Órdenes de fusilamiento, asesinatos de minorías, persecución de judíos y de integrantes de la resistencia antinazi de países ocupados. Es sabido que todos estos fueron crímenes cometidos por funcionarios de Alemania nacionalsocialista antes y durante la segunda guerra mundial. Lo que es menos sabido – especialmente fuera de Alemania – es que relevantes funcionarios nazis […]
Órdenes de fusilamiento, asesinatos de minorías, persecución de judíos y de integrantes de la resistencia antinazi de países ocupados. Es sabido que todos estos fueron crímenes cometidos por funcionarios de Alemania nacionalsocialista antes y durante la segunda guerra mundial. Lo que es menos sabido – especialmente fuera de Alemania – es que relevantes funcionarios nazis continuaron ocupando cargos importantes en la República Federal tras la segunda gran guerra europea. Una investigación hecha pública esta semana apunta nuevamente en esa dirección: que la llamada «desnazinificación» de la Alemania de posguerra fue un proceso lleno de excepciones, agujeros y silencios.
Los primeros cuatro presidentes de la Oficina de Investigación Criminal del estado federado de Renania del Norte-Westfalia – el más poblado del país – estuvieron, por ejemplo, directamente implicados en crímenes nazis. Los cuatro murieron cobrando una pensión pública del estado. Esa la conclusión a la que llega un informe confeccionado por el historiador Martin Hözl, especializado en historia policial.
El descubrimiento no es «atípico», en palabras del mismo Hözl. «El resultado de la investigación es todavía más alarmante porque los cuatro presidentes mantuvieron sus viejos contactos de la época nazi mientras ocupaban el cargo», reaccionó Herbert Reul, el actual ministro de Interior de Renania del Norte-Westfalia, de la Unión Cristianodemócrata de Angela Merkel. «Desde la perspectiva actual, nunca deberían haber trabajado como policías», sentenció Reul.