Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín
El aniversario del primer año de gobierno del nuevo presidente de Ucrania Víktor Yanukóvich será recordado por un acontecimiento impactante. Después de que la revista «Forbes» publicase su lista anual de los hombres más ricos del mundo, da la sensación de que sobre el pódium de las estructuras de poder ucraniano hubiesen encendido una luz brillante y hubiesen dirigido el haz del proyector sobre un lastimoso grupo de personas, ante los que se sacrifica el bienestar de un país entero. En un instante se descolocaron todas las solemnes galas del jefe del estado, cuando en todos los canales televisivos bendecían sus esfuerzos titánicos por poner orden en el país, su incansable preocupación por la gente y nos aseguraban que dentro de nada todo iría bien. Ha quedado claro lo lejos que está el gobierno del pueblo, a quién sirve fielmente y que todas sus promesas no pasan de ser palabrería.
Con la vertiginosa disminución de los ingresos de amplias capas de la población y la catastrófica caída del nivel de vida como telón de fondo, la información de la revista «Forbes» donde se dice que durante el pasado año el multimillonario ucraniano y mecenas del Partido de las Regiones, Rinat Ajmétov, prácticamente ha triplicado su fortuna -de los 5.800 a los 16.000 millones de dólares-, sonó como si de un trueno se tratase. En el país por su puesto sería imposible encontrar a algún ingenuo que pudiese pensar que los ingresos del señor Ajmétov no están creciendo. Pero que se multipliquen por tres y en esas cantidades es ya el colmo de la desfachatez.
En esa lista de «Forbes» también aparece una decena más de multimillonarios ucranianos, aunque con unas cifras de miles de millones mucho más modestas.
No deja de ser curioso que los activos que están en manos de ocho de estos diez más ricos personajes, tengan que ver con la metalurgia. Pero la noticia es que han aparecido dos novatos, que han hecho sus fortunas en el sector agrícola. Ahora los habitantes del campo, que han sido arrojados a la miseria extrema, ya saben a quién se lo deben.
Curioso también comprobar como el año pasado, pese al corto espacio de tiempo que lleva el presidente Yanukóvich al frente del gobierno, ya le diese tiempo a condecorar a Ajmétov con la orden de «Yaroslav el Sabio» de quinto nivel, por su significativo aporte personal al desarrollo socio-económico, científico-técnico y cultural del estado ucraniano, sus destacados logros laborales y por su concienzudo trabajo a lo largo de estos años.
El propio Yanukóvich según el estudio «TOP Donbass» publicado por el Centro de estudios de perspectivas sociales, ha ocupado el décimo puesto en la lista de las personas más ricas de la región de Donetsk.
Comparemos ahora los éxitos de estos patrocinadores del gobierno con los «logros» de aquellos, a quien este gobierno debe servir en realidad. Según informa el Instituto de Estadística, en comparación con diciembre del año pasado, en enero de 2011 los ucranianos de a pie han visto reducir sus ingresos en un 12,6% (332 grivnas menos o 42 dólares). Contando con la inflación real, el sueldo se ha reducido en un 13,25%. En el sector estatal el salario se ha visto reducido en un 26,9%. Las mayores caídas en el nivel de ingresos se han producido en el sector de la salud con un 18,65% y de la educación con un 17,15%. El número de los que trabajan con jornada reducida ha crecido en un 4,3% hasta las 520 mil personas y los que se encuentran en suspensión de empleo sin ingresos ha crecido en un 110,1%, hasta alcanzar los 118 mil. El número de maestros que se ha visto en esa situación durante el mes de enero se multiplicó por 77. El crecimiento total de los salarios adeudados se estima en un 10,4%, 1,34 mil millones de grivnas (4,75 mil millones de rublos).
También se recortan los salarios en el sector privado. He aquí algunas cifras. En el sector inmobiliario la bajada es de un 17,4%, en la construcción de un 16,65, en la industria del plástico y caucho del 16,5%, en la de material eléctrico de un 16,2%, en la industria maderera de un 14,1%, etc.
El crecimiento constante del coste de los productos de alimentación y de los servicios comunales de la vivienda (electricidad, gas, calefacción) es tema aparte.