunda realidad» en la cual se agregaron las nuevas tecnologías de comunicación como Internet y el resto. Subrayó que se trata de nuevos espacios de disputa claves, en los cuales la izquierda está rezagada.
Por último, Rubio dijo que el quinto gran cambio es que la relación entre partido, gobierno y sociedad no está bien resuelta porque los partidos progresistas tienden a estatizarse y perder protagonismo. Agregó que estos partidos tienden a la disputa por el poder interno, el acceso a los cargos públicos y por otro lado se desocializan en la otra dirección.
«La justicia social»
Constanza Moreira, senadora del espacio 609, basó su exposición en la diferencia de las marcas de la izquierda del siglo XX y las nuevas marcas del siglo XXI en América Latina. Afirmó «que a veces nos transformamos en la esperanza para las izquierdas europeas que esperan alguna buena sorpresa desde acá, habida cuenta del retraso que ha sufrido la teoría y la práctica de los partidos de izquierda en Europa». Señaló que desde 1998 hasta ahora, en doce años, muchas izquierdas han llegado al gobierno, «vale la pena que reflexionemos sobre lo que hemos hecho en esa práctica», dijo Moreira. Agregó que en esa práctica hay mucho del legado del siglo XX. De las marcas del siglo XX que sobreviven, Moreira destacó tres, que podrían formar parte de un corpus de los valores universales de la izquierda. La primera señaló que es la cuestión del Estado, que las izquierdas han hecho una dimensión central de su política, con más o menor audacia. Luego, en algunos países, dominados por algún recurso estratégico, como los hidrocarburos o el cobre, destacó que la soberanización de estos recursos ha formado parte de la práctica política de la izquierda. Subrayó el distributivismo como marca de la izquierda del siglo XX, «la justicia social con algunas renuncias», según la calificó, entre las cuales se destacan el abandono de la reforma agraria masiva,
Por último destacó las políticas sociales que dijo que no son una marca de las izquierdas ya que existen en México, en Colombia y aún en todas las propuestas de todos los organismos multilaterales. Recordó que en el Uruguay se llamaba el «escudo de los débiles» como lo llamaba el batllismo, aunque no lo mencionó, «con un componente asistencial complicado para el pensamiento de izquierda porque la mayor parte de estas políticas son de donación de bienes y servicios materiales frente a una población que permanece pasiva, que no la organizan ni la activan».
«Atraso de las condiciones subjetivas»
Eduardo Lorier, secretario general del Partido Comunista, realizó un profundo análisis económico, político y militar de la crisis del capitalismo. Retomó categorías marxistas como la alienación, el fetichismo de las mercancías. Dijo que «estamos viviendo momentos en donde se derrumba la producción sobre el valor trabajo, momentos donde la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia es un elemento fundamental a tener en cuenta, aunque los factores contrarrestantes de esta caída siguen operando pero no logran detenerla».
Resaltó un atraso en lo que los marxistas consideran como «las condiciones subjetivas» que implican la organización de los sectores obreros y de las capas medias imbuidas en el consumismo del capitalismo. En este factor, Lorier destacó una de las mayores dificultades de la izquierda.
«Hay involución en el mundo»
Reinaldo Gargano, presidente del Partido Socialista, expresó que es posible constatar una involución en el mundo, sobre todo en Europa, aunque sostuvo que es posible la transformación. Entre esas opciones dejó planteado el dilema de la humanidad. Señaló que hay que preguntarse si la fase actual del capitalismo es sencillamente una crisis. Admitió la capacidad del capitalismo de renovarse y expandirse aún. En su opinión «sin explotación del hombre por el hombre, sin competencia despiadada, sin robo, sin corrupción, el sistema capitalista no funciona porque está construido sobre estas bases.» Gargano insistió en que el sistema capitalista puede sobrevivir «pero va a tener que recurrir cada vez más a la violencia como en Irak, en Pakistán, en Honduras y en Afganistán, y a las guerras.»